Violencia machista
El acusado de matar a Loli Ortiz en San Juan lo niega todo: «Ella me veía y veía al Señor»
Apodado el ‘Moco’, este toxicómano y delincuente muy conocido en la barriada de la Esquina del Gato, admite que es «un ladrón, un gatero o un drogadicto, pero nada más»
Abel M.L., acusado de asesinar a su expareja sentimental Loli Ortiz en la plaza de Blas Infante de San Juan de Aznalfarache en febrero de 2020, ha negado durante su interrogatorio todas las acusaciones a las que se enfrenta. Ni le pegaba, ni le amenazaba, ni le robaba la droga o el dinero, ni la obligó a prostituirse: «Ella me veía y veía al Señor» .
Este martes se celebraba la segunda sesión del juicio con jurado contra Abel M.L., apodado el 'Moco' , un conocido delincuente y toxicómano en el barrio de la Esquina del Gato de San Juan. Muy violento cuando sufría el «mono», según ha dicho un agente del Grupo de Tráfico de Drogas de San Juan la Policía Nacional .
Como ayer adelantara su defensa, el acusado, que se enfrenta a penas de cárcel que podrían alcanzar los 27 años por asesinato y malos tratos, ha negado todas las acusaciones. «Nunca» y «jamás» han sido las respuestas más usadas por Abel ante las preguntas de la fiscal sobre si le obligaba a comprar droga para él, si la había amenazado si no le daba dinero, si la obligó a prostituirse o si le pegaba.
« Yo soy un ladrón, un ratero y un drogadicto, pero nada más . En ningún momento le pegué. Al contrario, me veía y veía al Señor», ha asegurado el acusado, quien incluso ha añadido que le daba dinero para que se comprara su dosis o para comer.
Abel y Loli mantuvieron una relación sentimental hasta 2009, cuando ambos entraron en prisión. Aunque luego siguieron viéndose, incluso hasta semanas antes de su asesinato. Varios testigos y el propio acusado han señalado que ella tenía una nueva pareja, Efrén. Sin embargo, el agente del Grupo de Tráfico de Droga de San Juan ha insistido en que ellos sabían que seguían siendo pareja habitual, aunque ella mantuviera relación con otros hombres como Efrén «o cualquiera que le pagase». Loli ejercía la prostitución .
Los dos protagonistas de esta historia estaban sumergidos en el mundo de la droga y la delincuencia común, así como la mayoría de los testigos que han pasado este martes por la Audiencia de Sevilla. Todos se conocían de la Esquina del Gato , barrio donde se tuvo que meter la Policía Nacional para llevar la investigación de este crimen ocurrido en la madrugada del 1 de febrero. Abel fue detenido a mediados de junio por ser el presunto asesino.
La vio dos veces aquella noche
Abel ha apuntado que Efrén, la última pareja de Loli, era quien se escondía y le asustaba para quitarle la droga. Sobre la madrugada del 1 de febrero, el acusado ha explicado que vio dos veces a Loli . La primera fue sobre la una de la madrugada (aunque ante el juez instructor dijo que fue sobre las dos). Ella llevaba una bolsa con cable robado y le preguntó si aquello valía algo. Abel iba a comprar.
Después, sobre las tres de la madrugada, la volvió a ver con una patrulla de la Policía. «Pensé que había pasado algo. Me fui a comprar de nuevo y a mi casa». El agente de Seguridad Ciudadana que estuvo hablando con ella ha comentado ante el jurado que normalmente se paraban con ella porque la conocían y sabían que estaba enferma. Aquella noche hacía frío y le dijeron a Loli que se fuera a casa. Ella respondió que se iba rápido porque había quedado con «un cliente» .
El acusado ha rechazado que aquella noche, a la hora en la que se produjo el crimen, no estuvo por la plaza de Blas Infante ni por las inmediaciones. « La verdad sólo tiene un camino y estoy diciendo la verdad», ha manifestado.
A la mañana siguiente, según le ha preguntado la fiscal, estuvo con otro toxicómano consumiendo cerca de la Esquina del Gato. Abel ha admitido que le dijo que «habían matado a Loli» y que le «habían reventado la cabeza». Este testigo también lo ha admitido. « En el barrio ya se sabía », ha añadido este hombre.
Este martes también han comparecido varias amigas de Loli Ortiz. Una la conoció en la cárcel, la otra del mundo de la droga . Consumían juntas. Del testimonio de las dos mujeres sólo se desprende que la víctima tenía miedo de Abel, pero ninguna ha podido corroborar que la agrediera: « Se pegaban mutuamente ».
Una de ellas, que se ha presentado hoy en la Audiencia sin el DNI ni otro documento identificativo , ha indicado que Loli, en alguna ocasión, también robaba a sus clientes, «como todos los toxicómanos».
Sobre este aspecto, el acusado ha referido que días antes del crimen «había gente que decía que venían buscando a Loli por un robo y diciendo que la tenían que matar».
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