SIERRA NORTE

El monasterio de la Cartuja de Cazalla, de 600 años de antigüedad, abre como alojamiento rural

El inmueble fue adquirido por un suizo en 1995 y rehabilitado como centro de recitales y eventos y lugar de observación astronómica

Carolina Bourquin, delante del monasterio de la Cartuja de Cazalla A.C.

AMPARO CORNELLO

Hace más de veinte años la familia Bourquin se hizo con el Monasterio de la Cartuja de Cazalla. «Era el año 1995, mi madre era actriz amateur y un día vino a rodar un documental sobre la vida de García Lorca, c uando mi padre vino, se enamoró del sitio y decidió comprársela a la antigua dueña, María del Carmen Ladrón de Guevara» . No obstante, María del Carmen se quedó como gerente gestionando el recinto hasta que hace 4 años se jubiló y la familia Bourquin retomó la posesión y gestión del negocio.

La familia de Carolina está afincada en Marbella aunque su padre es suizo y su madre irlandesa. Carolina estudió en La Sorbona de París y ha trabajado en prensa y publicidad para una empresa internacional de publicaciones, que le ha permitido vivir y trabajar en más de 20 países. Cuando decidió tomar las riendas de la Cartuja se trasladó a vivir a la Casa del Peregrino junto con su marido de origen griego, Yiorgos Charalampopoulos , y su hija Anita.

La Cartuja de Cazalla es un recinto monumental de 9 hectáreas rodeado de otras 10 hectáreas de encinas, alcornoques y olivos. En ella se encuentra el monasterio cartujo que tiene 600 años de antigüedad, aunque en su estructura tiene vestigios moriscos del siglo VIII como la antigua mezquita convertida en sala capitular por los monjes.

Parece ser que los primeros que se afincaron en este lugar fueron los fenicios que crearon la Ruta de la Plata y explotaron las minas del Cerro del Hierro. Luego los musulmanes construyeron en el recinto denominado El Castillejo, una mezquita, un molino de aceite y un molino de harina de los que todavía quedan algunos restos. «Cuando se marcharon los musulmanes en el siglo XIV se conoce que Pedro I El Cruel, rey de Castilla y León , se hospedaba en El Castillejo cuando venía a la zona a cazar osos», explica Carolina.

En 1416 se instalaron los primeros monjes de la orden de los Jerónimos que construyeron el monasterio y sesenta años más tarde los relevaron los Cartujos que acogían a peregrinos de la Ruta de la Plata del camino de Santiago en la Casa del Peregrino , edificio en el que actualmente vive la familia.

Granja para el ganado

Durante 400 años los cartujos fueron ampliando el conjunto monumental y permanecieron allí hasta la desamortización de Mendizábal que supuso la expulsión de los monjes. El conjunto cayó en desuso y la gente del pueblo lo usó durante años como granja para el ganado y la iglesia sirvió de bodega para guardar el vino.

El inglés Alexander Harrington se hizo con la propiedad en 1975 y recuperó parte del conjunto, aunque pocos años después se arruinó y lo vendió por subasta pública a Mª Carmen Ladrón de Guevara.

Las celdas de los monjes cartujos se han convertido en habitaciones, cuyos techos son bóvedas de ladrillo visto y cuentan con numerosas ventanas que permiten unas fabulosas vistas al campo. Estas habitaciones pertenecían a los legos, los monjes que se ocupan de labores manuales y de los asuntos seculares del monasterio, con el fin de permitir la plena vida contemplativa de los monjes del coro.

«Nos han puesto muchísimos requisitos para poder abrir el alojamiento rural, pero en las próximas semanas estará disponible al público» , explica Carolina.

Actualmente en la Cartuja de Cazalla se desarrollan visitas y actividades culturales como conciertos o recitales, se alquilan el espacio para eventos y bodas, y además es un lugar excepcional para la observación astronómica.

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