Drogas

El clan de «los Chorizos» de Estepa, juzgado de nuevo en la Audiencia

La matriarca de la familia y dos de sus hijos se enfrentan a cinco años y medio de cárcel por la venta de drogas, «su medio de vida habitual»

La matriarca del clan en la puerta de la Audiencia durante el juicio contra la familia en mayo de 2019 Manu Gómez

Jesús Díaz

Fue en mayo de 2019 cuando ocho miembros del conocido como clan de «los Chorizos» , dedicado a la venta de drogas en Estepa y que fuera motivo de un levantamiento vecinal contra su presencia en este municipio sevillano, se sentaron en el banquillo de los acusados en la Audiencia por un delito contra la salud pública. Tras un acuerdo con la Fiscalía fueron condenados a penas que no superaban los dos años de cárcel y su ejecución fue suspendida. No tenían que pisar la cárcel. Este martes, tres miembros del clan, la matriarca y dos de sus hijos, han vuelto a ser juzgados y otra vez por lo mismo. Esta vez se enfrentan a cinco años y medio de prisión .

Un tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla , compuesto por dos de los magistrados que juzgaron el caso de los ERE, ha juzgado este martes a Consuelo J.R., la matriarca del clan y condenada en 2017 y en 2019 por la Sección Séptima y por la Sección Cuarta, respectivamente a un año y medio de cárcel en ambas ocasiones. Ambas penas fueron suspendidas . Si bien, este martes ha llegado a los juzgados desde prisión, junto a uno de sus hijos Cristian N.J., quien también ha sido juzgado y cuenta con una condena, la misma que su madre hace un año.

Otro de los hijos de Consuelo, José María T.J., también ha sido juzgado este martes, junto a su pareja. Si bien, la Fiscalía ha retirado la acusación con ella por falta de pruebas. El quinto acusado hoy ha sido Antonio Manuel P.F., quien hacía las labores de vigilancia en la parcela que la familia poseía y donde vivían la matriarca y Cristian en el camino de Jarambel, junto a la carretera A-318, en Estepa . Era el punto de venta de las sustancias estupefacientes.

Los cinco acusados, respondiendo a preguntas de sus abogados únicamente, han negado que la casa de Jarambel fuera un punto de venta , que allí se guardara droga, la que había era para consumo propio, pues los cuatro acusados (todos menos la mujer excluida del caso) han admitido consumir. Han asegurado que no existían personas que realizasen labores de vigilancia. «Allí sólo iban los amigos de Cristian», ha dicho la matriarca, que vivía allí con él y otro dos hijos menores. Su otro hijo y su pareja viven en Estepa.

En el juicio se ha podido escuchar la declaración de tres agentes del equipo Roca de la Guardia Civil de Osuna , que participaron activamente en las labores de vigilancia de la casa del clan de «los Chorizos» y los alrededores desde noviembre de 2019 hasta febrero de este año, cuando se procedió, por orden judicial, a la entrada y registro de la finca. Allí, locarizaron más de 300 gramos entre cocaína, heroína y marihuana, una moto robada y dinero en efectivo.

Los agentes que han testificado han confirmado que la parcela era un punto de venta de droga y en la misma siempre estaban Consuelo y Cristian, como residentes, y José María, quien acudía allí temprano y se solía marcha a última hora del día. El trasiego de personas para comprar era continuo .

De hecho, muchos de ellos fueron interceptados por la Policía Local con el material adquirido encima. Los agentes han apuntado que todos los consumidores señalaban que habían comprado la droga a «los Chorizos»

«Ha mentido descaradamente» al tribunal

De todos ellos, sólo uno ha comparecido hoy como testigo. Su relato ha sido tan poco creíble que la Fiscalía lo ha acusado de « mentir descaradamente» al tribunal , al que ha solicitado que actúe contra él por falso testimonio .

Este vecino de Osuna fue pillado en el camino de Jarambel, en término municipal de Estepa en enero de este año, pero sólo consumía la droga que había comprado en Puente Genil . Al menos, eso ha contado él hoy. Pero la Fiscalía ha recordado que cuando fue descubierto por los agentes de la Policía Local les dijo que había comprado la droga en el camino de Jarambel. A la salida de la sala, el testigo ha saludado con la cabeza a los acusados.

Otro de los momentos reseñables de la sesión de este lunes ha sido los reiterados llamamientos del presidente del tribunal a los acusados para que guardaran silencio, principalmente a la matriarca del clan y a Cristian. La situación se ha tensionado cuando han declarado los agentes, a los que madre e hijo han acusado de mentir.

Entonces, el tribunal no ha tenido más remedio que expulsar a Cristian de la sala , hasta que no ha sido el turno del derecho a su última palabra. Sólo lo ha usado la matriarca para volver a arremeter contra los guardias civiles por lo que dicen. « Les debería dar vergüenza. Me da coraje », ha afirmado.

La Fiscalía ha mantenido su petición de cinco años y medio de cárcel para Consuelo y José María por un delito contra la salud pública en su modalidad de sustancias que causan grave daño a la salud, así como una multa de 7.500 euros a cada uno.

En el caso de Cristian, a esta petición de condena, se le suma nueve meses de multa a diez euros diario como autor de un delito de defraudación de fluido eléctrico, pues la finca, que estaba a su nombre, contaba con un enganche ilegal a la red pública, lo que supuso un perjuicio a Endesa de más de dos mil euros, como hoy ha asegurado su representante legal.

Un clan conocido

Por último, al vigilante de la finca para alertar de la presencia de los agentes, Antonio Manuel P.F., le exige la Fiscalía una condena de cuatro años y medio de prisión y la misma multa de 7.500 euros que a los anteriores por considerarlo cooperador necesario del delito de tráfico de drogas.

El clan de «los Chorizos» es conocido en el mundo de la droga, pero su nombre comenzó a ser más relevante con los incidentes acaecidos en el verano de 2014 en Estepa. El 4 de julio, una manifestación convocada por redes sociales contra la inseguridad acabó con la quema de varias viviendas ocupadas por este clan señalado.

«Los Chorizos» negaban estar detrás de la oleada de robos y aseguraban ser víctimas del racismo. 24 vecinos acabaron procesados por delitos de desórdenes públicos y realización arbitraria del propio derecho. El clan tuvo que abandonar Estepa durante unos años. Volvió en 2017, lo que suscitó de nuevo las quejas de los vecinos por la venta de drogas. Entonces, la Guardia Civil montó una operación contra dicho clan. Fueron juzgados en 2019 por estos hechos y condenados. Hoy se han vuelto a sentar en el banquillo de los acusados.

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