MAIRENA DEL ALCOR

El vestidor de la Humildad que le habla a la Virgen

Mario Navarro Ortega viste desde hace años a seis vírgenes maireneras. A la de la hermandad de la Humildad le habla como si fuera una persona «pero con el máximo respeto»

Mario Navarro viste a la Virgen junto a su camarera, Agustina Alba A.G.

ALBERTO GUILLÉN

Mario Navarro Ortega (Mairena del Alcor, 1984), es el vestidor más joven y solicitado de su pueblo natal. Actualmente es el reponsable del vestuario de hasta seis titulares de hermandades maireneras: viste a las vírgenes de los Dolores y del Dulce Nombre, de su hermandad de la Humildad, y también a la Virgen de las Tribulaciones, de las Ánimas, la Virgen del Mayor Dolor, de la Piedad, la Virgen del Carmen y la Reina de Todos los Sant os, acogida en la capilla del cementerio municipal San José.

Además, desde 2013 también se encarga de vestir a la Virgen de los Dolores, de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno , de Los Molares y recibe numerosos encargos para diseñar altares de cultos y ataviar imágenes de particulares.

Aunque, según reconoce, «todas las vírgenes tienen su belleza única e intento que muestren su propio sello, quizás la más especial para mí es la mía, la Virgen de los Dolores, de la Hermandad de la Humildad, a la que mi familia ha estado siempre unida y a la que me siento especialmente vinculado».

Precisamente, empezó como asistente de Andrés Sánchez , antiguo vestidor de la Humildad, aunque ya desde muy pequeño soñaba con vestir a la Madre de Dios. Tenía apenas 11 años, explica Mario, cuando «modelé una virgen de barro de unos sesenta centímetros. Compré tela de aquí y allí y le hice varias capas y tocados. Recuerdo que me pasaba el día vistiéndola de una forma y otra, según me iba pareciendo».

Desde el año 2000 ya ayudaba a Sánchez en su hermandad y en 2003 se le encargó por primera vez que se ocupara del atuendo de la Virgen de las Tribulaciones . Varios años más tarde, en 2007, recibió la consagración definitiva cuando se le encargó que vistiera a su Virgen de los Dolores , tras recibir la Medalla de Oro de Mairena del Alcor.

Para Mario, que estudió enfermería y llegó a trabajar en una residencia, el vestidor «nace, no se hace, tienes que tener un don y una afición». Reconoce como referentes a José Garduño Navas, vestidor de la Macarena, J. Antonio Grande de León y Antonio Bejarano, y dice que hace mucho caso de Agustina Alba , su camarera.

Agustina es además hija de Ángeles Montero , que también fue camarera de la virgen, y Juan Alba, durante muchos años capataz en la hermandad. Reconoce que su trabajo «es un acto muy íntimo» que lleva a cabo «con el máximo respeto», y que a veces «le hablo como si hablara a una persona».

Mario resalta la importancia ya que «el vestidor da vida a la talla , en cierto sentido, nuestro trabajo culmina la obra del escultor». Por último, destaca la fe como motor en un trabajo que «no se cobra, al contrario, al final siempre acabas aportando dinero de tu propio bolsillo», algo que hace «con todo el gusto y la satisfacción del mundo».

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