ÉCIJA

El artesano del año tiene 81 años y hace carretas en miniatura

Manuel Blanco «Blanquito» lo calcula todo a ojo y su único herramienta es un serrucho fabricado por él mismo

Manuel Blanco «Blanquito» con una de sus piezas ÁNGELA LORA

ÁNGELA LORA

Manuel Blanco, «Blanquito», como le conocen desde la infancia, usa palabras lejanas para referirse a las pequeñas piezas que componen sus carretas en miniatura: bocina, sortija de vientre, sortija de culata. Designan realidades que apenas hoy conocemos en nuestras urbes y que pronto desaparecerán cuando lo hagan los artesanos que las han bruñido a lo largo de los siglos pasados.

Pero hubo un tiempo en que los carros, las carretas, los volquetes o las pipas estaban en el día a día de una tierra que trabajaban de sol a sol manos campesinas, cuando eran necesarias para transportar la paja o el trigo, barcinar o repartir el agua.

Así lo recuerda M anuel Blanco, a quien la Asociación Amigos de Écija ha reconocido como Artesano del Año por su pericia en la realización de carretas en miniatura y su amplia trayectoria.

Manuel empezó a trabajar en talleres de madera y herrería desde muy joven, como era habitual en aquella época. « No sé lo que es estar parado desde que tengo 14 años», afirma con viveza. Ahora tiene 81 y algunos problemas de artrosis que le impiden trabajar en sus miniaturas con la soltura que él quisiera.

Pero no se arredra y cada mañana acude a su taller de la calle Ebanista a estar entre sus cosas: ese universo particular que ha construido entre maderas, herramientas -la mayoría que él mismo fabrica-, pequeñísimas piezas salidas de sus propias manos y una buena de colección de carretas y carros en miniatura.

También le acompaña un cuadro de Pepe Marchena , un «cantaor antiguo» de los que a él le gustan y escucha junto a otras figuras como Caracol, el Niño Gloria o La Niña de la Puebla.

Los mejores carros

Manuel recuerda como en la calle del Carmen había un taller del que salían «los carros más bonitos de toda Andalucía ». Ahí aprendió él sus destrezas, gracias también a las enseñanzas de su padre, «que era uno de los mejores haciendo carretas» , asegura.

Empezó labrando ruedas y pronto la factura de estos vehículos se convirtió en su predilección. «Mi padre me decía que aprendiera de los carpinteros finos, pero a mÍ me gustaba más esto, la carpintería de lo basto», como cuenta que se la conocía por emplear maderas muy resistentes, las del álamo negro o la encina, «más duras que el hierro» y necesarias para aguantar el uso de las carretas.

De todo aquello conserva fiel memoria, pues, tal y como precisa, las miniaturas que compone salen de unas plantillas que son ingenio suyo y todo lo demás lo calcula a ojo. De hecho, el mayor artefacto que usa es un serrucho que ha fabricado él mismo.

«Blanquito» es preciosista en los detalles: sus maquetas reflejan pieza a pieza -entre 30 y 50 por figura - las auténticas carretas, que en su época de uso podían costar en torno a las 9.000 pesetas. Todo lo urde a base de madera y metal, como si fueran a salir a circular.

«Como éstas ya no hay quién los haga, porque los veteranos han fallecido y de los jóvenes de aquellos tiempos sólo quedo yo», cuenta. Además, rodea a sus miniaturas de otros elementos comunes al escenario: arados de palo, arañas empleadas en el segado o yuntas.

Más de 50 miniaturas

El primer carro lo comenzó a modelar en el balcón de su casa un domingo y en él invirtió unos ocho meses de trabajo; ahora, cuenta con una colección que supera los 50 y puede tardar alrededor de un mes en construirlos.

Un tanto reacio, en principio, por timidez a recibir el premio de Amigos de Écija -de hecho, no es la primera vez que han querido otorgárselo-, finalmente el pasado domingo acudió en compañía de su familia al Palacio de Ben amejí a recoger este reconocimiento a una fecunda vida «en la que he hecho casi de todo», afirma.

Aún le queda por hacer, como demuestra el puñado de piezas que espera preparado para ensamblar los carros, en cuanto la artrosis le dé una tregua. Lo que tiene claro es que no piensa quedarse de brazos cruzados, pues su energía sobrevive al paso del tiempo . De hecho, hace dos meses volvió a renovar el carné de conducir.

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