TRIBUNALES

Crimen del joyero del Carmona: Un testigo vio a los tres asaltantes con bolsas llenas y huyendo en coche

La hija de la víctima relata las secuelas que sufre su familia y cómo encontraron a su padre cuando entró en la joyería: «estaba destrozado»

Los dos acusados, con las cabezas agachadas, ayer sentados en el banquillo Juan Flores

Jesús Díaz

El juicio contra Gheorghe S., nacido en 1978, y Iulian I, de 1994, ambos de nacionalidad rumana , por el robo y asesinato de Francisco Cintado en el conocido como el crimen del joyero de Carmona sigue su curso. Fueron tres implicados pero uno de ellos no pudo ser detenido. En la sesión de este miércoles en el Audiencia de Sevilla ha declarado un testigo que ha asegurado que vio a los tres asaltantes andando rápido, con bolsas de basuras y mochilas y huyendo en coche a toda prisa, derrapando, como si fuera «una película».

El testigo, que ha comparecido detrás de una mampara para proteger su identidad frente a los acusados, ha reconocido visualmente a los dos hombres que están siendo juzgados como dos de los que vio en la tarde del 6 de agosto en Carmona , cuando se dirigían a su coche, que estaba escondido en una calle sin salida preparado para huir.

De esta manera ha desmontado en parte los relatos ofrecidos ayer en el juicio por los dos acusados. Gheorghe, quien entró en el negocio de Francisco Cintado junto al compatriota fugado, dijo que la idea del robo fue de éste último y que él se limitó a coger las joyas que estaban en los mostradores mientras su compañero maniataba a la víctima.

El testigo contra los acusados

Además, declaró que las bolsas y el monitor de videovigilancia que arrancaron de la tienda para que no ser reconocidos durante la investigación lo llevaba el asaltante aún no detenido. Sólo admitió que le dio un golpe en cuello a la víctima, nada más, descargando toda responsabilidad en el tercer implicado .

Iulian, por su parte, dijo que él sólo llevó a cabo labores de vigilancia en la puerta y que sólo sabía que sus dos compatriotas irían a la joyería a recoger un reloj que días antes habían dejado allí para arreglar y robarían algunos más para venderlo y sacar dinero para drogas y volver a Rumanía tras no encontrar trabajo en España. Motivo éste que les trajo a los tres a nuestro país en el mes de julio de 2018, entrando vía Zaragoza. La idea del robo fue del tercer ladrón y se lo comunicó a ambos cuando llegaron a Carmona ese día.

Sin embargo, lo manifestado este miércoles por este testigo echa por tierra algunas de las respuestas de los acusados . Vio a los tres andando rápidamente y después corriendo para huir. Cada uno llevaba una bolsa o mochila. La bolsa, azul de basura, la llevaba llena Gheorghe. Iulian llevaba con las dos manos la bolsa con el monitor y otros objetos. Ayer negaron, especialmente, que ellos cogieran las bolsas.

Un vecino, según ha contado este miércoles un agente de la Policía Local de Carmona, alertó a este cuerpo porque había visto a « tres personas con unas pintas muy raras y que parecían gitanos del Este».

Gheorghe también aseguró que la víctima no estaba sangrando. La hija, que ha relatado hoy la crueldad de la escena que vio al forzar la entrada de la joyería aquella tarde, asegura que su padre tenía un charco de sangre junto a su cabeza . «Estaba destrozado», con bridas y cinta americana. Tenía la cabeza llena de cinta, parecía «un casco».

La hija ha recordado lo que sucedió aquel día 6 de agosto. Ella volvía del supermercado cuando la llamó su madre para decirle que su padre no había vuelto del trabajo. Tanto una como la otra habían pasado por la tarde por la puerta y como hacían habitualmente tocaban el timbre para ver a su padre y marido. Fue después del ataque. Él no abría. Pensaron que podría estar en el baño y se fueron sin insistir. Ambas vieron encima del mostrador un reloj, algo poco habitual en Paco, como era conocido este joyero artesano.

Arrasaron con lo que vieron

Cuando Noelia llegó a la joyería había algunos vecinos agolpados en la puerta porque no podían entrar para ver si había pasado algo. Ella abrió la puerta a la fuerza y entró con su madre. Según ha contado, se encontraron a su padre en el suelo del taller o trastienda, boca abajo y junto a la puerta de la cámara acorazada abierta. Estaba «destrozado» , algo que ha corroborado uno de los agentes de la Guardia Civil que entró en la joyería en primer lugar y que hoy ha descrito cómo se encontraba el cuerpo, lleno de sangre y brutalmente agredido.

Desvalijaron la joyería , no sólo se llevaron unos relojes para comprar drogas y volver a Rumanía, como dijeron los acusados, quienes creyeron llevarse las cámaras de videovigilancia, pero se olvidaron de la que había en la trastienda y cuyas imágenes fueron puestas a disposición de la Guardia Civil.

Los dos acusados se enfrentan a 33 años de cárcel y al pago de una indemnización de más de 630.000 euros a la familia de la Francisco Cintado. Su viuda no ha declarado hoy. Debido a su estado, la fiscal y las partes han renunciado a su testifical.

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