UTRERA

Un joven saxofonista de Utrera en el corazón musical de Londres

José Manuel Brazo García logra una beca en la Royal College of Music, la tercera mejor universidad en artes escénicas del mundo

José Manuel Brazo García con su saxo B.M.

J.M.B.M.

El joven saxofonista utrerano Manu Brazo García (1993), que en la actualidad cursa Cuarto de Enseñanzas Superiores en el conservatorio superior de música Manuel Castillo, de Sevilla , con el profesor Juan Manuel Jiménez , ha conseguido plaza en la Royal College of Music, de Londres , para cursar los estudios de máster en interpretación. Tras superar una dura prueba de selección, a la que se presentaron los mejores expedientes académicos procedentes de distintos lugares del mundo, logró obtener una de las mayores becas expedidas por el centro.

—¿De dónde viene su afición por la música?

—Simplemente es algo que apareció y se quedó en mi vida. Aunque posiblemente me venga de familia, ya que mi abuelo fue uno de los pioneros en la música por la zona de la Sierra de Huelva . Él tocaba el clarinete, el saxofón y el violín y enseñaba, componía y arreglaba música para las bandas y orquestas que él mismo creó. Desgraciadamente cuando yo empecé de pequeño con mi saxofón él ya no estaba.

—¿Cómo ha sido el camino hasta llegar al Royal College de Londres?

—Yo empecé mis estudios en el Conservatorio Elemental «Ana Valler» de Utrera, donde estudié con Juan Manuel Jiménez. Él fue el que me encarriló con el saxofón y la música. Después estuve seis años estudiando con Alfonso Romero en el conservatorio profesional de música «Francisco Guerrero» de Sevilla. C on Alfonso, igualmente utrerano, aprendí muchísima música y a dominar el saxofón, y con él decidí que me dedicaría a esto de verdad. Ha sido muchísimo trabajo y estudio, el colegio, el conservatorio, tantos ensayos y tantas horas… el camino no ha sido fácil, pero sin duda volvería a repetirlo. El mundo de la música es difícil, lleva un ritmo muy rápido y los mejores momentos y de los que dependen más cosas pasan en un segundo, pese a las muchísimas horas de ensayo. Sin embargo, la cantidad de experiencias y de personas que merecen la pena son muchas.

—¿Para obtener esta preparación, qué ha tenido que sacrificar?

—La música podría definirse como una relación de amor/odio, ya que te va a dar muchísimas cosas buenas, pero también cosas no tan buenas. Es verdad que desde pequeño son muchas horas al día las que pasas solo o en ensayos y esto hace que no puedas dedicarle todo el tiempo que te gustaría a estar con tus amigos o con la gente que quieres.

—¿A dónde quiere llegar en el mundo de la música?

—A todo el mundo que quiera progresar en su vida le gustaría llegar lejos en algún ámbito, aunque siempre es muy difícil saberlo. A mí me gustaría que la gente que me escuche tocar entienda lo que quiero decir y que disfruten de verdad como yo lo hago. Si consiguiera eso, creo que lo demás serán metas y objetivos a los que se irá llegando, o no, pero conseguir transmitir algo de verdad que haga pensar y sentir a la gente es lo que de verdad me motiva.

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