Así se resolvió la extraña desaparición de un vecino de Cazalla que se dio por muerto hace años

A mediados de octubre fue localizado por unos excursionistas viviendo como un ermitaño en un bosque de Italia

Barrio donde vivía en Cazalla de la Sierra ABC

SILVIA TUBIO

Carlos Sánchez Ortiz de Salazar tiene ahora 46 años, pero en 2009 su familia inició los trámites judiciales para declararlo oficialmente como persona fallecida . Este vecino de Cazalla de la Sierra se marchó de su domicilio, situado en una zona conocida como las casitas de los maestros, en noviembre de 1996. Durante un tiempo, sus padres tuvieron noticia de él pero el 13 de abril de 1998, hace ahora 17 años y medio, presentaban una denuncia por desaparición . Desde aquella fecha no habían recibido ni una carta, ni una llamada.

Una absoluta y desesperante falta de información hasta que el pasado lunes, el teléfono de Olga, la hermana de Carlos, sonaba pasadas las siete de la tarde. Al otro lado, el presidente de la asociación SOS desaparecidos le daba la primera pista sólida sobre el paradero de aquel joven que se había marchado de Cazalla con 26 años. Estaba vivo y residiendo como un ermitaño en un bosque de la Toscana italiana.

«Imagínate la reacción que tuvieron. Habían dado por perdida cualquier esperanza de encontrarlo con vida, incluso pasados los diez años de su desaparición, habían tramitado la declaración de fallecimiento. Pero su familiar está vivo, no está muerto», explicaba ayer por la tarde Joaquín Amills, responsable de SOS desaparecidos , a ABC.

Vive en un campamento

A mediados de octubre, un periódico italiano digital publicaba una escueta información acerca del hallazgo que habían realizado unos excursionistas en una zona boscosa de la Maremma . Habían encontrado un campamento y a un español que vivía en él, que decía llamarse Carlos y que llevaba años viviendo en ese lugar.

Lugar donde vivía el desaparecido hasta que fue descubierto ABC

La Policía forestal italiana había verificado la información aportada por los excursionistas, acudiendo allí y entrevistándose con el campista. Éste les mostró su pasaporte, ya caducado, y dos carnés de la Universidad de Sevilla . Antes de su marcha voluntaria, Carlos se había licenciado en Medicina.

Según relata el rotativo italiano, Corriere della Sera el ermitaño no se dejó fotografiar pero sí permitió que tomaran imágenes de los documentos identificativos que han dado la vuelta al mundo gracias a la amplia difusión que está teniendo esta historia increíble. «Me habéis reconocido y ahora debo escapar».

La búsqueda en España se reactivó con la llamada de una persona que había leído la noticia del hallazgo en Italia

SOS desaparecidos cuenta con una legión de voluntarios, unas 90.000 personas que transmiten información para facilitar localizaciones. Una de ellas llamó al colectivo el pasado 28 de octubre. «Nos dijo que había salido una noticia en un periódico italiano de un español que había sido encontrado en un bosque y que podría estar desaparecido».

Amills recuerda cómo partieron de un primer y único dato: el nombre de pila Carlos. La asociación española se puso en contacto con una italiana que opera de la misma manera, de nombre Penélope, que les confirmaría el lunes pasado la identidad completa del ermitaño. «Apenas 20 minutos después estábamos hablando con su familia de Cazalla».

Colaboración internacional

La colaboración entre colectivos que trabajan de forma desinteresada en la búsqueda de desaparecidos ha permitido en menos de diez días resolver un enigma que había dejado a esta familia oriunda de Bilbao pero afincada en la localidad sevillana atrapada en la misma y terrible pregunta: ¿Qué fue de Carlos?

El pasado sábado, los padres de aquel joven médico y una hermana viajaban a Italia para confirmar si los documentos que había mostrado ese extraño hombre del bosque eran de Carlos y si la descripción física que daba la Policía y los testigos correspondían al del sevillano. Y el cotejo ha dado un resultado positivo. Pero no han podido verlo.

Los documentos que portaba el ermitaño ABC

El encuentro entre los excursionistas y el ermitaño se produjo a mediados de octubre y ya expresó su deseo de no reencontrarse con su familia. Así que abandonó el bosque y en estos momentos se desconoce dónde está.

Su familia sí ha sido recibida en Italia por decenas de periodistas porque el caso del español desaparecido que vive «como un salvaje» –titulan algunos rotativos italianos– ha causado sensación . Las poblaciones cercanas al punto de la Maremma donde fue localizado han sido tomado por las cámaras en busca de Carlos y de la toma definitiva: la del reencuentro con su familia.

Los padres y una hermana viajaron el sábado a Italia. La madre fue concejal de Cultura en el pueblo

«Nos consta que están abrumados y que han tenido que ser reubicados en otro pueblo porque la presión mediática está siendo muy alta. Era algo que habíamos querido evitar. Por eso desde SOS decidimos que no daríamos difusión al caso hasta que no regresaran a España. Pero en Italia la noticia no se ha podido guardar en secreto», señalaba Amills.

La profesora Charo

Sin cámaras, por ahora, en Cazalla están recuperando una historia que se había perdido con el tiempo, la de aquel hijo de la profesora Charo que se había marchado de casa y del que nunca más se supo. La familia Sánchez Ortiz de Salazar es muy conocida en la localidad porque la docente, ya jubilada, le ha dado clase a varias generaciones del colegio Virgen del Monte.

Además de su faceta profesional, Rosario Ortiz de Salazar fue concejala de Cultura y es la persona que impulsó el procedimiento judicial para declarar el fallecimiento de su hijo en los juzgados. «Para la familia de un desaparecido todo son trabas si quiere realizar trámites como otorgar una herencia. Por eso, cuando pasan diez años sin noticias, se ven abocados a tomar esta decisión», comenta el presidente de SOS, quien sabe de sobra de lo que habla porque es padre de un desaparecido.

La familia de Carlos no ha regresado aún de Italia. Ya han expresado su intención de respetar su deseo de seguir viviendo como lo hace hasta ahora . «Saben que está bien y que no está muerto como creían, que ya es mucho». Se conformarían con verlo, aunque fuera unos instantes, y que él mismo se lo dijera. Al menos la maldita incógnita ya está despejada.

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