ALCALÁ DE GUADAÍRA

La muerte de una familia de Alcalá intoxicada se salda con dos años de cárcel y 675.000 euros

Las partes han alcanzado este lunes un acuerdo en el juicio, suspendiendo la pena de cárcel para la única condenada y librando al mozo de almacén y al chatarrero acusados

Domicilio donde vivía en Alcalá la familia fallecida por intoxicación Rocío Ruz

Jesús Díaz

El 14 de diciembre de 2013 el matrimonio conformado por Enrique Caño y Concepción Bautista, y una de sus hijas, de 14 años, vecinos de Alcalá de Guadaíra, fallecían al sufrir una intoxicación por inhalación de fosfina , un derivado de un plaguicida llamado fosfuro de aluminio, del que almacenaban gran cantidad de tapones de envases en su cuarto de baño . La tragedia pudo ser peor, pues otra de las hijas, de 13 años, se recuperó tras estar hospitalizada. El caso judicial por estos hechos se ha cerrado este lunes con una condena de dos años de cárcel y el pago de 675.000 euros de indemnización a la familia.

En esta causa judicial se investigaba a la encargada de gestionar las salidas de residuos de la empresa Alansu , María Rosa S.M., al mozo de almacén de la empresa, Manuel T.R., y al administrador de la empresa de chatarra Reciclados Nivel, Pedro Antonio G.C. A todos ellos, la Fiscalía les acusaba de un delito contra el medio ambiente en régimen de concurso ideal con tres delitos de homicidio imprudente .

Esto era hasta este lunes, cuando en la vista oral celebrada por el Juzgado de lo Penal número cuatro de Sevilla se ha alcanzado un acuerdo de conformidad entre las partes, por el cual el Ministerio Público y la acusación han retirado la acusación contra el mozo de almacé n , defendido por el letrado Simón Fernández, y el chatarrero , pues no eran conocedores ni conscientes del riesgo que suponían esos tapones.

De este modo, según han informado a este periódico fuentes del caso, en sentencia firme y dictada «in voce» por el juez se ha acordado la condena a dos años de cárcel a María Rosa S.M. por un delito contra el medio ambiente en concurso con tres delitos de homicidio imprudente, así como a la empresa al pago de 675.000 euros a la familia de los fallecidos en concepto de responsabilidad civil, que tendrá que hacer frente de forma conjunta dos compañías aseguradoras. Un gran porcentaje de este dinero irá a parar a la hija que sobrevivió al episodio de intoxicación.

La pena de dos años de cárcel impuesta a la encargada de gestionar las salidas de residuos de la empresa Alansu ha sido suspendida , por lo que inicialmente no tendrá que entrar en prisión.

¿Qué pasó?

La empresa Alansu, autorizada para la gestión de residuos peligrosos , recogió el 25 de julio de 2013 de otra compañía 231 kilos de envases contaminados, 82 de ellos de plástico, y en diciembre de ese año los vendieron a la empresa Reciclados Nivel, que no tenía permiso para tratarlos , lo que ya habían hecho meses antes.

La salida de la mercancía se hizo sin que quedara constancia de ello y sabiendo Alansu que su tratamiento inadecuado suponía un «riesgo para la salud de las personas» . Se retiraron las etiquetas que alertaban de la toxicidad de los residuos y los tapones de seguridad de plástico y los vendió a una empresa de Alcalá con permiso para gestionar residuos pero no peligrosos, según el Ministerio Público.

En la chatarrería Reciclados Nivel se quedaron parte de las etiquetas como los tapones de seguridad y uno de los acusados los entregó, al considerar que carecían de valor, a Enrique Caño, que era un cliente habitual y les vendía chatarra y otros efectos , y que los aceptó porque desconocía su peligrosidad.

Enrique Caño dejó lo 993 tapones en un saco en la bañera de su casa , que no era usada por la familia y donde el hombre depositaba distintos efectos que luego vendía.

La humedad ambiental y el posible lavado de algunos tapones desencadenó una «potente reacción química» en los restos de fosfuro de aluminio que contenían y liberó fosfuro de hidrógeno (fosfina). Esta fosfina provocó la muerte del matrimonio y de su hija Tamara.

Un gas extremadamente letal

El Instituto Nacional de Toxicología informó durante la investigación de que la fosfina es «un gas extremadamente letal que se genera por el contacto con la humedad del aire o agua de algunos plaguicidas elaborados con fósforo». Precisamente, en el domicilio de las víctimas se encontraron tapones con restos de polvo de fosfuro de aluminio, un potente plaguicida que en contacto con la humedad desprendió fosfina.

En las horas iniciales tras conocerse los fallecimientos, las primeras hipótesis planteadas apuntaban a una supuesta ingesta de alimentos en mal estado, sin embargo los primeros estudios microbiológicos y de toxinas realizadas en Toxicología ya descartaban estas suposiciones y apuntaban hacia la posibilidad de que la intoxicación se hubiera producido por la acción de un compuesto químico de elevada toxicidad.

El análisis de las muestras biológicas y de los tejidos de los órganos de las personas fallecidas mostraban, además, compatibilidad con la intoxicación por este gas, que se absorbe fácil y rápidamente por los pulmones y a través del tracto intestinal hacia el flujo sanguíneo.

Los compuestos metálicos de fósforo, como el fosfuro de aluminio, de dónde provenía la fosfina, se utilizan frecuentemente para la protección del grano almacenado y otros productos alimenticios contra plagas de insectos y roedores, ya que es barato y efectivo y no afecta a la viabilidad de las semillas. Sin embargo, sus efectos tóxicos sobre los humanos son de una mortalidad muy alta.

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