Mañana de esplendor

Carmona hace de sus calles museo y escenario barroco para el Corpus Christi 2019

Altares e imágenes dispuestas para el paso del Santísimo compiten en esplendor

La Custodia por las calles de Carmona A. Mallado

Alberto MAllado

Carmona dispone para la procesión del Corpus Christi todo un aparato barroco que sacraliza el espacio público y lo llena de elementos que engrandecen una celebración que es la más antigua de la que se tiene constancia en la localidad puesto que se remonta al siglo XIV.

El cortejo constituye un espléndido marco para el Santísimo. Lo preceden la reliquia del santo carmonense San Juan Grande y los pasos de San Teodoro Mártir, patrón de la localidad, la Virgen de la Encarnación del siglo XVI de Fernández Alemán y que acompañada por las imágenes de cuatro arcángeles atribuidas a Astorga, y un hermoso Niño Jesús bajo templete.

Para el Santísimo se dispone marco de monumentalidad. Va en una custodia de plata obra de Alfaro y realizada entre 1579 y 1584. Es un de las piezas claves de la orfebrería andaluza y sorprende la calidad técnica de su ejecución, su composición de estética manierista y la riqueza física de los kilos de plata empleados en su ejecución.

Pero el Corpus de Carmona no se limita sólo a la procesión. Las calles se llenan de altares realizados con un gusto exquisito y con piezas artísticas de valor. La riqueza patrimonial de Carmona permite componerlos con elementos que merece la pena admirar con detalle. Suelen estar presididos por alguna imagen devocional y alrededor de ellas se desarrolla otro de los elementos distintivos del Corpus de Carmona y que contribuyen a engrandecerlo.

Son tallas valiosas y cargadas de historia que merece la pena admirar y que en conjunto configuran un hermoso museo de imaginería al aire libre. Cada año hay un hallazgo o varios de piezas de valor que permanecen en ocasiones olvidadas en los templos y que en este día salen a la luz.

Este año es el caso por ejemplo del altar de la Orden Seglar de los Siervos que ha dispuesto en El Salvador un alar presidido por una imagen del Sagrado Corazón obra del insigne escultor catalán Francisco Font y Pons de 1912. Las imágenes son llevadas en pasos con costaleros el sábado hasta el altar que presiden.

El domingo tras la procesión regresan a sus templos igual portadas por costaleros y con acompañamiento musical, lo que llena el casco histórico de pasos y sones musicales.

Más barroco en movimiento para una celebración que está en fase de crecimiento y que en Carmona ha desbordado ya los límites temporales de la mañana del domingo para extenderse desde el sábado por la tarde al domingo al mediodía.

Junto a los grandes altares los zaguanes de muchas casas se adornan para este día con elementos eucarísticos más sencillos, con las flores que se habrán cuidado todo el año para que luzcan este día, las pilistras que refrescan los viejos patios de cal blanca y ladrillos mudéjares de Carmona o las gitanillas que adornan los balcones. Con las piezas heredadas de la tradición de familia, vajillas de orfebrería, viejos muebles de madera labrada , paños tejidos con la paciencia de antaño, colecciones que lucen la distinción de un antepasado o el Niño Jesús que es la primera e íntima devoción para quienes se crían entre las cosas de Dios.

Detalle de la procesión A. Mallado

Los elementos que componen la escenografía multiplican los detalles y ponen marco perfecto a cada instantánea de la procesión. Las colgaduras y gallardetes del recorrido trazan un dosel de volutas barrocas pintadas sobre tela que enmarcan imágenes de santos y elementos eucarísticos.

En las calles el olor a romero impregna el recorrido y se eleva con cuando lo transita la nutrida comitiva. El incienso suma elementos a la representación por el lado del olfato. La comitiva transita entre el bullicio de los niños de comunión a la seriedad de las representaciones de las hermandades, el clero y la corporación municipal encabezada por el alcalde. Y el cuidado alcanza a los guantes blancos que llevan los portadores de los pasos del cortejo y que aquí van por fuera.

No falta la música, dos bandas en la comitiva para completar la escenografía, ni el sello que Carmona sabe poner a sus celebraciones religiosas un marchamo de buen gusto, medida y riqueza en el fondo y la forma.

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