Tribunales
Crimen de Écija: «Un ajuste de cuentas por contrabando», detrás de la reyerta entre clanes
En una maratoniana jornada de juicio, el jurado ha podido escuchar las declaraciones de los agentes de la Policía Nacional que intervinieron en la investigación del asesinato

« Un ajuste de cuentas por contrabando » fue el trasfondo de la reyerta que tuvo lugar el 22 de octubre de 2018 entre dos clanes, «los Caseros» y «los Raspas» , en Écija . En la misma fue asesinado Manuel Reyes, «el Pelúo», unos de «los Raspas». Así lo han señalado este jueves varios de los agentes de la Policía Nacional que intervinieron en la investigación de los hechos, por los que están juzgados por un jurado popular en la Audiencia de Sevilla el abuelo, el padre y dos nietos de «los Caseros». El menor de éstos se enfrenta a 33 años de cárcel por asesinato .
Los agentes que han declarado, entre los que se encuentra el que fuera jefe del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Sevilla, han insistido en que la disputa por el negocio del contrabando en la comarca de Écija estaba detrás de la reyerta entre las dos familias, aunque no han coincidido en decir si era de tabaco o también de drogas.
Jesús R.M., el hijo menor y principal acusado, negó haber estado en la parcela de Cuesta Blanca, donde vivía su familia, cuando se produjo, lo que los acusados señalan, como e l ataque de «los Raspas» . Éstos, las víctimas, en cambio, hablan de que el padre de los acusados los citó en su casa «para hablar» cuando les preparó «una encerrona para matarlos a todos» .
El abuelo y el padre se enfrentan a catorce años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa contra el hermano del fallecido, mientras el otro hermano, José Manuel, está acusado de amenazas y tenencia ilícita de armas y pesa sobre él una petición de condena de tres años de prisión.
Precisamente fue José Manuel quien i nicialmente admitió ser el autor de los hechos ante los agentes en la inspección ocular a la finca. Quizás para quitar responsabilidad penal a su hermano menor, que «muy tranquilo» le dijo a los policías que él no había estado allí.
De la mentira a entregar la escopeta
Cuando los investigadores comenzaron a «apretarles» y a hacerles ver que los hechos eran de gran trascendencia y de que Manuel Reyes había fallecido por el impacto de los perdigones de los cartuchos de una escopeta en órganos vitales, los acusados terminaron por entregar la escopeta e incluso los cartuchos descargados. De hecho, Jesús, sobre el que los agentes pusieron sus sospechas, tenía marcas en el hombre del retroceso de la escopeta al disparar .
Los primeros arrestados fueron José Manuel padre e hijo, quien admitió el origen de la disputa: el negocio del contrabando . Horas antes, en Córdoba, tuvieron ambas familias una pelea en Córdoba. Según el que fuera jefe del Grupo de Homicidos de Sevilla, José Manuel hijo había «hecho la cama» a «los Raspas» , con quien había trabajado meses antes en el mundo de las drogas y ahora le estaba quitando clientes.
Los policías han coincidido en apuntar que en un primer momento los acusados no colaboraron. De hecho, uno de ellos ha afirmado que «nos engañaron al principio y al final» . «Los caseros» hablaban de que habían sido atacados por los hermanos Reyes y otros familiares, entre ocho y diez le dijeron a los agentes, y por ello se defendieron. En concreto, vieron como «los Raspas» golpeaban a su abuelo y por eso los dos niños hicieron uso de dos armas de fuego.
Un agente ha dicho que los Reyes no iban armados ni con palos. Otro ha recordado que uno de los acusados le relató en una primera conversación que traían palos. Nada de armas , como ahora afirman en el juicio.
La sesión de mañana ha estado marcada por la declaración de las novias de los dos hijos acusados y la abuela , así como un primo de «los Caseros». Ante las declaraciones de éstos de que «los Raspas» llegaron a la parcela amenazando, con palos y una pistola, el fiscal ha mostrado al tribunal y al jurado las contradicciones existentes en los relatos ofrecidos por estas personas ante el juez instructor y hoy en la Audiencia de Sevilla. Nunca hablaron durante la instrucción de armas, ni palos ni amenazas. ¿El motivo? Los nervios y el miedo a represalias de la familia de las víctimas.
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