Morón de la Frontera
Un investigador demuestra que en el castillo habitaban maestros canteros de fuera de Morón de la Frontera
Juan Diego López publicará en breve un libro que arroja nueva luz a la historia del monumento moronense
El castillo de Morón de la Frontera ha definido el paisaje de la localidad desde hace muchos siglos. Su influencia ha sido notoria en el desarrollo de la historia, el arte y la política, aunque, con el paso del tiempo, se ha ido asentando cada vez más en los rincones más apartados de la memoria colectiva moronense.
No obstante, el otrora imponente edificio sigue albergando secretos que van saliendo a la luz. Basta con mirar con detenimiento, con ojos vivos y pasión desbordada.
Son las cualidades que reúne el arqueólogo local Juan Diego López Valencia. Cualidades que le han llevado a descifrar los secretos que hay tras los cientos de marcas de cantería que se encuentran por los bloques de la Torre del Homenaje y alrededores, y que ha plasmado en una investigación que pronto verá la luz.
Es un trabajo que supone «dotar de magnitud las obras que aquí se acometieron, sobre todo en lo que se refiere al recorrido de maestros canteros norteños , quizá también del centro de Europa». Es, precisamente, el descubrimiento de la presencia de los maestros norteños lo que dota de gran importancia esta investigación. «Es la primera vez que se documenta la convivencia de mano de obra local y la de maestros norteños».
Eso recoge López en su trabajo, que ya ha tenido gran repercusión, y que verá la luz en unos meses. «Fue un éxito la presentación del trabajo ante la Comisión de Arqueología de la Facultad de Geografía e Historia ». Además, se trata de un estudio pionero en la localidad , y que ha servido para profundizar en las circunstancias que rodearon a la reforma del edificio realizadas de forma inconclusa entre los años 1528 y 1531, bajo el mando del tercer conde de Ureña, Pedro Téllez Girón.
«Hasta ahora, solo se había citado, comentado o descrito este asunto con registros pobres y ya obsoletos», explica el arqueólogo, que ha registrado y clasificado la totalidad de las marcas presentes en la Torre del Homenaje, el foso del castillo y la muralla oriental . Doscientas veintiuna marcas que tienen un valor cualitativo único en la comarca. «Ni en Alcalá, Utrera, Montellano u otros castillos de la provincia puedes encontrar un repertorio de mano de obra como el que tenemos en Morón. Es una suerte la que tenemos aquí».
Quizá, distraídos por las imponentes vistas que ofrece la posición privilegiada en que se encuentra el Castillo, o por la propia figura de la torre, se puede no reparar en las numerosas marcas presentes en los bloques que componen el edificio . Marcas que, a simple vista, parecen pequeños arañazos, pero que, con un poco de detenimiento para su observación, muestran distintos tipos de herramientas, onomásticas, iconografía religiosa y esotérica… Una firma, al fin y al cabo, que servía para mostrar la autoría de la mano de obra «muy empleada en los sistemas constructivos a destajo, para que cada cantero representase su signatura y recibiese los honorarios correspondientes».
Hay figuras tan maravillosas como una que se encuentra en el foso, que es una representación del número áureo ; otras que reflejan la importancia del taller encargado de los trabajos de esa zona concreta. Con estas marcas también se puede comprobar «la estructura jerárquica» de los tres talleres que participaron en las reformas del castillo , con una fuerte presencia de los maestros mayores «dada la envergadura de las obras que se estaban acometiendo», y que habían atraído la presencia de prestigiosos canteros.
Todo esto se podrá ver en la publicación de Juan Diego López, que ayudará a completar más huecos en la historia del castillo de Morón de la Frontera (incluso rebatiendo otros estudios ya publicados , pero incompletos o erróneos) y ayudará a ampliar el conocimiento sobre la figura de los maestros canteros y sus trabajos en Europa.
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