Exequias
El templo mayor de Lebrija se llena para despedir a Juan Peña el Lebrijano
José Valencia le rinde homenaje cantando las «Bienaventuranzas» por bulerías
Cubierto por la bandera del pueblo gitano y portado por familiares y amigos ha llegado al mediodía de este jueves el féretro con el cuerpo del cantaor Juan Peña el Lebrijano a la parroquia de Nuestra Señora de la Oliva . Las campanas de la Giraldilla tocaban a difunto.
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Dentro del templo mayor de Lebrija y en la plaza Rector Merina, numerosos vecinos, amigos y compañeros de profesión del fallecido aguardaban la llegada de la comitiva desde el Teatro Municipal Juan Bernabé , donde ha permanecido abierta la capilla ardiente desde poco antes de las 15:00 horas de este pasado miércoles.
A las puertas de la iglesia, el sacerdote Andrés Ramírez Cárdenas , recibía el féretro que se ubicó en el altar mayor, a los pies del retablo barroco que preside la Virgen de la Oliva , una hermosa talla de de Alonso Cano.
Desde uno de los púlpitos de la iglesia, el cantaor también lebrijano José Valencia , a modo de homenaje, entonó las «Bienaventuranzas» por burlerías que el propio Juan Peña había grabado para su disco «La palabra de Dios a un gitano» . La emoción recorrió el cuerpo de todos los presentes. Fue entonces cuando a la bandera del pueblo gitano se sumó la de Andalucía y la de Lebrija, ciudad de la que era hijo predilecto Juan Peña Fernández.
Entre el público, además de numerosos vecinos, autoridades locales y representantes de partidos, asociaciones y colectivos lebrijanos , se encontraban destacados artistas flamencos como Rancapino, Pansequito, El Pele, Chiquetete, Gaspar de Utrera o Manuel Gerena, junto con el torero retirado Curro Romero, el exparlamentario europeo Juan de Dios Ramírez Heredia o el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.
En la homilía, el padre Ramírez hizo referencia a palabras de San Agustín al afirmar que «solo el que ama puede cantar» . El sacerdote, natural de Lebrija, insistió en que «el arte no se puede medir ni pesar» y señaló que «ha muerto un sabio del flamenco que sabía cantarlo todo, un artista genial y una buena persona; quiera Dios que no le falte el compás» .
Finalizada la misa de exequias por el alma de Juan Peña Fernández el Lebrijano, el féretro fue trasladado al Cementerio Interparroquial de Lebrija , el cementerio viejo, donde recibieron sepultura los restos de uno de los cantaores flamencos más innovadores que ha llevado el nombre de su ciudad por todos los rincones del mundo.