LEBRIJA
El último taller de sillas de enea alcanza la cuarta generación
Juan Carlos Castro «el Sillero» es el bisnieto del fundador del último taller artesanal que queda en Lebrija
La enea o espadaña es una planta herbácea acuática emergente, robusta y perenne, distribuida prácticamente por todo el mundo, que siempre ha estado muy ligada al desarrollo de las civilizaciones. De hecho, lo mismo ha servido para fabricar papel en China o construir barcas y balsas en Bolivia y en Perú , como para tejer cómodos asientos para las sillas. Y es que no hay nada más tradicional en Andalucía que una silla con asiento de enea.
La manipulación de esta planta para cualquiera de sus usos históricamente ha estado ligada a las hábiles manos de artesanos que conocían el secreto de preparación y tejido, pero de estos artesanos cada vez quedan menos.
En Lebrija, Juan Carlos Castro , de 49 años de edad y padre de dos niños de 15 y 13 años, mantiene abierto y en funcionamiento el último taller artesano del municipio, la última carpintería, que incluye la elaboración de sillas con asientos de enea: Artesanía Juan Carlos Castro Pérez el Sillero. «Estoy especializado en tejer asientos de enea para las sillas que también fabrico, pero de la misma manera te hago un mueble», aclara a ABC Provincia .
Fundado el taller a principios del siglo XX en la localidad gaditana de Benamahoma por su bisabuelo, Juan Castro Pérez, en 1947, «coincidiendo con la muerte de Manolete y la explosión del polvorín de Cádiz», su hijo, Manuel Castro , decide junto con su esposa trasladarse a Lebrija «porque aquí había más salidas, había más vida; y acertaron». Ya en 1956 el padre del actual artesano, José Castro Pascual-Vaca , compra una nave y veinte años después se muda a la calle Zancarrón Jazmín.
Estando Juan Carlos Castro en el servicio militar, en 1986, su padre se jubila y él se hace cargo de un negocio que comenzó fabricando sillas zapateras, «ni altas ni bajas», y mesas tocineras para matanzas. «Sigo la tradición , pero de una forma más diversificada trabajando sillas de enea pero también de cordel, tapizadas o de madera», señala El Sillero . Entre las de enea, «fabrico tanto la silla lebrijana como la bodeguera o la de palacios, y antes hacía muchas con la madera torneada, pero esto también va por modas y ahora no se llevan tanto».
Juan Carlos Castro lleva la artesanía en sus genes puesto que además de su padre, abuelo y bisabuelo, su madre, Dolores Pérez, también tejió sillas de enea en el taller familiar.
Superando la crisis
En el año 2000, Artesanía Juan Carlos Castro Pérez el Sillero fabricó más de 130 sillas bodegueras para la plaza de toros de Ronda, justo el año en que su esposa, Pepi Santos , comenzó a tejer la enea.
«Hemos aguantado tres años muy malos para el negocio, pero vamos a seguir en la misma línea a pesar de que aquí en Lebrija , y en general en todas partes, la gente no valora los trabajos artesanos», lamenta Castro.
En el taller de El Sillero llaman la atención bocetos y trabajos en madera de imaginería que cuelgan de las paredes o descansan sobre estanterías compartiendo espacio con herramientas. «Me ha gustado desde pequeño y ahora lo tengo como afición », indica el artesano mientras muestra orgulloso un par de crucificados en miniatura, la cara de santa Ángela y el rostro de un supuesto apóstol al que llama «Federico» . También hay figuras en barro y algún «ensayo en corcho».