CULTURA
Los últimos videoclubes de la provincia, refugios de un mundo de felicidad plena
Los cambios de costumbres, internet y las plataformas de streaming han arrinconado a estos lugares mágicos plagados de historia
Realmente había algo muy especial en ese momento, por lo general cercano al fin de semana, en el que tocaba la visita de turno al videoclub del barrio, perderse por sus misteriosos pasillos repletos de carátulas y elegir una o varias películas para poder disfrutar ... del tiempo libre. Se trata de un costumbre que muchos disfrutaban con todos los sentidos, plagada de romanticismo, de realidad y de contacto humano, que poco a poco fue arrinconada primero por las descargas de internet y más recientemente por el surgimiento de plataformas de streaming como Netflix, HBO o Amazon , que llevan el catálogo de series y películas directamente hasta el salón de cada casa.
Un mundo, que aunque parezca mentira, no se ha extinguido aún, ya que todavía permanecen algunos valientes al frente de videoclubes en diferentes puntos de la geografía de la provincia sevillana. Personas que creen en lo que hacen, enamorados de su trabajo, queridos por sus clientes y que se niegan a ser engullidos por una marea que en la última década ha ido destrozando a la gran mayoría de estos negocios, que de una u otra manera han tenido que ir cerrando sus puertas .
«En algunos momentos parece casi una quimera que sigamos abiertos, pero lo cierto es que aquí seguimos, conservando a antiguos clientes, que son casi como una familia y espero que no cerremos nunca», cuenta Pedro Pérez, gerente de «MovieGame», situado en Tomares y que permanece abierto desde el año 2011, aunque Pedro trabaja en el sector del alquiler de películas desde 1988.

El establecimiento tomareño se ha convertido en un símbolo en toda la comarca del Aljarafe, y para poder subsistir también es un lugar de referencia para los amantes de los comics, los videojuegos, libros y juegos de mesa. Como dato curioso, tiene servicio a domicilio a través de whatsapp e incluso junto a la película te llevan a casa los productos de una pizzería vecina, todo un ejercicio de malabarismo para seguir al frente de este sueño. «A pesar de todo, el alquiler y la venta de películas sigue siendo el elemento principal de nuestro negocio, que si no me equivoco de la zona más cercana a Sevilla e incluyendo la capital, es el único videoclub que permanece abierto».
Hay videoclubes con servicio a domicilio que incluso llevan a sus clientes productos de una pizzería vecina
Contra viento y marea también sigue en pie « Videoclub Consolación», que se sitúa en Utrera y que lleva siendo una referencia en la ciudad desde hace tres décadas. Tras el cierre hace cuatro años de «Videoclub Al-Andalus», que pasó a convertirse en una tienda especializada de objetos de coleccionista, es el único establecimiento de estas características que sigue abierto en Utrera. «Contamos con una clientela fija desde hace 30 años que siguen viniendo a alquilar películas, sobre todo los fines de semana, de hecho todavía sigue viniendo el socio número 1 del video club», explica María del Rosario Lobo, quien junto a su marido Antonio Castejón, son una pareja muy conocida en la localidad y que están asociados de manera inevitable al mundo del cine.
Para que el negocio sea mínimamente rentable, resulta imprescindible la diversificación y no depender exclusivamente del alquiler de películas. De esta manera, en este estalecimiento utrerano también se alquilan y venden videojuegos, móviles, chucherías y apuestas de la ONCE. « La irrupción de internet nos hizo mucho daño , porque antes de ese terremoto por ejemplo en Utrera había siete u ocho videoclubes y ahora sólo estamos nosotros, y diría que en toda la provincia los que quedan abiertos se podrían contar con los dedos de una mano», explica María del Rosario.
La realidad de los videoclubes lleva languideciendo a marchas forzadas a lo largo de la última década, mientras que la irrupción de la pandemia ha sido terrible para muchos de ellos que ya estaban heridos de muerte y a los que la situación sanitaria les ha dado la puntilla definitiva. Es el caso por ejemplo del «Videoclub Batman», situado en Dos Hermanas, que abrió sus puertas en 1989 y que las cerró a lo largo del pasado 2020. Un caso parecido al videoclub «Ori», ubicado en Los Palacios, que cerraba también sus puertas a finales de 2020 para convertirse en una tienda de golosinas y de juguetes, una reconversión realizada por muchos de estos negocios.
En otras ciudades grandes de la provincia como es el caso de Écija o Alcalá de Guadaíra, también han dejado de existir en los últimos años videoclubes a los que los aficionados al cine puedan ir a alquilar algunos títulos, que a pesar de todo siguen editándose tanto en DVD como en Blue Ray, y que tardan aproximadamente en llegar a este formato unos tres meses desde que se estrenan en las salas de cine. En comarcas enteras como pueden ser la Sierra Norte o la Sierra Sur, tampoco queda abierto ninguno de estos auténticos templos de la diversión y el ocio.
En la actualidad es indudable que elegir una de las miles de películas que existen en cualquiera de la plataformas a las que tenemos acceso simplemente pulsando un botón es infinitamente más cómodo que acudir a un videoclub a alquilar una película, pero algo tienen estos locales que para aquellos que los conocieron en su época dorada siguen irradiando una magia especial. Y es que esos videoclubes que siguen resistiendo la dirección de los tiempos y permanecen abiertos en la provincia de Sevilla son aunténticos refugios de felicidad plena . De acuerdo, ahora podemos elegir entre miles de películas sin movernos del sofá, pero ¿Realmente somos más felices que cuando un viernes por la tarde íbamos al videoclub a alquilar una película?
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