Retiene durante un mes a una prostituta en un piso de Camas sin luz ni agua
El detenido, de 21 años, le propinaba palizas y se quedaba con el dinero que ganaba en cada servicio
Agentes de la Policía Nacional han liberado en Camas a una joven de 26 años, detenida ilegalmente y obligada a ejercer la prostitución en un polígono industrial de Sevilla. La víctima fue captada a través de una conocida red social por un joven de 21 años, que la engañó con falsas promesas para que se trasladara desde Badajoz hasta Camas. Una vez en la localidad sevillana, la retuvo en contra de su voluntad mediante agresiones físicas y amenazas, e incluso la mantuvo incomunicada para evitar que pidiera ayuda, según ha informado este lunes la Policía.
La familia de la joven, que es española, denunció su desaparición el pasado 26 de diciembre en Badajoz. Tan sólo sabían que se había marchado a Camas y aquí se le perdía la pista. Gracias a la colaboración de la Policía Local , los agentes la localizaron en un domicilio de la localidad sevillana y en compañía del chico al que había conocido en internet.
En ese momento, la chica les dijo a los agentes que se encontraba bien. Sin embargo, según la Policía, cuando pudo esquivar la férrea vigilancia del detenido, le envió un mensaje de auxilio a una amiga, que acudió a los agentes.
Tras conocer este extremo, los investigadores pusieron en marcha un dispositivo en el entorno del domicilio para proceder a la liberación de ésta y a la detención de su raptor, así como la identificación del resto de familiares de éste que residen en el mismo piso.
Le prometió mejores condiciones de trabajo
Una vez detenido el presunto autor y liberada la víctima, la joven declaró a los agentes que al conocer al sospechoso le comentó que solía trabajar como prostituta. Éste le ofreció trasladarse hasta Camas donde podría ejercer en mejores condiciones. Cuando la joven descubrió que la realidad no era la pactada decidió marcharse, momento en el que el chico le propinó una paliza, le retiró el teléfono móvil y la encerró en su domicilio donde estuvo casi un mes antes de que la Policía la sacara.
Durante este tiempo la víctima era controlada las 24 horas del día. Su proxeneta le retiraba lo que ganaba y estaba presente en el momento del pago del servicio. La víctima, además, vivía en pésimas condiciones: sin luz ni agua corriente, sin higiene mínima y comiendo alimentos procedentes de la basura. Tras ser liberada tuvo que recibir asistencia médica y sanitaria.