ÉCIJA

Los molletes de Écija llegan a Francia cuando cumplen un siglo de vida

Dos ramas de la misma familia conservan la mejor tradición de este dulce ecijano que sale en camiones hacia toda España

Juan Garay en el mostrador de su obrador ecijano A.L.

ÁNGELA LORA

Hay quién los ha buscado por toda España como si de un tesoro perdido se tratara, mientras los ecijanos se desayunaban con ellos todos los días con aceite de oliva y jamón, mantequilla, zurrapa o manteca colorá. Los molletes, esos panecillos de miga redondos que al tostarlos quedan crujiente por fuera y esponjosos por dentro, son el primer producto local que un ecijano prueba y el último que olvida.

Los molletes llevan viviendo en Écija casi un siglo y, aunque en la actualidad se venden bajo un amplio abanico de marcas distintas, el origen se encuentra en la familia Armesto, que prosigue con su actividad artesanal tres generaciones después en dos ramas:los conocidos como molletes de «La Conchi», de Juan y Jesús Garay Armesto, y los molletes de Armesto, de Jesús Armesto.

Apenas unos metros separan sus dos puestos de venta en la Plaza de Abastos de Écija , pero uno y otro tienen su particular legión de adeptos. «Son muy parecidos, pero no son exactamente iguales», afirman. Cada uno, con su saber hacer y respeto a la tradición que han aprendido de sus ancestros, han conseguido que estos productos gastronómicos que ha traspasado fronteras continúen su camino sin fecha de caducidad en el horizonte.

Juan Garay nos recibe en su obrador de la calle Gameras, al término de una faena que empieza a medianoche para que el pan se distribuya recién hecho por la mañana por las tiendas, bares y hogares de Écija que empiezan el día con un mollete. De su obrador salen al día unos 1.000 molletes, entre 300 y 500 tortas de manteca ( otro de los productos estrella de los Armesto ) y varias decenas de dulces.

Porque también, tanto unos como otros, venden repostería fresca del día, todo un clásico en las meriendas: carmelas, cuñas, bollos del Conde, tortas de Nieto, sultanas de coco, tortas de polvorón, etc.

Horno de leña

Pero sin duda, el mollete es el producto estrella . El secreto de su éxito, según explican, no es más que las manos expertas que lo amasan diariamente de lunes a sábado y el cocido en el horno de leña, que es lo que, tal y como asegura Juan Garay, «marca la diferencia». «Se colocan en la solera del horno, sin bandeja, y se van haciendo de abajo a arriba», detalla.

Los ingredientes también son sencillos, pero bien medidos: harina, agua, sal, levadura y un poquito de grasa ( aceite de girasol y manteca de cerdo ) para darle más ternura.

Aunque su reinado indiscutible es el desayuno, los que lo hacen opinan que aguanta igual de bien las meriendas o las cenas. « Un mollete con un café calentito por la noche ahorra mucho trabajo en la casa», dicen.

Pero lo cierto es que el mollete ha ido abriendo nuevas puertas en su historia reciente y de los hogares ecijanos ha llegado a muchos otros fuera de Andalucía e incluso de España , especialmente gracias, cosa curiosa, a la venta en bares de carretera.

Incluso ha entrado en cocinas de selectos restaurantes para ocupar un lugar de prestigio en cartas gourmet. En Vinaroz (Castellón ), por ejemplo, existe una hamburguesería que usa pan de mollete; también en Madrid hay un restaurante de lujo que los emplea como ‘delicatessen’ con rellenos más exóticos, apunta Juan Garay.

A Francia

Y también han traspasado fronteras de mano de turistas de diferentes rincones del mundo, quienes los han ‘cazado’ como efímero souvenir, especialmente en Francia, además de los propios ecijanos que viven en el extranjero y calman su nostalgia con estos panecillos que hacen patria, a través del pedido por internet que ofrece la tienda Hecho en Andalucía.

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