Agricultura
La aceituna gordal de Utrera, un producto que busca la excelencia
Los productores utreranos trabajan para conseguir una aceituna con mayor calidad y seguridad alimentaria
La localidad de Utrera es la principal potencia mundial en el mundo de la aceituna gordal, un mercado que cuenta con clientes en todos los confines del globo terráqueo, principalmente en tierras norteamericanas. Los actuales retos que exige el mercado provocan que los agricultores locales tengan que afrontar nuevas situaciones para las que es necesario estar convenientemente preparados, ya que como se suele decir, «el cliente es el que manda» y el que a la postre pone las condiciones en las que quiere comprar el producto. De esta manera se trata de luchar contra ciertas costumbres relacionadas con la utilización de productos fitosanitarios , que ya en la actualidad el mercado no admite.
La cooperativa utrerana Utreace, que en la actualidad cuenta con más de cien socios de pleno derecho y sesenta socios colaboradores, ha puesto en marcha un programa pionero en la localidad que tiene como objetivo mejorar la calidad de la producción de la aceituna en Utrera. «El campo siempre se enfrenta a nuevos retos, por eso los agricultores tenemos que cambiar en cierta forma el chip . En la actualidad lo más importante, más allá de la cantidad, es producir con calidad y sobre todo con seguridad alimentaria», explica Antonio Moreno, técnico de la cooperativa.
Por primera vez en la localidad, Utreace ha propiciado el surgimiento de una API (asociación de producción integrada), para que todos los agricultores y miembros de la cooperativa tengan acceso a asesoramiento profesional para producir de manera más segura , con mayor calidad y de forma más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Las gordales que se cultivan en los campos utreranos acaban la mayoría de ellas en Estados Unidos, un país que cuenta con una serie de normativas sanitarias y alimentarias mucho más restrictivas de las que aplican otros países. En el caso de que el producto final contenga trazas de materiales y productos que se utilizan de manera tradicional para tratar enfermedades y plagas que pueden padecer los olivos, directamente esa mercancía no puede entrar en el país. «Cuando llega un barco cargado de aceitunas a Estados Unidos, si el producto no cumple con la normativa del país, directamente se queda en el puerto , no se desembarca el material, con la ruina económica que ello conlleva», explica Moreno.
De esta manera la creación de la API tiene como principal objetivo que los agricultores conozcan de primera mano los criterios de intervención que tienen que seguir cuando sus olivos se enfrenten a una plaga o enfermedad, aplicando siempre la materia activa y la concentración adecuada. En algunos casos, por desconocimiento, los agricultores han abusado de los productos fitosanitarios y herbicidas que se usan para tratar las cosechas o no han respetado los denominados plazos de seguridad, aplicando estos productos en un momento demasiado cercano a la recogida del fruto , por lo que al final la cosecha termina teniendo residuos.
Tradicionalmente los agricultores han tenido que echar mano de pesticidas y herbicidas para defender sus cultivos de diferentes amenazas, que en Utrera cobran las formas de la «mosca del olivo», el repilo, la prais o las malas hierbas. No es que en la actualidad no puedan usar los productos adecuados, sino que las duras restricciones del mercado estadounidense, provocan que haya que seguir una serie de pautas tanto en las cantidades que se usan como en el tiempo en el que se aplican .
Durante siglos el cultivo de la aceituna en Utrera apenas ha variado, trabajando los agricultores casi con los mismos medios que ya lo hacían los romanos. En cualquier caso los tiempos cambian, la situación evoluciona y al campo utrerano no le queda otro remedio que adaptarse a lo que los mercados exigen en la actualidad, donde la seguridad alimentaria se ha convertido en un aspecto realmente fundamental .
Los campos utreranos guardan un tesoro en forma de una aceituna gordal única en el mundo, que en estos momentos crece poco a poco de cara a la próxima campaña. Un año en el que según Antonio Moreno « ha llovido un 50% menos de lo habitual , pero donde se espera una cosecha de menos kilos pero de mucha calidad al aplicar por primera vez estos criterios».