LOS PALACIOS
José Manuel Busto: de Los Palacios a Nueva York
El director palaciego, animado por su abuelo, se abre paso en el mundo sinfónico internacional y trabajará con Benini en el Metropolitan
Juan Manuel Busto (Los Palacios, 1987) siempre ha necesitado la música como la comida o el agua. Así se lo inculcó su abuelo, autodidacta y estricto profesor que exigía a su único alumno como al que más. El pequeño Busto tuvo la templanza de encajar bien sus reprimendas y broncas. « Agachaba la cabeza y asentía de forma dócil. Me inculcó la disciplina tan necesaria para la dirección de orquesta», afirma entre el orgullo y la nostalgia.
Su abuelo vio claro que su nieto de seis años tenía la posibilidad de que llegar a conseguir lo que él no había podido: hacer de la música su profesión. Y vaya si lo consiguió. Actualmente Busto ocupa un lugar relevente en el panorama nacional e internacional de la música de orquesta, pulverizando numerosos registros, pese a su extraordinaria juventud.
Vertiginoso ritmo
Este prestigio acarrea una fuerte presión y un vertiginoso ritmo de trabajo, algo que Juan Manuel asume con firmeza: «Yo confío en mí, lo que necesitaba era que me dejaran hacer, tengo una confianza extrema en mí» . Hace una semana llegó a Sevilla procedente de Holanda, donde trabajó un mes en el Dutch National Opera de Amsterdam con la obra «Il Trovatore» , para colaborar con la Escolanía de Los Palacios en la ópera «Otello», que se representa en el Maestranza desde el pasado sábado.
Asimismo, la próxima semana viajará a tierras británicas para grabar como director asistente y maestro interno junto al reputadísimo Maurizio Benini la ópera «Zazá» de Leoncavallo con la BBC Symphony Orchestra, la cual representarán posteriormente en el Barbican Hall. Además, en diciembre debuta como director de ópera con «El pequeño deshollinador» en el Maestranza. Para rematar la agenda, tiene una oferta para trabajar nuevamente junto a su admirado Benini en el Metropolitan de Nueva York para principios de 2016.
Lluvia de contratos
Esta lluvia de éxitos y contratos se sustentan en unos conocimientos que le han transmitido maestros de esta época y del siglo pasado, a los que por motivos variopintos tuvo el lujo de conocer y tratar. Tras las primeras enseñanzas de su abuelo, cursó estudios de saxofón y se licenció en composición y dirección de coros, donde coincidió con el utrerano Alfonso Romero .
Poco después el cubano Maestro Milanés, director del gran teatro La Habana durante 40 años, se ofreció para darle clases de dirección tras conocerlo en un curso en Valencia. Algo que supuso un punto de inflexión en su forma de entender la profesión: «He tenido la tremenda fortuna tanto con Alfonso como con el maestro Milanés de aprender como aprendían antiguamente el artesano y el aprendiz, viendo cómo trabaja, cómo piensa, cómo actúa más allá de la música, hasta crearte una personalidad. En este sentido, yo a mis alumnos de la escolanía les recomiendo que cuando vean a alguien que les merezca la pena lo cojan y lo expriman, que es lo que he hecho yo, absorber todo su conocimiento como si fuera un pendrive».
A continuación dio el salto al panorama nacional de la mano de Cristobal Soler , director musical del teatro de la Zarzuela, que lo contrató para su gira como asistente tras un curso de tres clases en Madrid. Hecho que aprovechó al máximo, siendo esa etapa la génesis de todos sus reconocimientos.
Tantas jornadas con tan buenos mentores fueron la cuna de su nobleza y el origen de que sedimentaran con tanta fuerza en su personalidad valores como el esfuerzo, la disciplina y la confianza. Juan Manuel, pese a su juventud, es una persona extremadamente madura, que se toma realmente en serio la música , la actitud vital y la cuestión ética de ser.
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