Coronavirus en Sevilla

Un vecino de Brenes corre un maratón tras dar 925 vueltas entre dos azoteas y subir 14.000 escalones

Compró un dorsal solidario a beneficio de Cáritas, retransmitió la prueba en directo a través de las redes sociales y la completó en diez horas en homenaje a las víctimas del coronavirus

Juan Quesada al acabar el maratón disputado entre las dos azoteas de su casa de Brenes ABC

Martín Laínez

El confinamiento y el deporte son dos conceptos que no se asocian nada bien entre ellos, pero tirando de ingenio se pueden compaginar bien aunque haya que recurrir a acciones como las que ha vivido un vecino de Brenes.

Deportista habituado a carreras de largas distancias, tanto a pie como en bicicleta, Juan Quesada ha querido rendir un homenaje a todas las víctimas que se ha cobrado el coronavirus en España y ayudar al mismo tiempo a Cáritas . Y lo ha hecho como mejor lo sabe, corriendo pero con la salvedad de que en esta ocasión no lo ha hecho al aire libre, sino en su casa.

Habituado a participa en maratones , lo ha hecho en nueve ocasiones (tres en Madrid, dos en Valencia y otras cuatro en Sevilla), este vecino de Brenes nacido hace 45 años en Madrid se las ingenió para montar un recorrido entre las dos azoteas de la vivienda de su pareja en este municipio sevillano. Dos azoteas unidas por quince escalones que ha tenido que subir y bajar 925 veces. En total, 13.875 escalones subidos y bajados.

«Todavía me duelen las piernas. Ha sido el maratón más duro que he disputado hasta la fecha por las condiciones especiales y porque he tenido que salvar 3.052 metros de desnivel entre azotea y azotea, la pendiente correspondiente a 17 veces la altura de Torre Sevilla, o lo que es lo mismo más desnivel que la subida al Veleta, que son 2.800 metros en 50 kilómetros», explica Quesada.

Esta hazaña la llevó a cabo el pasado domingo en la vivienda que comparte con su pareja desde hace cinco años, cuando se vino a vivir a este municipio sevillano tras pasar un largo periplo en un pueblo de Jaén y para ello estableció un circuito casero con los artilugios que en ese momento disponía.

«Conté los metros de cada azotea y la escalera y calculé las vueltas que debía dar hasta llegar a los 42.195 metros. Y para no estar contando vuelta a vuelta hice un gráfico donde tachaba ciclos de cinco vueltas », explica Quesada quien asegura «si bien la fatiga la nota uno en el muro de los 30 kilómetros en un maratón normal, aquí me llegó a los diez kilómetros».

Y para evitarlo, estableció un punto de avituallamiento «con geles, bebidas isotónicas, frutos secos, gominolas... todo lo que los deportistas usamos para estas largas distancias». Además contó con la «ayuda» de sus amigos y familiares en la distancia puesto que colocó una cámara en un punto y retransmitió en directo toda esta aventura , que la inició a las 7.30 horas y la acabó diez horas más tarde. «A veces leía los mensajes de ánimo en el directo de Facebook o hablaba con mis familiares más directos y amigos y eso me motivaba a continuar hasta el final», detalla.

Y el motivo por el que llevó a cabo esta aventura fue por «homenajear a todas las víctimas del coronavirus ». El maratón de Madrid, que se aplazó por la pandemia, puso en marcha una iniciativa solidaria para que los que quisieran donaran una cantidad de dinero para adquirir un dorsal solidario con el que realizar una carrera de la distancia que quisiese, pero en casa, un dinero que va destinado a Cáritas.

Precisamente fue el de Sevilla el último maratón que se pudo celebrar antes de decretarse el estado de alarma , una prueba en la que Juan Quesada participó, «si bien tengo que decir que no me lo preparé muy bien porque salía de una lesión y pudo acabarlo, que era mi objetivo, con el peor tiempo de los otros ocho que he corrido».

Asegura que además de correr practica ciclismo solidario , deporte gracias al cual conoció a su actual pareja, puesto que un hermano de ella que era ciclista como él perdió vida en la carretera y a partir de ese momento Juan Quesada organizó una prueba que recorría las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla como homenaje al que habría sido su cuñado. Fue entonces cuando conoció a la persona que comparte su vida actualmente en Brenes.

A lo largo de los 42 kilómetros disputados en su casa, este deportista que ha llegado a participar en pruebas tan duras como el Desafío de Doñana o el ascenso al Veleta asegura que si «bien la subida de los 15 peldaños de la escalera la hacía normal pero con esfuerzo, las bajadas me resultaban menos forzosas puesto que me apoyaba en las barandillas con los brazos y casi prácticamente no rozaba los pies en el suelo para no dañar las rodillas ».

Al final, en la meta le esperaban su pareja y el hijo de esta, quienes le entregaron un trofeo y una botella de champán como premio a tan duro, pero solidario, esfuerzo.

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