CARMONA
Una finca de Carmona vende campos de girasoles a japoneses para verlos crecer «on line» desde su país
Cobra 120 euros por dejarles ser agricultores virtuales y ante el éxito de la idea planea también enviar a los compradores el aceite producido por las plantas que han rotulado a su nombre.
Una atracción singular . Es la que sienten los japoneses por los girasoles. Sin que haya un motivo claramente definido más allá de la estética de sus flores o del simbolismo de su orientación hacia el sol, lo cierto es que se vuelven locos por los girasoles . Y como allí no los tienen, vienen aquí a buscarlos y deleitarse con la estampa de los campos amarillos. Para ellos acudir a una plantación de girasol se ha convertido casi en cita obligada en su periplo por Andalucía .
En Carmona tienen una buena extensión de girasoles puesto que su cultivo es abundante en la Vega . Cada vez son más los turistas de Japón que tras recorrer la ciudad marchan a un campo de girasoles para introducirse entre las plantas y, claro está, tomar fotografías, muchas fotografías. Y hay quien ha visto el negocio, con una propuesta singular que ha ya despertado el interés de los japoneses.
En la Finca San Ygnacio siembran girasoles y han buscado la fórmula de hacer partícipes de ellos a los japoneses en la distancia, de forma que pueden convertirse en propietarios y agricultores virtuales de la planta. A través de internet ofrecen la posibilidad de adquirir las 250 plantas que tiene cabida en una de las parcelas a la venta. La rotulan a nombre del comprador y le documentan todo el proceso desde la siembra a la recolección.
De esta forma el agricultor virtual japonés recibe las fotos del día que se siembra, de la evolución de la planta, los tratamientos, su crecimiento por fases, el momento de maduración y la recolección. Al final de todo, secan una de las plantas y se la envían a Japón, junto con unas semillas que puede plantar . Pero, además, si quiere venir a Carmona a ver sus plantas, puede hacerlo. En la finca los llevan en un coche de caballo para que las conozcan y les dan un almuerzo con productos típicos . La «aparcería virtual» de una de estas parcelas sale por 120 euros.
Este año ya han tenido algunos japoneses que las han adquirido. Ahora está terminando la campaña, pero para el año que viene ya tienen un buen número de peticiones . Cuando comience la siembra empezarán a enviarles sus fotografías. La comercialización la hacen a través de su página web , que han traducido al japonés con ayuda de una amiga japonesa y unas chicas de ese país que estudian en Sevilla.
También hay grupos de nipones que han visitado la finca y sus girasoles, y agencias de viajes que los han llamado para organizar excursiones. Es cada vez más frecuente que los grupos de japoneses incluyan en sus recorridos la visita a un campo de girasoles . En ocasiones han constatado en la oficina de turismo de Carmona que han llegado exclusivamente desde Madrid con esa finalidad.
Hace poco les llamaron para concertar una visita de japoneses en el mes de septiembre, pero en esa fecha es imposible porque las plantas ya se han recogido. Y es que en el país asiático piensan que los campos amarillos están así todo el año.
Victoria y Luis Manuel Pérez Barrera son los impulsores de este proyecto en su finca. Victoria ha indagado con sus visitantes en el origen de la especial atracción por los girasoles. Según lo que ha podido captar, para ellos es una planta asociada a la sabiduría , a la vida, la iluminación y el sol, una planta, por la que explica «sienten verdadera adoración».
Los hermanos Pérez Barrera tienen además en proyecto completar su oferta para los cultivadores virtuales de girasoles con lo que sería la guinda para ellos: poder enviarles el aceite producido por las plantas que han rotulado a su nombre. Para ello están dando forma a un molino que les sirva tanto las pipas de girasol como para las aceitunas que también cultivan en su finca. De hecho, para esta campaña quieren empezar a comercializar su propio aceite de oliva con el nombre de Mazara.