El movimiento okupa, un fenómeno creciente en la provincia de Sevilla, sobre todo en zonas agrícolas

En 2017 Villamanrique de la Condesa acaparó numerosos titulares en los medios de comunicación por el importante foco de okupaciones que sufrió el municipio de la comarca marismeña . El modus operandi era el habitual: encontrar viviendas vacías -principalmente en propiedad de los bancos-, darles una patada a las puertas para echarlas abajo y cambiarles el cerrojo.

Aquella situación se volvió insostenible, estallando en aquella primavera cuando efectivos del Área de Protección al Menor de la Unidad de la Policía Adscrita a la Junta de Andalucía y de la Guardia Civil rescataron a tres menores de una vivienda okupada que estaban encerrados en una habitación con cadena .

Los vecinos habían denunciando la situación de desamparo de estos menores, quienes deambulaban por el pueblo sin la compañía de sus progenitores o algún responsable a su cargo. Se descubrió tras la investigación que ni estaban escolarizados ni se les había realizado los seguimientos médicos necesarios para su edad.

Según explican fuentes sanitarias a este medio, uno de los grandes problemas que se encuentran con esta comunidad es que muchos no tienen regularizada su situación laboral y están excluidos de la tarjeta sanitaria . «Es muy común que entre ellos se repartan las tarjetas de los que sí la disponen . Nos hemos encontrados casos de niños que en el servidor aparecían como usuarios de 35 años , o personas que padecían todo tipo de enfermedades , de los diferentes informes que se les han realizado a los usuarios que han traído estas tarjetas».

Por su parte, en Gines fue desconcertante el cambio de rumbo de este tipo de okupaciones: una mafia fijó su objetivo en chalets de una zona exclusiva del municipio aljarafeño y durante el pasado verano una de estas casas fue objeto de dos okupaciones en poco más de dos meses y de un tercer intento.