LA RODA DE ANDALUCÍA

Raíces solidarias que extienden sus frutos al África más desfavorecida

Rosa María Montero ha colaborado como voluntaria en Malawi, el Sahara y Chad

Rosa María durante una visita a un campamento de nómadas en Bébédjia (Chad) ABC

BORJA MORENO

No son pocas las ocasiones en las que pequeños actos desinteresados se convierten en el motor de grandes proyectos solidarios. Rosa María Montero , una rodense de 31 años, trata de quitar importancia a lo que hace. «No es nada significativo comparado con la gente que se dedica verdaderamente a esto», apunta.

Sin embargo, esta médica especialista en Ginecología y Obstetricia , no ha dudado en prestar su ayuda como voluntaria junto a todas esas personas que se atreven a traspasar la barrera protectora que supone la televisión. Esa que separa África de nuestras casas.

Su último viaje ha sido a Bébédjia, en el sur de Chad, donde ha colaborado durante un mes a través del proyecto EnganCHADos (www.enganchados.org). Se trata de un proyecto de hermanamiento entre el Hospital Universitario de Fuenlabrada —donde trabaja— y el Hospital Saint Joseph de Bébédjia.

«El hermanamiento de un hospital público español con otro de un país en vías de desarrollo es pionero en España», destaca, «implica una cooperación que permite que el personal del hospital pueda ir por periodos de un mes a colaborar». En esta ocasión lo ha hecho en compañía de un pediatra, un enfermero y un cirujano.

Aunque su trabajo le mantiene alejada de su pueblo natal, fue en La Roda de Andalucía donde empezó a forjarse este espíritu de ayuda. Y su pueblo se siente muy orgulloso de su labor de voluntaria, ya que el año pasado la seleccionó para los premios del VI Día de La Roda, donde le dieron el galardón de La Roda solidaria.

Allí recibiría por primera vez la visita de dos niños saharauis. Los padres de Rosa María, Rosario Macías y José Antonio Montero, acogieron a los pequeños a través del programa Vacaciones en paz . «Yo tenía 15 años, y seguimos vinculados a ellos y su familia», explica.

Después, durante su época universitaria, iría dos veces a visitar a esa familia saharaui en compañía de su padre, y una tercera con un programa del Ayuntamiento de Sevilla. «Fuimos un grupo de jóvenes, incluida mi hermana Silvia, para pintar un hospital de heridos de guerra».

Todo esto fue fundamental para su posterior interés en el voluntariado. Una labor sin descanso que compagina siempre que sus obligaciones se lo permiten, incluso desde España. «Aquí ayudo organizando misiones y redactando proyectos para enganCHADos».

No sólo comparte su conocimiento para ayudar y enseñar a las personas de los países a los que viaja. Además aprende con ellos y sus compañeros, lo que supone un nuevo conocimiento de gran valor para futuras misiones.

«Por ejemplo he aprendido mucho viendo a las misioneras. No podemos olvidar que también hacen una increíble labor humanitaria , ya que dedican su vida a cuidar a los enfermos. Sin descanso», explica.

En los últimos años su ayuda se ha ido ampliando. En diciembre de 2014 colaboró en la consulta de ginecología del Hospital de Mlale (Malawi) con la ONG Andalucía por un mundo nuevo. En julio de 2015 y mayo de 2016 ayudó en el Hospital Nacional de Rabuni, en los campamentos de refugiados saharauis, con la ONG Médicos del mundo .

Ya en diciembre de 2015, y en febrero de este año, en Bébédjia. «Donde también di un curso de ecografía obstétrica a través de un proyecto en telemedicina financiado por la Fundación Telefónica ». Ya que otra de sus aportaciones fue la formativa.

En todo este recorrido reconoce que lo peor es «la impotencia en algunos casos graves. Sólo mirar y no poder hacer nada». Por contra, se queda con que «los locales, a pesar de la situación en la que se encuentran, nunca pierden la sonrisa ».

En este punto recuerda con cariño como se sorprendió el primer día que llegó al Hospital de Malawi , ya que al llegar «vi un cartel que indicaba que una de las partes del centro había sido financiada por el ayuntamiento de mi pueblo, La Roda de Andalucía. Me hizo mucha ilusión».

Montero destaca que « es esencial el cambio de mentalidad de la sociedad. España es un país multicultural y tenemos que aprender a respetar a los que nos rodean».

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