Cultura y patrimonio
El reloj de la Torre de Constantina celebra 130 años de sus primeros latidos
Desde 1890 ha sobrevivido a incendios e inclemencias conservando su maquinaria original a la que cada día se le da cuerda
A ochenta y siete escalones de altura contados en una estrecha y empinada espiral a la que entra una decidida luz por pequeñas ventanas saeteras.
Encima del coro y debajo del primer cuerpo de campanas de la Torre de cincuenta metros de altura se encuentra la maquinaria del reloj que comenzó a medir el tiempo en Constantina hace ciento treinta años . En el cuarto cuerpo de este monumento del s. SVII marca la hora en sus cuatro esferas .
El acta del pleno del Ayuntamiento del día 8 de abril de 1890 revela cómo gracias a la perseverancia del rector parroquial de entonces, José María Maestre, el alcalde escuchó su propuesta. La sesión se paró durante un cuarto de hora a la espera de que se personase el mismo Maestre quien expuso la necesidad de «adquirir otro (reloj) que estuviera en armonía con la importancia de la población».
Esta joya de museo que hoy cumple ciento treinta años no fue el primer reloj mecanizado situado en la Torre
Así, Parroquia y Ayuntamiento sentaron las bases de un acuerdo que hizo posible que en el mismo año el reloj se pusiera en marcha. La titularidad y el mantenimiento quedaban a cargo de la iglesia y el consistorio proporcionaría el combustible necesario para su funcionamiento. Asimismo, como consta en el citado acta, el Ayuntamiento podrá impedir que la retirada del reloj recuperando la potestad sobre el mismo si fuese necesario.
Esta joya de museo que hoy cumple ciento treinta años no fue el primer reloj mecanizado situado en la Torre. Setenta y cinco años después de su construcción, en 1663 como reza junto a la esfera de este primer reloj, se puso en marcha la primera maquinaria. Duró en funcionamiento algo más de un siglo. Sobre la puerta del Perdón se puede ver aún su esfera de piedra .
La Torre que lo alberga, en particular su campanario, guarda un considerable parecido con la Giralda de Sevilla . Y la explicación puede deberse a que el arquitecto de esta seña sevillana, Hernán Ruiz II fue también el artífice de este campanario que se construyó entre 1567 y 1569.
Mecanismo e importancia de este reloj público
El mecanismo de este reloj sigue siendo el mismo que se instaló en 1890 y requiere que, una vez al día todos los días del año, se le dé cuerda . De la maquinaria penden tres pesas , su peso y la gravedad van provocando la fuerza que, a través de ejes, mueve las agujas. Estas pesas tardan veinticuatro horas en tocar el suelo. Por eso, cada día, hay que subir las pesas para que el reloj no se pare.
Los relojes públicos tenían un sentido fundamental en la sociedad, siendo útiles para marcar las horas, las misas, los entierros, las celebraciones. Para todo ello, acompañado, como no puede ser de otra manera de un campanario . En este caso, son once campanas las que comunican a todos los vecinos las distintas circunstancias destacables.
Durante la Segunda República se prohibió, por ejemplo, el toque de campanas por la noche, los dobles por funerales y celebraciones religiosas.
Ocho de estas campanas se sitúan en el tercer cuerpo y tres en el quinto. Estas últimas son las que siguen las órdenes del reloj tocando cada cuarto de hora. A lo largo de la historia sólo durante la Segunda República se ha limitado el uso de las campanas. En un bando municipal se prohibió, por ejemplo, el toque de campanas por la noche, los dobles por funerales y celebraciones religiosas.
Este reloj, que aún guarda algunos misterios, sobrevivió al incendio que destruyó casi la totalidad de la Parroquia. El 9 de agosto de 1936 , las tropas sublevadas irrumpen en la localidad con fuerza. Un grupo de republicanos se atrinchera en la iglesia y estas tropas incendian el templo reduciendo a cenizas la mayoría de los retablos y todas sus imágenes.
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