Lebrija

Descubren dos cadáveres en avanzado estado de descomposición en una casa okupa de Lebrija

Los fallecidos son dos hombres pendientes de identificar, de unos 25 y 45 años

En esa vivienda precintada encontraron los cuerpos la Guardia Civil y técnicos municipales A. Hernández

S. Tubio / A. Hernández

Dos cuerpos han sido hallados en la tarde de este miércoles en el interior de una casa okupa de Lebrija. Los restos se encontraban en avanzado estado de descomposición y fue precisamente el fuerte olor el que alertó a los vecinos, según han confirmado a ABC fuentes de la Guardia Civil.

Los restos pertenecerían a dos varones, de unos 25 y 45 años, que están aún por identificar. El estado de los cuerpos no ha facilitado esta tarea a los investigadores de la Guardia Civil que se han hecho cargo del asunto. Los fallecidos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal para la práctica de la autopsia que determine las circunstancias de la muerte. Si bien, los primeros indicios recabados en el lugar apuntan a que no se tratarían de muertes violentas. De cualquier manera, todas las hipótesis están abiertas a la espera de la autopsia.

La vivienda donde han aparecido los cuerpos se encuentran en la calle Reales Alcázares , que está muy próxima a la salida hacia la localidad de Trebujena.

Un archivo de audio que circuló este miércoles entre los vecinos puso sobre aviso a la localidad de que algo había ocurrido. Una persona confirmaba el hallazgo de un cuerpo y que la noticia no le había sorprendido porque lo había visto recientemente en muy mal estado, sentado en la puerta de la vivienda.

20 días en el barrio

La casa que ocupaban los dos fallecidos está en la barriada Juan Bernabé, que se construyó a finales de los años 70. Es una zona tranquila de familias trabajadoras que residen en viviendas adosadas de dos plantas. Según detallan a ABC los vecinos, la casa donde han aparecido los cuerpos lleva más de un año siendo ocupada. Los dos fallecidos habían llegado al barrio hacía unos 20 días y no habían dado problemas al vecindario.

Antonio Castellano, del cercano bar Antonio, explicó a ABC que la vecina que regenta el centro de belleza aledaño a la vivienda donde se encontraron los cadáveres «llegó ayer por la tarde y me comentó el mal olor que salía de la casa, por lo que decidimos llamar al 112 desde mi móvil». La llamada se efectuó a las 16:24, según el registro del celular. «Fue la esteticista la que habló», aclara Castellano, que asegura que «la Guardia Civil llegó a los cinco minutos junto con los operarios de Medio Ambiente del Ayuntamiento que fueron los que redujeron a un perro de presa que vivía con los okupas». El centro de belleza ha permanecido cerrado durante todo el día.

«Decidimos llamar al 112 por el mal olor que salía de la casa. La Guardia Civil llegó a los cinco minutos junto con los operarios de Medio Ambiente que fueron los que redujeron un perro de presa que vivía con los okupas»

El gerente del bar Antonio señala que tras controlar al perro y abrir la ventana «la Guardia Civil pudo entrar y se encontraron con un cadáver en un sofá en el salón y el otro en el patio interior; la vecina esperaba que el olor fuera por el perro, nunca pudimos imaginar que había dos muertos».

Desde el Ayuntamiento, la delegada municipal de Seguridad Ciudadana, María Regla Martínez, confirma que la Guardia Civil acudió acompañada de trabajadores de la delegación municipal de Medio Ambiente, «que fueron los que redujeron al perro potencialmente peligroso». Martínez apunta que «la Policía Local ya ha estado en varias ocasiones en la vivienda, alertada por las llamadas de los vecinos que decían que olía mal, confirmando que la vivienda no la limpiaban y se acumulaba la suciedad y los excrementos del perro».

En la casa número cuatro, colindante con la vivienda ocupada, su propietario, que no quiso dar su nombre, señaló a este medio que «había un olor fuerte y por eso lo denuncié ayer por la mañana». Este vecino insiste en que las dos personas fallecidas no habían dado «ningún problema desde que vivían aquí al lado» y destaca que la barriada Juan Bernabé «nunca ha dado problemas».

Ezequiel Suárez, del salón de juegos Piti, y el frutero del barrio Antonio Silva también coinciden en que los fallecidos eran «personas tranquilas y pacíficas, que solo a veces te pedían un cigarrillo o un vaso de agua».

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