San Arcadio reparte suerte entre los vecinos de Osuna

Apenas habían pasado 35 segundos desde que comenzara el sorteo de Lotería de Navidad cuando José Luis Rodríguez comprendió mientras veía la televisión que iba a salir un premio importante. Se encontraba desayunando tranquilamente con su esposa, María Dolores Pichardo. Sus hijos, Paco y Jorge, regentan ahora la administración que ellos mismos han dirigido durante años –la número 2- cuando escucharon que el segundo premio había caído justo allí, por lo que recorrieron a toda prisa los 500 metros que separan su casa de Loterías Vilches.

En ese mismo momento Paco y Jorge trataban de sintonizar bien la antena de la tele para ver el sorteo. Ellos son la tercera generación de la administración que lleva por nombre el apellido de su abuelo, Francisco Rodríguez Vilches. A las 9.16 horas un tertuliano de la Taberna Jicales –también agraciada con algún décimo- entraba corriendo por la puerta de la oficina para decirles que había caído el segundo premio en Osuna, y que precisamente era de cupones adquiridos su local.

Una vez más el teléfono móvil hizo que la noticia corriera como la pólvora, y muchos de los que pocos minutos después se sabrían premiados buscaron con nerviosismo sus boletos para confirmar que efectivamente ellos llevaban alguno de los billetes premiados y que han dejado 100 millones de euros en la localidad. Los ursaonenses comenzaron a desfilar por las calles con la pregunta “¿Te ha tocado a ti?”. Lo sorprendente era que en más ocasiones de las imaginadas la respuesta era afirmativa. “Hemos vendido 800 décimos, 80 billetes, y estamos muy contentos porque sabemos que el premio ha estado muy repartido entre vecinos de toda condición social”, explica Paco Rodríguez.

Entre los agraciados se cuentan muchas tiendas y locales del municipio, como la de Golosinas Fabiola, donde José Ojeda y su amigo José Martín –ambos compraron un décimo a medias- se acercaron a felicitar a Fabiola Gálvez y a su madre Consolación, que han ganado 125.000 euros. Justo a la esquina de la tienda se pueden escuchar las carcajadas en la Plaza de Abastos. El segundo premio también ha visitado a los dueños de cinco puestos que llevan trabajando toda su vida en la plaza: tres pescaderías, una frutería y una floristería. Rosario Chavarría, una de las pescaderas, no puede contener la emoción “Me ha tocado un décimo a mí y otro a mi padre, que se enteró del premio por la televisión”. Rafael Bellido, de Frutería Fali, salió cinco minutos para tomarse un café en el Mesón Casa Pedro, otro de los lugares donde saltó la buena noticia.

Entre los premiados también se encuentran muchos trabajadores del Ayuntamiento de Osuna, incluso su alcaldesa Rosario Andújar. “La mayoría de los trabajadores había comprado un décimo” asegura Andújar. “Me avisó una compañera por teléfono de que había tocado con los décimos de la hermandad de San Arcadio, por lo que fui rápido a comprobar que era cierto”. La alcaldesa se acercó hasta la oficina de lotería para celebrarlo con muchos otros vecinos que descorchaban botellas de cava al grito de “Que bote San Arcadio”.

La hermandad de San Arcadio, patrón de la localidad, ha sido precisamente una de las fuentes de mayor alegría para los vecinos. Su fidelidad a un número y una administración de lotería ha repartido suerte por todo el pueblo. Una de las personas que más abrazos recibió en la jornada de ayer fue Arcadio Pérez, que vendió 118 décimos de su hermandad, casi 15 millones de euros. De hecho mucho de los vecinos bromeaban llamándole el “Papá Noel de Osuna” o “el calvo de la Navidad”. Arcadio no puede ocultar su felicidad y afirma que “esto le va a venir muy bien al pueblo”.

Arcadio celebraba el premio con los 16 miembros de la Peña Los Cabezones en su bar habitual, la Cafetería El Arco. La peña lleva más de 15 años colaborando con diferentes causas benéficas de todo tipo. Ayer la suerte estuvo con ellos, como explica José Manuel Vega, “Todos habíamos adquirido un décimo de la hermandad de San Arcadio”. Mientras, un desfile de coches tocaba el claxon para felicitarles tras pasar frente al bar, en la Plaza de Cervantes.