Obituario
Una tumba en el cementerio de Gerena acumula 400 cartas en ocho años por un motivo muy especial
Junto a la lápida de la periodista Paqui Arias, un amigo suyo le deja un escrito semanal para comunicarle sus pensamientos, sin que ni la muerte lo impida
![Las cartas plastificadas acumuladas en la tumba de Paqui Arias, una vecina de Gerena](https://s1.abcstatics.com/media/provincia/2019/11/05/s/tumba-gerena-cartas.jpg-kP5G--1248x698@abc.jpg)
La tumba de la periodista sevillana Paqui Arias, fallecida en 2011 a los 36 años, ha recibido ya 398 cartas por parte de su amigo José Luis Nogales , que desde que falleció le escribe una cada semana y la deja en su tumba, para contarle asuntos de actualidad o transmitirle sus reflexiones, resumidas muchas de ellas en el libro «Palabras por flores».
Se trata de una pequeña tumba situada en un lateral del cementerio de Gerena , la localidad natal de ambos, en la que cada semana, Nogales deposita una carta plastificada , para preservarla de la lluvia, que es leída con curiosidad por las personas que acuden al cementerio gerenense, ha explicado el propio José Luis Nogales.
Muchas de ellas han desaparecido, porque la gente se la lleva para leerlas y no la devuelve , la guarda como recuerdo o bien han sido retiradas de la tumba para que no se acumulen, pero todas ellas se encuentran durante varios días en la lápida de esta periodista, que desarrolló su carrera en medios como El Correo de Andalucía.
Además fue una persona muy inquieta que recorrió 27 países en diez años . No es de extrañar que el epitafio que se puede leer en su tumba sea: «Defensora de la alegría. Te llevamos en el corazón».
Algunas de las experiencias que vivió las plasmó en un blog de internet , en el que, incluso, algunos internautas le pedían que escribiese más a menudo, pendientes de las experiencias que narraba en el contacto diario con la gente de Colombia, uno de los países en los que vivió.
Cuando falleció, en lugar de llevarle flores a la tumba, José Luis Nogales decidió escribirle cada semana una carta , en la que reflexiona sobre las cosas cotidianas de la vida, los problemas de la política nacional, las frustraciones, la esperanza o el amor. Las misivas son depositadas cuidadosamente en la tumba de su amiga. Cualquier persona que acude al cementerio las puede leer.
Las cartas hablan de todo lo que se le ocurre a este hombre, con el fin de comunicarle a su amiga sus pensamientos, sin que ni la muerte lo impida. «El temporal ha decorado nuestro locutorio con fragmentos minimalistas del último naufragio. Lo veo desde el taxi que me lleva al aeropuerto. Sí, este martes vuelvo a leerte estas palabras en tu pueblo», dice una de las cartas, mientras que en otra le explica que «no se han encontrado límites a la capacidad humana de resistencia a la adversidad, siempre queda alguien que lo pasó peor que tú y, observando a ese mismo alguien, vas a notar cómo cruza sus manos y formar un estribo para que poses tu pie e impulsarte para salir de este agujero».
Una costumbre que empezó en noviembre de 2011 , y que nunca ha interrumpido, incluso durante una temporada en la que estuvo viviendo en Canarias, ya que enviaba las cartas por correo electrónico a un amigo, y este se encargaba de imprimirlas, plastificarlas y dejarlas sobre la lápida.