La temporada del atún empieza con menos interacciones de las orcas con los barcos

Aunque ya son algunos casos los que se han conocido, hasta el momento se han registrado menos interacciones que en el mismo periodo del año anterior

Ejemplares de orca ibérica L.V.

Macarena García

Las interacciones entre orcas y embarcaciones en aguas del Estrecho y del golfo de Cádiz son un fenómeno que viene sucediendo desde el año 2020 cuando en el mes de mayo se produjo el primer hundimiento de un velero por parte de estos animales. Desde entonces, son numerosas las interacciones (hay en torno a 700 registradas) sin que, hasta el momento, haya consenso en las causas que han llevado a estos animales a centrarse en los timones de las embarcaciones. La última de ellas, el velero de regatas 'Irina' de 14 metros de eslora que navegaba por aguas cercanas al cabo de Trafalgar esta misma semana.

El Grupo de Trabajo de la Orca Atlántica, formado por distintos expertos, lleva desde entonces trabajando en recogida de datos, difusión de información, divulgación e investigación. De hecho, parte de su trabajo se ha centrado en elaborar mapas con avistamientos e interacciones y una aplicación móvil que señala las zonas de más riesgo, siempre en base a los datos aportados por los marineros. Una herramienta que ha resultado de gran utilidad a los navegantes para evitar los encuentros con estos cetáceos.

Alfredo López, doctor en Biología, es uno de los miembros que pertenece al GTOA. Según sus datos, confirma que, hasta el momento, se han reducido las interacciones con respecto al mismo periodo de años anteriores. Una de las causas puede ser que los navegantes estén alerta y utilicen las herramientas puestas a su disposición, pero para el biólogo esa no sería la causa principal, sino «que las orcas mantuvieron comportamiento diferente». Y es que estos animales llegan al Estrecho para la temporada del atún. En años previos, la llegada de las orcas se había producido en enero, pero este año se ha retrasado este momento y «están más dispersas», comenta Alfredo.

Otro de los factores que ha podido influir en esta reducción es los cambios que se han producido en los grupos de orcas. Hasta ahora, se han identificado 16 ejemplares como los que interaccionan con las embarcaciones, pero estos cambios también han podido traer cambios en el comportamiento. «Las orcas forman sociedades muy abiertas y cambian de grupos. Son muy dinámicas desde el punto de vista social». Y, aunque las interacciones se han reducido, hasta el momento, es imposible que no se produzcan ya que «donde hay orcas, barcos y atunes, hay interacciones».

Desde el GTOA se quejan de la falta de unidad, ya que «se ha empeorado en la recogida de información y la coordinación de respuesta. Ya hay muchas plataformas, y esto crea confusión en los navegantes porque las recomendaciones son dispares». Por eso, Alfredo destaca que es fundamental la colaboración entre instituciones y que los navegantes continúen proporcionando información para tratar de comprender este comportamiento, elaborar un protocolo único de respuesta y eliminar riesgos para las embarcaciones.

El exceso de atún, posible causa

Con la intención de unificar datos y respuestas esta situación, los gobiernos español y portugués organizaron una jornada de trabajo con la Comisión Ballenera Internacional que se celebró en Madrid el pasado mes de febrero. Expertos de los dos países y de Marruecos se reunieron para compartir información y tratar de extraer conclusiones que han expuesto en un informe publicado recientemente.

La primera de ellas, es recomendar a las embarcaciones alejarse de las orcas en cuanto se produzca el avistamiento, hacia la costa o hacia un área donde sea fácil el rescate y alertar a las autoridades. No se deben usar métodos que puedan dañar a las orcas. Circulan por redes sociales en los que los navegantes utilizan petardos o tratan de electrocutar a los animales. Esto, además de dañar a una especie que está protegida, podría reforzar el comportamiento. Según los expertos, utilizar ruidos o sonidos como medida de respuesta, se debería autorizar, pero solo en casos extremadamente necesarios.

Pero quizás lo más interesante que afirma el informe de este encuentro es que la recuperación de la población de atún podría ser la causa de que las orcas busquen 'jugar' con los barcos. Con una población inferior, los animales se centraban en el esfuerzo de la caza para alimentarse, pero con la recuperación de la especie, sobre todo los ejemplares jóvenes, tienen más tiempo para explorar otros comportamientos, por lo que sería una actividad lúdica y nunca un ataque.

Desde el GTOA evitan pronunciarse sobre este informe hasta haber estudiado bien su contenido, pero mantendrán su trabajo y su tarea de divulgación para proteger a la orca ibérica.

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