LOS PALACIOS Y VILLAFRANCA

Maese Salguero el organista

Un joven músico palaciego recupera el órgano barroco del siglo XVIII de la parroquia Santa María la Blanca

Javier Salguero toca el órgano barroco construido hace 273 años F.R.M.

Fernando Rodríguez Murube

Entrada de misa de sábado en la Parroquia Mayor Santa María la Blanca de Los Palacios y Villafra nca . Arriba, en la tribuna, un joven de apenas 23 años desliza sus dedos por las teclas del vetusto órgano barroco del templo, movimiento que provoca el solemne estruendo de las voces de sus tubos de metal, que resuenan en un acorde majestuoso y prolongado. Un procedimiento que se repite minutos después acompañado de cantos durante el evangelio, en el ofertorio e, incluso, con el himno de la Virgen.

Se trata del instrumento más antiguo y de mayores dimensiones de cuantos hay en Los Palacios y Villafranca (fue construido en 1747 por el reputado organero Francisco Ortíguez ). A pesar de su enorme valor llevaba veinte años huérfano de organista y sin ser partícipe de ninguna escena similar a la anteriormente descrita —estaba en completo desuso salvo contadísimas excepciones—, a lo que hay que sumar que durante los ochenta solo tuviera cierto protagonismo gracias principalmente a diversos conciertos organizados por el ya extinto Ateneo de Los Palacios y Villafranca y en los que participaron artistas de la talla del padre José Enrique Ayarra , Heribert Breuer o Juan Antonio Pedrosa.

Cartel anunciador F.R.M.

Una triste dinámica que cambió hace un lustro gracias a Javier Salguero , un palaciego de arraigadas creencias religiosas graduado en Historia del Arte y que ha estudiado órgano en el Conservatorio de Sevilla de la mano del reconocido maestro Miguel Ángel Fernández . Cuando apenas contaba 17 años de edad se hizo cargo de su teclado y de los nueve registros que desglosa gracias a las centenarias hileras de tubos, haciéndolo sonar con entusiasmo y virtuosismo pese a su corta experiencia.

Los motivos por los que el órgano sufrió esta especie de travesía del desierto desde finales de la década de los setenta hasta bien entrado el presente siglo son de muy diversa índole. Por un lado, cabe contabilizar diversas etapas en las que no hubo nadie en la localidad que hubiese estudiado órgano y estuviese presto a tocarlo (el último fue Paco Falcón ). Asimismo, también afectaron los nuevos gustos litúrgicos. Primero los emanados después del Concilio Vaticano II , un acontecimiento que según Salguero «dio lugar a bastantes malas interpretaciones de lo que debía ser la misa, la liturgia y demás; de hecho, todo lo que olía a antes del concilio, música de órgano, cantos gregorianos, etcétera, quedó desterrado».

«Bajo mi punto de vista fue una especie de sacrificio por la modernidad mal entendido . Más que una adaptación a los nuevos tiempos, lo que hubo fue un corte radical, pasándose a cantos un poco más festivos». El otro aspecto que en cierto modo también influyó a la hora de que el valioso instrumento quedara infrautilizado fue la entrada de las comunidades neocatecumenales en la Iglesia, ya que sus cantos llevan la guitarra como acompañamiento musical casi exclusivo.

Javier Salguero posa desde la tribuna en la que se encuentra el histórico órgano F.R.M.

Todo ello derivó en un paulatino deterioro de este órgano construido hace 273 años, ya que «lo peor que le puede pasar a un instrumento tan antiguo es que no se use» . Se acumula el polvo al no salir el aire por los tubos, los mecanismos dejan de funcionar de estar tanto tiempo sin usar, y en este caso en concreto algunos registros, incluso, se habían quedado atascados; a lo que hay que sumar que también le afectó considerablemente una tormenta sufrida hace unos años y que caló en las diferentes piezas y tubos a través de una grieta en el techo de la tribuna.

No obstante, el resurgimiento del instrumento en los últimos años no se debe exclusivamente a Javier Salguero. De hecho, el músico es tajante a la hora de señalar al principal artífice de que el órgano haya recuperado su esplendor: «Si no fuera por José Manuel Caro, a día de hoy seguiría abandonado y sin usarse» . Y es que Caro, insigne personaje palaciego muy vinculado a la Parroquia Mayor y que sus 84 años sigue velando por el patrimonio sacro de la localidad, es la persona que impulsó las dos últimas restauraciones que ha experimentado el órgano: una en la década de los ochenta y otra más reciente en el año 2014.

Salguero guarda un grato recuerdo de esta última reparación: «Tengo en la retina la imagen del día en que llegué a la parroquia y vi los andamios y el órgano completamente forrado de plástico» . Ver Salguero las plataformas y los revestimientos, e imaginarse tocando el órgano, fue uno. «Era mi sueño. Al instante corrí a preguntar, y para mí fue una gran alegría cuando me dijeron que lo estaban restaurando, porque por primera vez en mi vida veía cerca la posibilidad de que volviera a funcionar», admite. «Mientras se llevaban a cabo los trabajos me empapé bastante sobre su historia y sus mecanismos, hablando continuamente con José Manuel Caro y más tarde con don Diego Ojeda, párroco de la localidad».

Tras ser restaurado El 5 de agosto de 2014, día de la Virgen de las Nieves , patrona del pueblo, Fernando Collantes (conocido organista de la sevillana iglesia de la Magdalena) hizo los honores del estreno. «Disfruté como un niño pequeño durante la misa. Luego pedí permiso para subir y toqué la marcha Encarnación Coronada ; mi sorpresa fue mayúscula cuando poco después de empezar, se pusieron a cantar los que quedaban en el coro. Fue algo muy emocionante para mí».

«Ese mismo día don Diego me informó de que quería que participara en la misa de costaleros, y desde entonces no he parado de tocar cada sábado y en cada misa solemne». En este sentido, confiesa que su día preferido es el de la misa de Navidad por la mañana debido a la gran cantidad de villancicos que se tocan.

El palaciego desglosa su idea acerca de la funcionalidad del órgano: «Mi idea es que la música no sea un adorno durante la misa, sino que debe cumplir su función respecto a la liturgia para que ésta llegue a los feligreses ; por eso canto, para acompañar y animar a que participe la gente».

Para el joven músico «es un auténtico privilegio tocar este órgano con tanta historia» . Por eso sonríe cuando le adelanto el titular del reportaje en un claro guiño a Gustavo Adolfo Bécquer y a una de sus más famosas leyendas en el 150 aniversario de su fallecimiento, y le cito aquello de: «¡Cuidado que el órgano es viejo!... Pues nada; él se da tal maña en arreglarlo y cuidarlo, que suena que es una maravilla. Primero dejaría la vida que abandonar su órgano favorito».

«Ojalá pueda hacerlo tan bien y durante tantos años como cuenta la leyenda de maese Pérez en la iglesia de Santa Inés , ¿dónde hay que firmar?», bromea con ilusión.

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