Mil formas de decir «te quiero»

El tradicional día de los enamorados está a la vuelta de la esquina. Apenas falta un mes para que San Valentín vuelva a ocupar protagonismo en el calendario, y mientras la tendencia acerca de forma irremisible esta celebración con otros actos consumistas más, en localidades como Casariche se cuida parte de su espíritu original a través del antiguo arte de expresar el amor con palabras.

El consistorio ha publicado recientemente las bases de su concurso de cartas de amor, que en esta edición c umplirá diez años . Una competición que se gana con la palabra escrita y siguiendo una norma tan sencilla como casi en desuso en nuestros días: escribir la tradicional carta de amor para expresar los sentimientos de su autor. Un máximo de dos hojas de papel deberán condensar esos sentimientos que, como explica M acarena Parrado , concejala de Cultura, «debe versar sobre la temática del amor y desamor ».

En un encuentro de este tipo no hay espacio para la vergüenza, una de las principales enemigas a la hora de mostrar los sentimientos. Aunque el concurso permite que las cartas vayan dirigidas a personas o a destinatarios ficticios, se guarda un as en la manga. «Las cartas pueden hablar del amor o del desamor, pero no sólo con respecto a otras personas. También pueden ser un altavoz para hablar sobre el amor hacia la vida, la naturaleza o hacia los seres queridos» , explica Macarena.

Las ganadoras del año pasado animan a futuros participantes a escribir su cartas. Remedios Camero , vecina de la localidad ganó el premio general de la pasada edición. «Escribí un soneto ficticio donde una persona que muestra su desengaño amoroso, pero que muestra al final como sigue albergando sentimientos hacia esa otra persona». Ella ya es una veterana en estas lides, en otra edición consiguió el segundo premio y reconoce que le apasiona escribir .

Araceli Romero fue la ganadora del premio local. Se hizo con este galardón a pesar de ser la primera ocasión en la que presentó su carta. «Ya había pensado participar otros años, pero un poco por el olvido y otro poco por la vergüenza no me atreví ». En su carta habla sobre un amor que considera indispensable, el amor propio.