MORÓN DE LA FRONTERA
Un año y tres meses de trabajos comunitarios por maltratar a su pareja en «un clima de terror»
Un acuerdo entre las partes permite una «sensible» reducción de las penas al acusado, que se enfrentaba a 17 años de cárcel
Tres magistrados de la Sección Cuarta de la Audiencia de Sevilla tenían previsto juzgar este miércoles a un varón por maltratar, amenazar y lesionar a su pareja desde octubre de 2014 hasta julio de 2016 cuando convivían en Morón de la Frontera . Tenían un hijo en común. Sin embargo, un «buen» acuerdo entre las partes ha permitido una «sensible» rebaja de las penas : de 17 años de cárcel a 21 meses de prisión y año y tres meses de trabajos comunitarios.
El varón iba acusado de catorce delitos de malos tratos, vejaciones, coacciones, amenazas, detención ilegal y lesiones. Finalmente, la Fiscalía le ha retirado el delito más grave, el de detención ilegal. El total de la condena impuesta y con la que se han mostrado conforme el fiscal, la acusación particular y la defensa, así como el propio acusado ha sido 21 meses y un día de cárcel, 471 días de trabajos en beneficio de la comunidad , 20 años de privación de tenencia de armas y once años y siete meses de prohibición de comunicación y acercamiento a la víctima. En este sentido, hay que descontar el tiempo transcurrido desde que se el impusiera las primeras medidas de alejamiento en febrero de 2017.
Aunque el Ministerio Público ha retirado su acusación por detención ilegal ha remarcado que los malos tratos tuvieron lugar en «el clima de terror « que causó el varón.
El tribunal, que ha dictado sentencia «in voce» y ha declarado la firmeza del fallo, ha acordado la suspensión de la pena privativa de libertad . No obstante, se ha dirigido al acusado subrayando la importancia de que cumpla todas las medidas impuestas, pues venía acusado de «no pocos delitos en el ámbito de la violencia de género» y se ha reducido «sensiblemente» las penas gracias a un buen acuerdo de las partes.
Al mismo tiempo, le ha advertido que ha de cumplir todos los días de trabajos para la comunidad y no volver a delinquir durante los dos años que dura el periodo de suspensión de la pena. Igualmente, tendrá que someterse a un curso formativo de igualdad en el Centro de Internamiento Social de la cárcel de Sevilla I. Y por supuesto debe abonar la indemnización de 6.000 euros a la víctima.
Los hechos
La relación entre la mujer y su presunto maltratador «no fue pacífica», existiendo repetidos conflictos entre la pareja, en las que el acusado, «con ánimo de influenciar la autoestima de la perjudicada», vino infiriendo malos tratos psicológicos con amenazas, insultos y vejaciones tales como «guarra, zorra, inútil»; y también físicos, con puñetazos, patadas, empujones y bofetadas .
El dominio y control que el acusado ejercía sobre su pareja llegaba a sus redes sociales . Le revisaba el móvil, le quitaba la batería y el cargardor. En ese clima de miedo, le controlaba su dinero, su forma de vestir y la dejaba encerrada en el piso y sin llaves para que no pudiera salir.
Comenzaron a convivir en marzo de 2014 y desde entonces fueron bastantes los episodios de malos tratos. En diciembre de ese mismo año, estando ella embarazada de tres meses y tras regresar a casa después de haber estado un rato con sus amigos, la pareja discutió. La cogió de los pelos y la arrastró por el suelo, le propinó tortazos y puñetazos en la cabeza. Ella logró zafarse, cogió un cuchillo de la cocina y se fue a la calle corriendo. Él salió detrás y la alcanzó.
Logró quitarle el cuchillo y ya en casa, se lo puso en el cuello y la arrinconó contra la puerta: « no te mato y te descuartizo porque me va a costar mucho trabajo y seguro que me pillan».
Ese mismo mes el acusado se encontró en su casa un mechero que no era suyo y atribuyó a su pareja una infidelidad, lo que provocó que le diera otra paliza. «Con esa pala es con la que te voy a enterrar detrás de mi casa», le dijo en Semana Santa de 2015 , cuando ella ya estaba de ocho meses.
En junio de 2016, ella quiso romper ya la relación. Aquello le provocó recibir un guantazo. A pesar de la separación, un mes después y motivado por una visita para ver al niño, le volvió a pegar. No fue hasta febrero de 2017, cuando el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número uno de Marchena acordó medidas de alejamiento y comunicación contra el varón. Después de esa fecha las amenazas por teléfonos continuaron: « Yo a ti te tengo que matar, te tengo que asesinar ».
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