BADOLATOSA

Un arroyo de Corcoya esculpe una gruta natural cargada de leyendas religiosas

El paso del tiempo y el descenso del arroyo Pontón configuran un monumento oculto a los pies de la Fuensanta

La acción del agua se ha abierto paso entre los estratos de yeso B.M.

BORJA MORENO

Entre los muchos recursos naturales con los que cuenta la Sierra Sur hay uno que, por su particular localización geográfica, queda literalmente escondido a los ojos de muchos de los habitantes de la comarca que visitan el pueblo donde se encuentra, Corcoya.

Esta pedanía de Badolatosa es conocida por su ermita de la Fuensanta, en especial durante la romería de la Virgen hasta el templo, y por pertenecer a la red de senderos de la ruta Tierras de José María el Tempranillo . Es precisamente en uno de dichos recorridos, en el que transcurre por el paraje natural que une el embalse Malpasillo con el templo corcoyano, donde el agua del arroyo del Pontón y el tiempo se han abierto camino hacia el Río Genil creando una pequeña gruta.

Una gran conocedora de la belleza de este emplazamiento es Purificación Marín Moriana, técnico de turismo de Tierras de José María el Tempranillo y responsable de la oficina de turismo de la ruta. En sus numerosas visitas guiadas por este sendero explica como se ha formado la gruta «por la acción que el agua ha causado al abrirse paso entre los estratos de yeso del periodo Triásico» , concreta.

La curiosa forma de las dos paredes que acabaría originando la corriente del arroyo, llenas de cortes y recovecos creados por la erosión, se asemejan a engranajes separados de un puente natural tendido para unir las dos sierras colindantes.

La gruta del Pontón es un emplazamiento muy querido por los vecinos de Corcoya y Badolatosa . Son muchos los que pasean con frecuencia por este enclave de un gran valor natural e histórico para los habitantes de la zona. Purificación explica que las leyendas locales que se refieren a la creación de esta oquedad en la tierra suelen relacionarse con la virgen.

Una de las más extendidas cuenta que «en 1579, una piadosa mujer de Badolatosa se puso en camino para ir a rezar a la ermita de la Fuensanta, Al salir a los montes se desencadenó una gran tormenta que transformó los arroyos en ríos, con lo que la crecida del Pontón no le permitía cruzar hasta el santuario». En la historia, los rezos de la mujer fueron escuchados por la Virgen de la Fuensanta , que hizo que dos grandes peñascos se desplomaran por sus bases, formando un puente solido para cruzar hasta la ermita.

Pero el número de relatos que se ha transmitido a través de la tradición oral es ingente. Los mayores también cuentan que la Virgen creó este puente para que una madre pudiera llevar a su hijo enfermo a la localidad de Alameda.

Una muestra de la relación que los vecinos guardan con los milagros realizados por la Virgen de la Fuensanta (su ermita se encuentra a unos escasos 800 metros de la gruta) se puede ver en uno de los exvotos que aun hoy se conservan en el interior del santuario. «Una niña de Palenciana desapareció en 1794. Sus padres se encomendaron a la virgen antes de iniciar su búsqueda, y cuando esta apareció sana y salva, sin rasguños, en el arroyo del Pontón mandaron pintar un cuadro en agradecimiento», señala.

Historia y naturaleza

La gruta del Pontón forma parte de un sendero de unos 7 kilómetros (12 si se hace de forma circular) y es de una dificultad media-baja. «Hay que pasar por un angosto pasaje, para salvar el arroyo del Pontón», recalca Purificación. Para bajar a la gruta se desciende por una escalera realizada en la pendiente por los propios vecinos.

En las oficinas de Tierras de José María el Tempranillo , en Jauja, en el Centro Temático de Río Genil de Badolatosa , o a través de la web de Ruta de El Tempranillo se puede obtener información útil sobre este emplazamiento y el folleto del recorrido. «También realizamos visitas guiadas con grupos de senderistas que quieran conocer más sobre la historia de estas tierras que sirvieron de refugio para los bandoleros», señala.

Purificación reconoce que «este monumento natural es un recurso más de los muchos que discurren hasta el embalse de Malpasillo». Además de la ermita de la nuestra señora de la Fuensanta, construida a mediados del siglo XVII y según el lugarteniente de José María, Juan Caballero , el lugar elegido por el bandolero para negociar su indulto con los emisarios de Fernando VII, hay otros atractivos.

Cerca de la gruta se encuentra uno de los puntos más altos de la zona, el Cerro de la Cabrera, desde donde se pueden observar los municipios de tres provincias andaluzas. También se vislumbran los restos de la antigua mina de hierro de Corcoya; el Mirador del Meandro del Río Genil , la Reserva natural del embalse Malpasillo y multitud de cuevas escondidas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación