Utrera
Adiós a «Casa Mascota», el histórico paraíso de los niños
Esta tienda de disfraces y regalos se ha quedado sin relevo generacional
Ha sido una de las sorpresas desagradables que se han llevado los utreranos en los últimos días, que han visto como sin previo aviso, uno de los comercios más emblemáticos de la ciudad, «Casa Mascota», ha echado el cierre. El culpable del cierre no es la pandemia del coronavirus, ni tampoco la crisis económica que padecemos, el responsable último es el enemigo común que se cierne sobre el comercio tradicional sevillano desde hace décadas: la falta de relevo generacional.
Antonio García, quien recogió el testigo de su padre —Salvador García—, se jubila y ya no hay nadie en la familia que se haga cargo del negocio —sus hijos han decidido tomar otros derroteros profesionales—, que por tanto ha cerrado ya de manera definitiva.
La historia de «Casa Mascota» es la historia de uno de los comercios más queridos de las últimas seis décadas en Utrera. Comenzó siendo inicialmente una taberna, que se fue transformando en una especie de semillería y que se hizo finalmente famosa por la venta de chucherías, frutos secos y polos de nieve en carritos ambulantes que llegaban a todo tipo de espectáculos como el cine de verano o a los eventos que se celebraban en la plaza de toros.
La falta de electricidad en la mayoría de los hogares de Utrera, provocó también que Salvador y Antonio García, padre e hijo, se dedicaran al reparto de hielo en numerosas barriadas, un elemento indispensable ya que apenas existían neveras eléctricas. Varias generaciones de utreranos nunca olvidarán el inconfundible sabor de los polos de anís que por pocos céntimos compraban en «Casa Mascota», ubicada en la plaza de la Constitución.
Artículos de broma
Tras ir dejando el reparto de hielo a un lado, la tienda se fue convirtiendo poco a poco en un auténtico paraíso para los más pequeños, siendo el primer establecimiento que comenzó a vender en Utrera artículos de broma, así como juguetes y disfraces de todo tipo. Ha sido siempre un lugar, donde los padres llevaban a sus pequeños para por ejemplo comprarles el regalo por las buenas notas.
«Voy a echar a todos mis clientes muchísimo de menos, por lo que quiero agradecer de todo corazón a la gente de Utrera el cariño que nos han brindado durante estos más de 60 años de actividad», cuenta Antonio García, quien ha regentado el negocio hasta sus últimos días y que contó con la ayuda de su cuñado Manuel Arenas hasta 2013, fecha en la que cambió de ubicación a otro local situado también en la plaza de la Constitución.
El nombre de la tienda procede del apodo con el que la mayoría de los ciudadanos conocía al abuelo de Antonio en Utrera, ya que al parecer tenía como costumbre portar siempre una mascota como sombrero. Un lugar que por mucho que cierre sus puertas, seguirá siempre abierto en el corazón de varias generaciones de utreranos.
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