El negocio de la droga de los pobres: investigan en Sevilla la falsificación de recetas para hacer karbuki

La Guardia Civil interroga a dos españoles y dos marroquíes por sacar de manera fraudulenta un medicamento en las farmacias que después se reutiliza con otras sustancias para elaborar karbuki

Un agente delante de una farmacia, un negocio afectado por este negocio ilícito ABC

Silvia Tubio

La llaman la droga de los pobres porque se ha popularizado en los barrios más necesitados de Marruecos. Su nombre, karbuki , y su sustancia de base pertenece a la familia de las benzodiacepinas que se obtiene de medicamentos que se pueden comprar en farmacias españolas a un coste muy bajo. La Guardia Civil acaba de cerrar una investigación en Sevilla con cuatro implicados, dos españoles y dos marroquíes, que habían conseguido sacar de distintas boticas de la provincia casi 700 cajas de dos fármacos que se prescriben para el control de las crisis de los epilépticos . Para ello se habían hecho con recetas robadas, a las que le habían falsificado el sello del facultativo.

La investigación, iniciada hace varios meses, se instruye en los juzgados de Écija . Los implicados, que se encuentran en libertad, son: A.J.S.M., de 45 años; A.M.H., de 36 años; J.F., de 40 años y B.B., de 26. Los dos primeros son españoles, vecinos de Camas y Sevilla. Los otros dos marroquíes, con residencia en Sevilla y en la localidad malagueña de Manilva. Todos con antecedentes por delitos contra el patrimonio y contra la salud pública .

Los españoles serían los encargados de conseguir los medicamentos en las farmacias presentando las recetas falsificadas ; mientras que los marroquíes son los que adquirirían los fármacos. El destino final de esas pastillas suele ser Marruecos, donde se elabora el karbuki mezclando las benzodiacepinas con alcohol, hachís o pegamento. Los efectos que produce en el consumidor son similares a los de un potente alucinógeno, señalan fuentes de la Guardia Civil, con el atractivo añadido para los traficantes y es que tiene un coste económico muy contenido.

En este caso investigado en Sevilla, los implicados habían sacado durante varios meses cajas de rivotril y gardenal , que acompañado de la correspondiente receta tiene un coste de tres euros por caja. Un precio que luego se multiplica cuando ese medicamento se comercializa en el mercado negro .

Las recetas de rivotril y gardenal, que se prescriben a los epilépticos, se habían sustraído del centro de salud de Camas y del hospital Virgen Macarena

La voz de alerta la dio un farmacéutico de Fuentes de Andalucía , donde había acudido uno de los españoles investigados a sacar una caja de rivotril. Al titular de la farmacia le infudió sospechas la receta que presentaba y alertó a la Guardia Civil. De ese primer hilo fueron tirando los agentes y comprobaron que esa misma persona que se había marchado huyendo tras las reticencias del farmacéutico, había intentado hacer lo mismo en otras farmacias próximas . Estos profesionales están ya sobre aviso del negocio del karbuki y las consiguientes recetas falsas de determinados medicamentos porque es una práctica que se está extendiendo por todo el país.

Durante la investigación, los agentes consiguieron localizar en una cafetería a los dos sospechosos españoles. En el vehículo en el que se desplazaban hallaron un talonario entero de recetas. En todas ellas se encontraba prescrito el mismo fármaco (con clorazepán como principio activo) y a la misma persona, A.J.S.M. Las recetas llevaban la firma y el sello de un facultativo, quien confirmó a los agentes que habían falsificado su rúbrica. Las recetas, según ha informado el Instituto Armado, habían sido sustraídas del centro de salud de Camas y del hospital Virgen Macarena.

Para comprobar el alcance del fraude, los agentes analizaron con lo datos que obran en poder del Servicio Andaluz de Salud que A.J.S.M. canjeó durante el año 2019 un total de 631 recetas del mismo fármaco, lo que da una media imposible de casi dos cajas al día. Los investigados introducían las recetas falsas por farmacias de toda la provincia para no levantar sospechas. El otro español, A.M.H., había canjeado 43 recetas. Las pesquisas de los funcionarios de la Benemérita les llevaron a los dos marroquíes.

La investigación que dirige el juzgado de Écija se sigue por los delitos de falsificación de documento público , hurto y contra la salud pública.

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