LA PUEBLA DEL RÍO

La hermana pequeña de Doñana: de un secarral en el año 1992 a una rica reserva con 250 especies animales

El excelente proyecto de Beltrán Ceballos y el apoyo europeo han transformado por completo la Dehesa de Abajo, a la que visitan todos los años 3.000 ornitólogos de toda Europa

Una imagen de la Dehesa de Abajo, una reserva natural con más de 250 especies animales F.R.M.

FERNANDO RODRÍGUEZ MURUBE

La historia de cómo nace lo que hoy es la Reserva Natural y Centro de Visitantes de la Dehesa de Abajo bien daría para una película. Así, si Hugh Grant protagonizó en 1995 « El inglés que subió una colina pero bajó una montaña», en la que se narra cómo un pueblo entero se moviliza subiendo por la noche cubos de tierra para conseguir que su mayor emblema sea catalogado como montaña, solo un par de años más tarde de su estreno tuvo lugar un episodio cuanto menos singular en los espectaculares montes de la Dehesa de Debajo de La Puebla del Río y que podría llevar como título algo así como « El madrileño que llegó a un secarral y salió de una laguna».

Y es que lo que a principios de los noventa no era más que un monte público consorciado abandonado a su suerte en el que pastaban un puñado de ovejas y por el que se recibía una raquítica subvención por sembrar unos girasoles que no salían, hoy día está catalogado como Reserva Natural , cuenta con 250 especies animales y recibe la visita de más de cien mil personas al año —entre ellas tres mil ornitólogos llegados de toda Europa—.

Un turismo que acude dispuesto a disfrutar a pie, en bicicleta o a caballo de sus 840 hectáreas y a admirar su riquísima biodiversidad, sus excepcionales paisajes, lagunas (junto a la que se ubican dos observatorios), canales, arrozales, aves (f lamencos, focha moruna, patos, cigüeñas ), fauna (linces, zorros, tejones, vacas, caballos) y flora (pinares o acebuchales), así como sus impresionantes amaneceres y puestas de sol, que son auténticas postales.

El ingenio de un madrileño

Esta hermana pequeña del Parque Natural de Doñana , como muchos la consideran por su cercanía y sus similitudes aunque obviamente a menor escala, es fruto del ingenio de Beltrán Ceballos , un madrileño que ha dedicado toda su vida a la conservación de la naturaleza y al conocimiento y estudio de las aves.

Para comprender el germen de esta Reserva Natural hay que remontarse a 1992: Doñana era una zona húmeda que iba a menos por la tendente dinámica en aquellos años a desecar para posteriormente cultivar la tierra. Bajo esta tesitura Ceballos participa en un proyecto dedicado a rescatar superficies de dicho entorno, y pronto detectó que la Dehesa de Abajo era un lugar potencialmente interesante en cuanto a su naturaleza.

Para plasmar su sueño, lo primero que tenía que hacer era eliminar los drenajes que impedían el encharcamiento y convencer a la población local de que aquel proyecto de paraíso terrenal que dibujaba en su mente era mucho más interesante en todos los aspectos que una subvención por unas ovejas y por sembrar girasol. El trabajo más duro fue darle una forma legal a la idea . Fueron tres años de gestiones (94-97). Beltrán tenía claro que si se conseguía una figura legal de protección se podrían obtener fondos comunitarios que financiaran la transformación.

Pero Beltrán Ceballos , un personaje alejado siempre de conveniencias y diplomacias, y para quien las leyes en ocasiones no coinciden con las de su conciencia y menos aún con las de su voluntad, viendo que el proceso se demoraba más de lo que su paciencia podía soportar decidió una noche liarse la manta a la cabeza, contratar a tres obreros y alquilar dos máquinas. De esta guisa, de madrugada y trabajando a destajo tapa el canal sin permiso y construye un dique. Le cayó una multa.

En poco tiempo se forma una laguna que muy pronto atrae a miles de pájaros. No solo eso, si no que en 1998 esta obra «casera» sirvió para paliar los efectos de la catástrofe de Aznalcóllar . Gracias a la útil aportación del tapón en el desastre ecológico de las minas de Boliden se mejoraron los dispositivos hidráulicos de la Dehesa de Abajo con una gran presa y un rebozadero. Ya en 2003 consigue que desde Bruselas se catalogue al lugar Reserva Natural Concertada , construyéndose un edificio totalmente equipado.

Tras varios años sin que el proyecto avanzara, propone al Ayuntamiento de La Puebla hacerse cargo junto a su amigo «Correbulla» de la gestión de la Reserva con un restaurante y en la que se organizan visitas guiadas a cambio de pagar un canon mensual. Actualmente este espacio da trabajo a 25 personas, organiza congresos ornitológicos, exposiciones y charlas , además de contar con un restaurante con sabrosa cocina tradicional de la zona. De este modo, ha conseguido el aprovechamiento racional de los recursos naturales , siendo todo un ejemplo de que éstos pueden ser una herramienta más para dinamizar la economía de las poblaciones rurales.

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