Coronavirus Sevilla

La «fría» labor de las funerarias en tiempos de coronavirus

La empresa que recogió a los fallecidos en el Hotel Alcora narra su día a día durante la pandemia

Un vehículo de la funeraria Santa María de la Estrella recoge un cadáver en el Hotel Alcora Efe/José Manuel Vidal

Fernando Rodríguez Murube

Nos llama la compañía de seguros o la familia, recogemos al fallecido, lo trasladamos a las cámaras de frío de nuestras instalaciones y a continuación damos el servicio, ya sea enterramiento o incineración. Sea por coronavirus o por otras causas, actualmente, al prohibirse los velatorios, no podemos dar el trato personal que nos gustaría a los familiares de los fallecidos , ahora todo es más distante si cabe. Toda la gestión de datos se hace por teléfono y solo vemos a los familiares en el destino final, en el cementerio, donde además solo pueden acudir tres personas».

Quien habla es Manuel Pineda, copropietario de Funeraria La Concepción , empresa asociada a la funeraria Santa María de la Estrella . Entre ambas gestionan los servicios funerarios de diferentes municipios de la provincia sevillana: Coria del Río, La Puebla del Río, San Juan de Aznalfarache, Gelves, Palomares, Isla Mayor, Tomares, Bormujos y Sevilla..

«El procedimiento que estamos obligados a cumplir hace que prestemos un servicio bastante frío, por supuesto justificado, y eso que por suerte aquí no tenemos el volumen de trabajo que hay en otras zonas de España , como por ejemplo Madrid o Barcelona, donde están completamente desbordados».

Sin ir más lejos, personal del tanatorio de Coria del Río lleva varias jornadas en la capital de España, desde donde fue r eclamado para preparar el mantenimiento de los difuntos para seis o siete días, ante la imposibilidad de poder enterrarlos o incinerarlos antes, ya que la mortalidad durante el pasado mes de marzo se ha multiplicado por siete respecto al mismo mes de años anteriores en la comunidad madrileña.

No obstante, según Manuel Pineda en los municipios en los que su funeraria trabaja no se ha notado un aumento de fallecimientos, registrándose unas cifras bastante similares en comparación con la primavera de 2019 . Y es que con la frialdad que arrojan los números, sumando las muertes por Covid-19 en la provincia de Sevilla, la media no alcanza ni a un fallecido por municipio , por lo que la repercusión en las estadísticas es mínima.

Desde que la pandemia empezó a causar estragos en España, estas dos empresas sevillanas no habían prestado servicio en ningún deceso por coronavirus hasta la semana pasada (sin contar algunos fallecimientos en domicilio que no queda registrado como contagiado aunque en algunos casos, incluso los doctores nos dicen que es probable que estén contagiados, pero no puede ser confirmar oficialmente dicho extremo en el parte de defunción), cuando la funeraria Santa María de la Estrella tuvo que recoger en pocos días nada menos que 15 cadáveres en el Hotel Alcora , adonde habían sido trasladados decenas de contagiados de la residencia Joaquín Rosillo de San Juan de Aznalfarache . «Los otros 10 probablemente fuesen de Sevilla capital o de algunos pueblos de la provincia más lejanos», explica.

Cambios drásticos

Hasta entonces habían notado el cambio de su desempeño habitual de trabajo en la extrema precaución y en otros aspectos anteriormente mencionados, pero fue en el conocido hotel del Aljarafe donde tomaron brusca conciencia de las variaciones.

« El Alcora está prácticamente blindad o , los militares de la UME desempeñan una labor encomiable desinfectando continuamente tanto el exterior como el interior», explica. «Nos avisan unas 5 horas después de cada defunción, cuando lo normal es que se pongan en contacto con nosotros a los pocos minutos de que la persona fallezca. El motivo es que llevan a cabo un meticuloso protocolo de prevención y desinfección del cadáver antes de introducirlo en el sudario».

El propio sudario también es especial, ya que de la habitual tela biodegradable, en estos casos de coronavirus está hecho con una tela mucho más gruesa y llevando cremalleras y adhesivo que sellan completamente el cadáver. Todo ello enfocado a reducir al máximo las posibilidades de contagio, luego los introducimos en la caja y los llevamos a las cámaras de frío.

Aunque en algunos casos este último paso no se lleva a cabo. Y es que desde que el pasado día 22 el Gobierno Central determinara que no es necesario esperar 24 horas para enterrar a una persona fallecid a, y ante la imposibilidad de velar, ya sea en tanatorio o en el propio domicilio, se propone a los familiares hacer el servicio lo antes posible, algo que en la mayoría de los casos lo consideran adecuado.

«Por ejemplo, el pasado domingo recogimos un fallecido del hotel Alcora, nos llamaron a las 11.30 y a las 14 horas estaba empezando la incineración , ya que los propios familiares entendían que demorar el momento era un sufrimiento innecesario».

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