ALCALÁ DEL RÍO
Los fieles sufragan la restauración del retablo de Santa Ana, una joya del Renacimiento en Alcalá del Río
La obra data de 1557 y fue mostrada en la Exposición Iberoamericana de 1929
La parroquia de la Asunción de Alcalá del Río se ha propuesto recuperar un bien patrimonial de primer nivel que atesora desde la segunda mitad del siglo XVI: el retablo de Santa Ana, del maestro imaginero de origen flamenco Roque Balduque con pinturas atribuidas a Luis de Vargas .
El proyecto, impulsado por el párroco Fernando Reyes , cuenta con el respaldo de una comisión de fieles que recauda donativos para asumir la intervención, valorada en 35.000 euros, y ha posibilitado que dos profesionales de Bellas Artes con sede en el propio pueblo, Jorge Anillo y Manuel Mazuecos, se encuentren ya inmersos en la recuperación de esta joya del Renacimiento. El propósito es que recupere su esplendor a finales de año.
El incalculable valor de esta obra retablística motivó su traslado en el siglo XX a Sevilla, relatan desde la parroquia, donde permaneció expuesta durante unos meses con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929.
«Es el único tabernáculo o retablo portátil que se conserva de Roque Balduque que cuenta con el documento de contratación y al que se le puede hacer un seguimiento desde sus primeros años de existencia en el siglo XVI», relata Jorge Anillo a ABC Provincia. Aunque no existe constancia documental de intervenciones anteriores, el retablo fue modificado y adaptado a a las modas en épocas posteriores, «entre los siglos XIX y XX».
Traslado
El traslado a la Exposición de 1929 pudo suponer al momento de ensamblarlo de nuevo a la nave del evangelio de la parroquia alcalareña la mutilación de algunos elementos, sugieren los profesionales, que explican así los dos estilos y tiempos dispares que confluyen en este retablo: el renacentista y el neoclásico.
El conjunto artístico actual lo conforma el retablo primitivo de Roque Balduque con el altorrelieve de S anta Ana, la Virgen María y el Niño Jesús y las pinturas atribuídas a Luis de Vargas, que se inserta a su vez en una hornacina, a modo de camarín, de otro retablo neoclásico.
«El montaje en el siglo XX pudo ser tremendamente defectuoso e incluso muy agresivo, llegándose a mutilar algunas partes para que cupiese en el interior de la hornacina del retablo exterior de estilo neoclásico», argumenta Anillo, que en base a los datos a los que ha tenido acceso asegura que en este tiempo desaparecieron las tres coronas de las imágenes que son el motivo central de esta obra.
Una inscripción en el banco del retablo tabernáculo, tintada en castellano antiguo, ofrece respuestas sobre su hechura, a instancias de un sacerdote, y su fecha de ejecución: «Este retablo de Señora Santa Anna mandó fazer el mui reverendo señor Bartolomé Ximénez cura que fue desta Iglesia, e acabose año de mil e quinientos cincventa y ocho». Santa Ana muestra un libro sustentándolo con su mano derecha mientras mira tiernamente al Niño Jesús , ofreciéndole una fruta con su mano izquierda.
Ambas figuras son representadas sentadas en sendas sedes o cátedras. Flanqueando este relieve se aprecian dos obras pictóricas de San Andrés y Santa Catalina de Alejandría . En el ático se muestra el relieve de Dios Padre con sendas tablas a su lado representando la Anunciación.
En el banco se aprecia una inscripción explicativa y a su lado dos tablas, una con la imagen de San Bartolomé, de perfil y con los atributos de su martirio, y la otra con la representación del donante, el beato Bartolomé Ximenez .
Al retirar el retablo, Anillo y Mazuecos hallaron un nicho en la pared con yeserías y azulejos del siglo XVI. Estos elementos de gran interés artístico quedarán al descubierto cuando la obra retorne a su lugar original.