Sucesos
Un preso de Sevilla II hiere en la mano a un funcionario que lo había librado de un incendio
El recluso había prendido fuego a su manta inundándose la celda de humo en apenas unos segundos
La Asociación TAMPM (Tu Abandono Me Puede Matar) ha denunciado que este jueves, a las 17.30 horas, en el módulo de aislamiento de la prisión de Sevilla II, un interno prendió fuego a la manta de su celda, provocando una gran humareda. La inmediata asistencia de los funcionarios de servicio evitó que se asfixiara ya que lo sacaron a tiempo. «La actitud del interno no sólo no fue de agradecimiento, sino de una gran agresividad». Según la denuncia de los funcionarios, le pidieron que entregara el mechero que había usado y éste exigió la asistencia de un médico.
Los trabajadores le informaron de que la médico de guardia vendría en cuanto se tranquilizara. «Y contesta que a él no lo ve ninguna mujer y exclamando de ésta no vais a salir bien parados». El interno propinó un puñetazo a un funcionario y le mordió la mano a otro, desgarrándole la piel del dedo meñique de la mano derecha a pesar de que llevaba puestos los guantes reglamentarios. Se trata de un interno que ya ha protagonizado con anterioridad hechos similares, según la asociación que subraya que este tipo de incidentes dejan en evidencia «la absoluta dejadez a la que somete la administración penitencia a sus empleados«.
Desde TAMPM señalan «la nula preparación y de medios materiales para resolver este tipo de situaciones, el problema de la escasez de personal. Plantillas cada vez más envejecidas, lo que provoca una lógica subida en el número de bajas. Todo ello agravado por la expansión de la pandemia de Covid con lo que ello conlleva». También reclaman que se cumplan las infinitas promesas y sean considerados agentes de la autoridad para que casos como éste no queden casi impunes. «Es más, es posible que la Dirección General, como ha ocurrido otras veces, no considere este hecho como una agresión. Tienen s u propia y falsa estadística a la que llaman PEAFA , una estafa, en el que sólo se incluyen agresiones «físicas y evaluables», y cuyo protocolo sólo se inicia de oficio. Es decir, es el propio funcionario, que en ocasiones acaba en el hospital, el que debe solicitar la apertura del expediente o, de otra manera, no se refleja como agresión».
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