Morón de la Frontera
Antonio Ángel Álvarez, medalla de bronce en el Mundial de kárate
El karateka moronense logró el metal en el Campeonato del Mundo celebrado en Chile el pasado fin de semana
Antonio Ángel Álvarez Avilés hizo historia en Santiago de Chile el pasado fin de semana. El joven karateka moronense, perteneciente al Club Shotoyama de Morón de la Frontera, fue convocado por la Selección Española para el Campeonato del Mundo celebrado en el país sudamericano, en la categoría junior. Y de ese torneo se trajo la medalla de bronce en la modalidad de kumite , uno de los siete metales del casillero español. Una proeza y el mayor logro deportivo logrado por un karateka de la provincia y, por supuesto, de Morón.
Llegaba el lunes por la noche a España, tras una semana intensa, en la que no solo ha tenido que enfrentarse a los oponentes en una jornada durísima de competición (combatió contra campeones internacionales y el representante egipcio, que se llevó el oro a la postre), sino también a la compleja situación que está atravesando Chile . Las revueltas y la falta de seguridad en el país propiciaron el abandono de algunas selecciones, como la favorita, Japón. Las que se quedaron, lo hicieron bajo estrictas medidas de seguridad.
«Tuvimos suerte», reconoce Álvarez, aunque recuerda que en una jornada se vieron prácticamente entre el ejército y manifestantes. «El gas lacrimógeno nos afectó, pero solo de refilón» , recuerda. Así pues, las mayores dificultades estaban en el torneo, en el que competían sin público por las medidas de seguridad. El representante moronense se estrenó en el mundial el viernes. Cinco combates disputó, venciendo a los representantes de Inglaterra, Escocia, Azerbayán y, finalmente, al europeo.
Solo cayó contra el campeón de Asia, el representante de Egipto, que ganase a la postre el oro. Al haber perdido el combate contra este y su posterior acceso a la final, Antonio Ángel pudo entrar en la repesca con la que conseguir la medalla de bronce y así hacer historia. Un camino que no fue de rosas ni crucero de placer, como diría Freddie Mercury en We Are The Champions, y que le dejó completamente agotado. «Para el último combate no me quedaban fuerzas, no podía ni andar», confiesa el karateka, en referencia al momento en que ganó la medalla.
De esta manera, consigue resarcirse del Europeo que se celebró en Bulgaria el año pasado, donde estuvo rozando el metal, pero solo pudo quedarse en cuarto puesto. Ahora su objetivo es seguir creciendo y seguir participando en competiciones internacionales , aunque sin dejar el panorama nacional, en el que es uno de los grandes nombres de la enorme factoría de medallistas salida del Club Shotoyama, que dirige Manuel Serralbo.
Noticias relacionadas