Coronavirus en Sevilla
Pueblos de Sevilla rocían la basura con lejía para evitar la propagación del virus
La planta de reciclaje Campiña 2000 toma medidas especiales contra el Covid-19
La crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus ha cambiado la forma de gestionar los residuos sólidos urbanos en la Campiña sevillana. Desde que el Gobierno de España decretara el Estado de Alarma el 15 de marzo, la Mancomunidad Campiña 2000 se ha planteado dos retos: proteger a sus trabajadores , cuya labor se considera de primera necesidad, y a la comunidad que representan. Todo sin olvidar la importancia de seguir manteniendo los índices de reciclaje parecidos a los de antes del confinamiento.
La gestión de la pandemia ha añadido una nueva variedad de residuos , aquellos que se generan en hospitales, centros de salud, residencia de ancianos y servicios de ayuda a domicilios de los ayuntamientos o empresas dedicadas a prestarlos. Incluso hay que separar todo el material desechable de los trabajadores municipales que se dedican a desinfectar las calles, recoger la basura o los de aquellos que trabajan en las líneas del complejo medioambiental que son en definitiva los más expuestos a la enfermedad.
Por eso, en la Mancomunidad se plantearon la implementación de medidas diferentes, dentro y fuera de la planta de reciclaje , situada en término municipal de Marchena, a pie de la A-92.
En un primer momento, por lugares estratégicos de los siete municipios asociados -La Puebla de Cazalla, Marchena, Arahal, Lantejuela, Osuna, Morón de la Frontera y Paradas- repartieron contenedores específicos para ese material desechable , principalmente de los Equipos de Protección Individual (EPIs). Son «potencialmente peligrosos y deben tratarse con el objetivo principal de proteger a los trabajadores», explica la presidenta de la entidad Teresa Jiménez.
La recogida especial de estos contenedores se realiza de forma independiente a la de los residuos ordinarios y, cuando llegan a la planta, « van directamente al vertedero sin que los trabajadores realicen ninguna manipulación», añade Teresa Jiménez.
Pero, además, la empresa que gestiona el complejo ambiental, Urbaser, ha tomado una serie de medidas en el tratamiento de los residuos ordinarios . La principal es evitar su manipulación por parte de los trabajadores. Por esa razón se ha eliminado el triaje, un espacio en la planta, situado al final de la cadena de reciclaje, en el que seis trabajadoras realizaban una selección manual de diferentes tipos de residuos.
A su vez, han extremado las labores de desinfección con la continua limpieza de las zonas de paso, suelo, vallas y áreas comunes. Y, los primeros metros de las cintas en la que vierten los residuos, van impregnados con una disolución de agua y lejía .
Los esfuerzos se centran ahora mismo en los trabajos de limpieza y la distribución de equipos de protección. Para el vicepresidente de la entidad, Miguel Ángel Martín, «no hay que olvidar que los trabajadores de la planta viven en los pueblos de la Mancomunidad y, si alguno enferma, llega a su casa y a los pueblos del entorno, esto es un problema de salud pública que hay que parar».
Además, la Mancomunidad Campiña 2000 ha destinado 15.000 euros de su presupuesto a comprar material sanitario de protección y repartirlo entre los ayuntamientos. «En estos momentos hay que echarles una mano porque la salud de la población se ha convertido en una prioridad », apunta Miguel Ángel Martín.
El material se ha repartido en la última semana en los siete municipios para las auxiliares de ayuda a domicilio y empleados de área municipales de limpieza.
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