INFLACIÓN
«Como sigan subiendo los precios, cerramos y nos vamos»
La subida generalizada de los precios de alimentación, energía y combustible está dejando una profunda huella en Cádiz, que ha sido la segunda provincia andaluza en la que más han aumentado en 2023
Es uno de los grandes quebraderos de cabeza de la economía de las familias en este momento. Cuadrar las cuentas y llegar a final de mes es cada vez más difícil. La subida de los precios está afectando a nivel global, pero su impacto se está notando especialmente en las familias y el pequeño comercio.
Según los últimos datos sobre el Índice de Precios al Consumo, Cádiz es la segunda provincia andaluza donde más han subido los precios en este 2023. Esto se está notando especialmente en los alimentos y las bebidas no alcohólicas, el grupo en el que más han subido.
El aceite de oliva encadena el ranking de productos que más han elevado su precio en este 2023, con un aumento de un 46,9%. Justo por detrás, encontramos la fruta fresca y, en el tercer puesto las verduras y las legumbres. Tres tipos de productos que son de consumo habitual en todos los hogares.
Este aumento del precio de la cesta de la compra está siendo un gran obstáculo para las familias que cada vez ven más difícil llegar a final de mes manteniendo el mismo ritmo de consumo. Los recortes están llegando a todas las casas para poder seguir pagando los productos de primera necesidad.
«Hemos quitado caprichos»
María convive con su pareja. Actualmente está desempleada, con lo que subsisten con un solo sueldo que cada vez tienen que estirar más. «Antes ahorrábamos todos los meses un poquito y, ahora, hay veces que intentando gastar menos, tenemos que tirar de ahorros». Sobre si en este contexto han tenido que cambiar sus hábitos de consumo, reconoce que «nos hemos sentado para ver qué gastos podíamos recortar y hemos quitado lo que eran caprichos».
En este apartado entran algunos conceptos como ocio o actividades deportivas, una vez restados los gastos de primera necesidad: «No podemos dejar de pagar el coche, tampoco podemos recortar en luz, agua, comida o teléfono. Hago siempre por buscar las mejores tarifas y los mejores precios, pero aun así, hay veces que no se puede hacer más». A pesar de esto, María se siente afortunada: «tenemos la suerte de que no tenemos niños que alimentar y nos podemos organizar y vivir tranquilos aunque haya que recortar».
«Los niños son lo primero»
En familias con niños, llegar a final de mes se está haciendo más complicado aún. Isabel, por su parte, es ama de casa con dos niños pequeños de cinco y ocho años. Hace trabajos esporádicos para complementar el sueldo de su marido. «Los precios están disparatados. Cada vez me cuesta más llegar a final de mes», asegura. Como madre de familia en la que entra un solo sueldo, se ve cada día en la lucha por minimizar los gastos innecesarios.
Tiene claro que «mis niños son lo primero, y si tengo que recortar, lo hacemos en cosas para su padre o para mí. A ellos que no les falte de nada». Aun así, los precios de la alimentación han afectado a la compra habitual: «al precio que están las patatas y el aceite, lo de hacer patatas fritas se ha quedado para los días especiales».
«Los sueldos no han subido al mismo ritmo que los precios»
Pero si los consumidores se han visto afectados, los pequeños negocios no se quedan atrás. Un ejemplo es la frutería Chico en la calle Sacramento que regenta Antonia.
Ante la pregunta de cómo está afectando a su negocio la elevación de precios cuenta que «la gente no tiene para poder comprar porque los sueldos no han subido al mismo ritmo que los precios». Lógicamente, en su frutería se han visto obligados a subir los precios, aunque asegura que «se intenta subir lo mínimo para, por lo menos, sacar un sueldo».
Para Antonia la situación no es sostenible a largo plazo y afirma que, estando cerca de la jubilación como ella, «como sigan subiendo los precios, cerramos y nos vamos al campo». Muchas horas de trabajo en un negocio para que cada vez sea más difícil reunir un sueldo y poder, al mismo tiempo, asumir la subida de precios como consumidores.
«La gente consume menos pescado»
Alejandro es propietario de una pescadería cerca de la Avenida en la capital gaditana. La subida general de los precios dice que, en un producto como el pescado, se ha notado menos porque no tiene costes de producción. Sin embargo, en productos de piscifactoría como, por ejemplo, el salmón, sí que se ha notado de forma más directa, por la subida del precio de los piensos. «El año pasado el kilo de salmón estaba a 5, 6 o 7 euros como máximo. Ahora está estabilizado en 10-12 euros, pero has llegado a estar en 17. Y esto hablando de salmón entero, que luego hay que trocearlo».
Otra de las cosas que influyen en el precio del pescado es la falta de relevo generacional y que cada vez salen menos barcos a pescar.
En lo que sí ha notado Alejandro la inflación es en el gasto de sus clientes. «El que antes se gastaba 30, ahora se gasta 10 y el que se gastaba 10, ahora no viene». También apunta que antes de que comenzara esta situación, el ticket medio en su negocio era de 30 euros y que ahora en torno al 70% de las compras son de unos 7 u 8 euros cuando antes eso sucedía un par de veces por semana.
Las conversaciones en la pescadería también son un buen indicativo de cómo están viviendo los consumidores la situación económica actual: «yo escucho a la ente agobiada por la subida de las hipotecas, la subida de la luz, de la gasolina», cuenta Alejandro.
«Ahora necesitas 50 para lo que antes gastabas 30»
José trabaja en una carnicería en la calle Amaya y resume la afectación negativa de la inflación en su negocio en que «el porcentaje de beneficio es más pequeño». «Hay cosas que antes le metía un porcentaje 30% y ahora el 15% porque si no, se va de precio y no se vende», relata. También reconoce que «estoy comprando cosas al precio al que las vendía antes», reconoce.
En cuanto a los productos en los que más se está notando esta subida, explica que «los huevos, el pollo y, sobre todo, el cerdo, que cuando empezó todo esto, subía todas las semanas». De hecho, esto ha provocado que a su carnicería no llegue el cerdo ibérico porque «la gente ha dejado de comprarlo por el precio y como son productos perecederos, no puedo tenerlos mucho tiempo». «El que compraba cerdo ibérico, se ha pasado al blanco», añade.
Además «como la subida de precios no es solo con la carne, pues ahora necesitas 50 para lo que antes gastabas 30».
Mientras las grandes empresas tienen más herramientas para sobrevivir a la inflación, los pequeños comercios se ven ahogados ante la disminución de su margen de beneficios y de las ventas, en una situación que a muchos les está obligando a plantearse el cierre o incluso a liquidar el negocio.