Burguillos

El falso agente de la DEA: «Tengo un don para esto»

Esta es la historia de Raúl, el hombre que se ofrecía a rescatar de los problemas a sus víctimas como agente secreto y acabó detenido por estafador

Una foto del detenido que se hacía pasar por un agente encubierto que trabajaba en operaciones secretas ABC

Silvia Tubio

Las dos noches que pasó en los calabozos le sirvieron para derrotar y acabar reconociendo que había usado una falsa historia , más propia de una película de espías que de la vida real. Una milonga que sin embargo le permitió sacar hasta 32.000 euros a cuatro familias de Burguillos , según la Policía. Ésta es la historia de Raúl V. D., el falso agente de la DEA que llegó a decirle a los agentes antes de conducirlo a los juzgados del Prado el pasado 25 de enero: «Yo tengo un don para esto».

Atractivo, 40 años, de complexión cincelada en el gimnasio, labia desbordante y acento caribeño. Ésa era su tarjeta de presentación y con la que consiguió cautivar a más de una mujer. Entre sus víctima está el hermano de su pareja, una chica de apenas 18 años que fue la última en caer en sus redes.

Cubano de padres españoles, Raúl aterrizó a principios de 2018 en España. Los agentes del Grupo de Atracos que se encargaron de desmontar su historia no saben qué hizo nada más llegar al país. Sí lo sitúan en verano en un taller ubicado entre Burguillos y Villaverde del Río que lo contrató como mecánico. «Ese trabajo resulta clave porque gracias a él consigue contactar con varias de sus víctimas y entablar unas amistades de las que sacó provecho», explica para ABC el jefe de la investigación .

Una telaraña de mentiras

Su primera víctima es quien le contrató. El dueño del taller le confió un día que estaba preocupado por un cliente rumano que había quedado descontento. Ese cliente, de dudosa reputación, fue el hilo del que tiró el presunto estafador para empezar a tejer una telaraña de mentiras. «Usó esa confidencia en su propio beneficio para hacerle creer al dueño del taller que estaba en peligro». ¿Y cómo lo hizo? Empezó a mandarle mensajes en tono amenazante haciéndose pasar por ese cliente enojado. Las amenazas se fueron agravando: «Esto se arregla ojo por ojo» , le escribió en una ocasión desde un número oculto.

Con su víctima atemorizada y creyéndose en la diana de un peligroso delincuente, Raúl se ofreció a ayudarle revelándole un secreto. Él no era un mecánico, en realidad era un agente encubierto de la DEA (el departamento antidrogas de EEUU) que necesitaba ese trabajo como tapadera. Y como agente de la autoridad podía ayudarle a quitarse de encima al molesto cliente con un rocambolesco plan. «Les pedía dinero para comprar droga. Después se la colocaría al rumano y luego procedería a detenerlo. Les aseguraba que con esa trampa conseguiría extraditarlo».

«Era muy seductor, le encantaba jugar con las miradas y desde lejos se le veía que era un peligro»

Parece difícil de creer, pero esa primera víctima pagó y, por supuesto, la amenaza cesó ; lo que reforzó la historia del presunto estafador, quien encontró a su siguiente víctima en el gimnasio de Burguillos donde acudía a diario a hacer ejercicio. «Era muy seductor , le encantaba jugar con las miradas y desde lejos se le veía que era un peligro», afirma una clienta de estas instalaciones con la que coincidía habitualmente Raúl.

La mujer con la que hizo amistad tenía un problema con la persona que le realizó una reforma en su casa. Al igual que ocurriera con el dueño del taller, temía que le pudiera pasar algo porque había contratado los servicios de alguien conocido en el pueblo por tener una faceta menos legal. Esta chica se sinceró con Raúl, quien volvió a desplegar sus encantos de supuesto agente en misión secreta, y le hizo la misma proposición: dinero para tenderle una trampa a su quebradero de cabeza.

Simular un pinchazo de teléfono

Esta víctima tuvo que recurrir a sus amistades para reunir el dinero que le pedía Raúl. Cuando la historia del falso agente de la DEA empezó a conocerse en Burguillos , comenzaron también las primeras desconfianzas. «A mi eso no me cuadraba, no tenía mucho sentido que se ofreciera a ayudarte metiéndole droga a otro », señala una vecina a quien acudió la víctima del falso agente secreto. Finalmente esta mujer consiguió reunir el dinero y sumarse a la lista de engañados.

«A todas sus amistades las fue utilizando de una manera o de otra», describe el jefe de la investigación. Cualquier momento era usado por el detenido para reforzar su falsa identidad. «A uno de sus amigos, a quien también conoció en el taller, le pidió su teléfono móvil para hacer una llamada. En realidad lo usó para poder entrar en su whatsapp y hacerse con su perfil de usuario». Gracias a esa treta, un día le dijo a su amigo que podría pinchar su teléfono en cualquier momento para demostrarle qué podía hacer como agente encubierto. «Lo que hizo fue entrar en su perfil y mandarse un mensaje». Fue suficiente para que el incrédulo amigo acabara picando. Alguien que no era él estaba manejando sus redes sociales.

La última víctima de este impostor es el hermano de una chica que había caído rendida a sus pies. Aprovechó que el joven había dejado un comentario desafortunado en una página de facebook para idear que unos colombianos que se habían sentido molestos con esa afirmación empezaran a atosigarlo en redes sociales . «Lo último fue colocarle una botella con líquido en la puerta de su casa y hacerle creer que le habían puesto un cóctel molotov como aviso».

El padre de su última víctima conocida acudió a la Policía porque no le cuadraba la historia que contaba el amigo de su hijo, quien aseguraba que estaba siendo amenazado por un peligroso grupo colombiano

El padre del joven, agobiado por las falsas amenazas y tras varias denuncias a la Policía señalando a unos colombianos que en realidad no existían, acudió a la comisaría porque había algo en la historia de ese amigo de su hijo que no le cuadraba. Así fue cómo los agentes comenzaron a investigarlo y desbarataron su historia en pocos días.

Orden de alejamiento

El Grupo de Atracos de la Policía Nacional aceleró su detención cuando se enteraron que Raúl había comunicado a su casero que abandonaba el piso porque regresaba a su país. Su falsa identidad había quedado al descubierto y tenía que poner tierra de por medio. Cuando salía del gimnasio, la Policía lo detuvo.

El presunto estafador quedó en libertad con cargos y tiene una orden de alejamiento que le impide acercarse a sus víctimas, quienes hace unos días se reunieron para intercambiar impresiones y valorar la posibilidad de ir juntos en el procedimiento. Tanto la Policía como los afectados que han dado el paso de denunciar están convencidos de que hay más víctimas que no se atreven a reconocer lo que les ha ocurrido. Tampoco descartan de que el falso agente de la DEA vuelva a actuar de nuevo .

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