Reacción a los incidentes de Casariche: «En el pueblo estamos asustados, somos gente tranquila»
Los vecinos están alarmados ante la huida de uno de los ladrones de la pasada madrugada, y piden más seguridad en el pueblo
Decenas de vecinos de Casariche tratan de linchar a dos rumanos a los que sorprendieron robando
«Somos gente honrada, tranquila, y estamos muy asustados». Es el sentimiento general que se palpa este lunes en Casariche , donde la pasado noche se han vivido disturbios entre los habitantes nacidos en este pueblo y dos hombres rumanos, sorprendidos mientras robaban en una vivienda. Uno de ellos está detenido, pero el otro huyó. Que esté en paradero desconocido alguien que se considera potencialmente peligroso es algo que altera la paz de este pueblo de 5.500 habitantes.
Todo se desencadenó poco antes de las diez de la noche. Un vecino de la calle Río Yeguas estaba fumando en su puerta, y escuchó ruidos en la azotea de la casa. Él mismo había avisado a la Guardia Civil días antes de que había visto en su azotea lo que le parecía algo así como pisadas sospechosas, que posteriormente fue comprobado que se trataba de las pisadas de un hombre adulto, que no tenía nada que ver con las personas que viven en la casa, por lo que «ya estábamos temiendo que algo podía pasar», explican fuentes familiares.
Anoche, cuando se descubrieron los hechos, no hizo falta red social alguna para que los vecinos llegasen en tromba. La familia se atrincheró en la vivienda , cerrándola por dentro, mientras la Policía Local llegaba de forma inmediata. Enseguida llegaron agentes de la Guardia Civil y la voz se corrió como la pólvora por el pueblo. Todos los que pasaban por la casa avisaban a los demás, y en poco tiempo ya estaban allí unos 300 vecinos para defender a los que habían sufrido el intento de robo y a la vez indignados por ser objeto de estos hechos.
Huyendo por los tejados
Desde que los ladrones huyeron de la casa, los acontecimientos se precipitaron. La Policía inició una persecución por los tejados y desde el suelo, alumbrando con linternas y con los vecinos siguiéndoles, ayudados con escaleras para acceder a los tejados desde la calle.
Todo termina, en ese punto, en la vivienda del párroco de la localidad. El sacerdote escuchó ruidos sospechosos en su patio, y cuando llegó la Policía estaba uno de los presuntos ladrones escondido tras una gran maceta de jazmines. Tenía una lesión en un tobillo tras haber saltado desde una altura de unos cinco metros, de la que fue atendido en el hospital de Osuna, para ser dado de alta a media mañana y trasladado al cuartel de la Guardia Civil de Estepa.
Los habitantes de la casa asaltada sospechan de que entró a ciegas en la vivienda , sin buscar nada en concreto. En el patio donde quería acceder no había más que un coche de 15 años de antigüedad y juguetes de los niños. Nada de valor como para provocar un robo.
Sobre el otro presunto autor de los hechos, nada se sabe desde que se perdió de la vista de los vecinos. Una testigo afirma que le vio huir con la cara ensangrentada en dirección a las vías del tren, posiblemente tras haber caído desde una de las azoteas a la calle.
Las personas que acudieron a ayudar a la familia estaban armados, en algunos casos, con palos. No sabían si los ladrones estaban armados y se querían defender. Afirman, en todo caso, que no hubo intento de agresión o linchamiento , sino necesidad de defenderse. Añaden que hace unas semanas unas niñas de 3-4 años fueron agredidas igualmente en un intento de robo, y la indignación en el pueblo es total contra estas personas.
Comunidad estable integrada
En Casariche, los comentarios de indignación contra los presuntos autores del robo se mezclan con la tranquilidad a la hora de hablar de la comunidad inmigrante establecida hace años en el pueblo. «Algunos son trabajadores completamente integrados, con niños escolarizados. Trabajan en las muchas granjas de pavos en la zona y al trasporte animal se dedican ellos. No dan problemas, pero estos sí».
Con todo, la tranquilidad de este pueblo de las estribaciones de la provincia de Sevilla, muy cerca de Puente Genil, se ha visto alterada con este suceso, y visto el ambiente que hay contra los presuntos autores de los hechos, parece que en el pueblo no están dispuestos a que vuelven a pasar hechos similares.
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