La Rinconada
Los tres acusados del crimen de «las cuñadas» niegan haber ido a la casa de la víctima
Este lunes ha dado comienzo el juicio con jurado contra dos hermanas y un varón por asesinar a la viuda del hermano de ellas; se enfrentan a 25 años de cárcel
Casi cuatro años después de que Anabel D.V. fuese hallada muerta en abril de 2016 en su casa de la calle Gerardo Diego de La Rinconada , un jurado popular juzga en la Audiencia de Sevilla a Carmen N.S. y Rosa N.S., cuñadas de la víctima , y a Francisco Javier M.R., quien fuera pareja sentimental entonces de la segunda acusada, como presuntos autores de dar muerte a Anabel, viuda de un hermano de las dos implicadas. Los tres procesados han negado que entre las nueve y media y las diez de la mañana del 19 de abril estuvieran en la casa de la víctima, así como tampoco en La Rinconada.
Carmen, en su declaración, ha dicho que estuvo en la oficina de INEM con su hermana María Ángeles. Tenía cita a las once y media. Rosa, por su parte, ha alegado que estaba en el quiosco que regenta en su casa de San José de la Rinconada , donde trabaja de nueve de la mañana a once de la noche. Mientras, el varón ha asegurado que estuvo toda la mañana en su casa. Vivía en San Juan de Aznalfarache según ha comentado anteriormente Rosa, que entonces era su pareja.
Según la Fiscalía, los tres acusados se dirigieron el día 19 de abril de 2016 al domicilio de la fallecida, quien les permitió la entrada a pesar de las desavenencias familiares que mantenían principalmente por su condición de «paya» y «por la educación y custodia» de la hija de tres años que la víctima tenía con un hermano de las dos acusadas, fallecido por causas naturales unos meses atrás. La víctima, además, tenía tres hijos más de otras relaciones.
Una vez en el interior de la vivienda, los tres encausados, según el Ministerio Público, «se abalanzaron repentinamente contra ella» y le propinaron «una brutal paliza» . La golpearon «violentamente» en los miembros superiores y en la cabeza hasta que cayó al suelo, «momento en el que fue golpeada reiteradamente» con un objeto contundente «y apuñalada en la espalda y cuello de forma repetida hasta que al arma utilizada (cuchillo de cocina) se le rompió la hoja tras asestar hasta 61 cuchilladas». Según el fiscal ha dicho este lunes en el juicio «le rompieron» el cráneo.
Esta acción de los tres acusados le causó a la víctima «un sufrimiento desmesurado hasta lograr su objetivo, que no era otro que causarle la muerte». Dieron muerte a la mujer «de manera sorpresiva y encontrándose» ésta «en una clara situación de desproporción de fuerzas respecto de sus agresores, sin darle oportunidad de defensa eficaz, asegurando la muerte sin riesgo para sus personas y sabedores del grave martirio a la que la estaban sometiendo para lograr el propósito final de acabar con su vida».
«La brutal, despiadada y repetida paliza propinada por los acusados ocasionó a la víctima grandes, evidentes e injustificados padecimientos», subraya la Fiscalía, que señala que, finalmente, los investigados abandonaron el lugar en un coche conducido por Francisco Javier, aunque éste hoy ha negado que tenga carné y sepa conducir.
Las dos hermanas visten igual para el juicio
La vista oral de este lunes ha comenzado con la petición a la presidenta del tribunal por parte de las defensas de desvelar el nombre y la dirección de los cuatro testigos protegidos que existen en esta causa, claves para la investigación. Y lo han hecho en defensa de su derecho a la defensa, pues éstos son los que identifican a los tres acusados saliendo de casa de la víctima el día de los hechos.
La Fiscalía se ha expuesto su rechazo a este solicitud en pro de la integridad de los testigos, todos vecinos de La Rinconada, un pueblo de unos diez mil habitantes, sin tener en cuenta el núcleo poblacional de San José de la Rinconada. Tras deliberar durante diez minutos, la magistrada-presidenta ha decidido no aceptar esta petición de las defensas.
En sus alegaciones previas, el fiscal ha pedido al jurado que no se dejen engañar por lo que vean o escuchen en el juicio por parte de los acusados, especialmente por ellas, con un parecido físico razonable. Hoy incluso iban vestidas iguales .
Ha invitado a los miembros del jurado a valorar en conjunto toda la prueba que se practique, que demostrarán que son culpables del asesinato de Anabel , lo hicieron «a traición».
La letrada de la Junta de Andalucía, en representación de los hijos de la víctima, ha hecho hincapié en el conflicto familiar existente entre la víctima y los hermanos de su expareja, ya fallecido, como se ha desvelado en la investigación. Todo por ser «paya» y no aceptar que ella no guardara luto por su herman o , además de por la educación de la hija.
«Los acusados son las únicas personas que fueron vistas saliendo de la casa la mañana del crimen», ha dicho la abogada, recordando que se escucharon gritos de auxilio de la mujer asesinada, que llegó a su casa minutos antes tras dejar a sus hijos en el colegio y en la guardería .
En 2008, giro en la causa
Las defensas de las hermanas, que ejercen los letrados Diego Silva y Esperanza Lozano, han puesto el foco de sus alegaciones previa en el giro que se produjo en esta causa en 2018 cuando un testigo protegido que durante dos años había apuntado a otra hermana, Elena, como una de las mujeres que vio salir de la casa de la víctima, no la reconoció en una rueda de reconocimiento y, entonces, culpó a Carmen. Elena pasó 26 meses en prisión preventiva.
El letrado de Carmen N.S. ha defendido su inocencia, apuntando que sólo existe la palabra de ese testigo protegido, que antes apuntó a otra hermana. La abogada de Rosa, por su parte, también ha insistido en su inocencia y ha recordado errores judiciales como el caso de Rocío Wanninkhof y la condena a Dolores Vázquez, que finalmente resultó inocente; o el juicio por el doble crimen del Almonte donde el jurado declaró no culpable al único acusado.
Las dos hermanas, en el turno de las declaraciones, han respondido a las preguntas de sus defensas, en un interrogatorio casi calcado. Han negado las desavenencias con su cuñada , con la que mantenían una relación normal y a la que no veían desde más de diez días.
Carmen, que vivía entonces en una pedanía de Alcalá del Río con sus padres y una cuarta hermana, iba a casa de la víctima con sus padres para ver a su sobrina una vez a la semana. Igualmente, han rechazado las acusaciones de que quisieran controlar el luto de la víctima , así como que hubieran intentado quedarse con la custodia de su sobrina.
La víctima tenía un quiosco de chucherías en su casa y tenía siempre la puerta abierta, según las acusadas. Carmen, aquel 19 de abril, tenía cita en el INEM a las 11,30 horas en La Rinconada y acudió con su cuarta hermana, la única que no ha estado implicada en estos hechos. Rosa estuvo todo el día trabajando en su quiosco.
Ambas son conscientes de que tras la muerte de Anabel saltaron rumores en el pueblo y en las redes sociales que las acusaban del asesinato por ser gitanas . Intentaron hablar con la familia de su cuñada pero no quisieron porque se creyeron lo que se estaba diciendo.
El último en declarar ha sido Francisco M.R., acusado de ser coautor del asesinato y de conducir el coche de la que era entonces su pareja para huir del lugar. Ha negado que sepa conducir y tener carné. «Estaba en mi casa» , ha respondido a la pregunta de su abogado Francisco Garoña.
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