CARMONA

El pequeño Hugo logra curarse en París tras superar 41 duras sesiones de radioterapia

La solidaridad de sus amigos y vecinos le permitió costearse el tratamiento contra un tumor en la columna vertebral

Hugo Caraballo, de 4 años, con sus padres en un parque parisino ABC

ALBERTO MALLADO

Hugo Caraballo ha vuelto a Carmona desde Francia con una hermosa historia de superación y de solidaridad encabezada por su nombre. Este héroe que aún no ha cumplido los 5 años ha completado un durísimo tratamiento. Su fuerza y la de su familia le han permitido superar la grave enfermedad que padecía y la solidaridad de Carmona ha puesto los medios económicos para que el final feliz de esta historia fuera posible.

Hugo Caraballo tenía un tumor en el último hueso de la columna, ya en la cabeza. Había tratamiento, pero era especialmente complicado por el lugar en el que se encontraba. La única máquina que permite hacerlo está en París. Sus padres no tenían medios.

Pero su pueblo se movilizó y logró el dinero con aportaciones que van desde unos céntimos hasta cientos de euros . Se logró el objetivo para alegría de los padres y satisfacción de los propios carmonenses que pueden decir que han cumplido con su deber de no dejar atrás a uno de los suyos que lo necesitaba.

Marcharon a Francia por primera vez en junio. Estuvieron tres semanas, pero tuvieron que volver a España. El tumor había crecido y no podía empezar el tratamiento de radioterapia. Así que Hugo sumó dos nuevas operaciones a su largo historial de batallas ganadas. Tras ellas ya era posible radiarlo, así que volvieron a París el 16 de agosto y comenzaron las sesiones .

C uarenta y una, nada menos. Todos los días de lunes a viernes. Eran de unos 20 minutos, pero tan duras que al pequeño lo anestesiaban y entubaban para poder superarlas. Acababa con dolores de cabeza y con vómitos. Esos eran los síntomas de Hugo . El padecimiento de sus padres, Carmen y Cristóbal , no figura en los partes médicos, pero puede imaginarse, largo, intenso y cargado de angustia. También el de su hermana, Nerea , de 9 años, que solo pudo estar allí unas semanas.

Durante esos días se quedaban en una casa creada en la capital francesa por el dueño de McDonalds. Uno de sus hijos tuvo este mismo problema y él quiso facilitar a los niños de todo el mundo el acceso a este tratamiento . Así que la familia de Hugo ha compartido estos días con otros pequeños de todo el mundo en su misma situación. Carmen cuenta que eso fue muy duro porque veían a los niños «sin pelito y con muchos vómitos constantemente».

La historia termina con una comunicación médica: el tumor está erradicado . Hugo ha ganado la batalla. Este sí que es un héroe. Además se temía que la hormona del crecimiento pudiera quedar afectada, pero no ha sido así y de hecho mientras ha estado en París ha pegado un estirón.

La normalidad

Ahora toca disfrutar de nada más y nada menos que de la normalidad de la vida. De cosas como ir al colegio, en el que lo esperan sus compañeros «todos locos y deseando de que vuelva» , cuenta su madre, algo que hará en unos días, cuando se reponga un poco de algunas secuelas del tratamiento, nada graves. O de los besos y achuchones que su hermana no deja de darle a todas horas.

De todo esto los padres se quedan con la solidaridad y con la fuerza de Hugo que a pesar de todo les ha permitido disfrutar un poco de la capital francesa. Han podido ver algo de ella, aunque «todo por fuera», para no gastar en entradas .

Por las tardes, cuando Hugo estaba bien, iban a los parques que le gustaban mucho a toda la familia y que les han sorprendido por lo grandes que son y se acercaron a ver la torre Eiffel. Hugo ha aprendido hasta a hablar un poco en francés , aunque con sus compañeros de la casa se manejaba muy bien por gestos.

Hugo hasta se ha conformado con no ir a EuroDisney, pero «tenemos que ir, eso queda pendiente» , dice su madre.

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