Defensa

Sargento primero Francisco Montero: «La palabra 'discreción' es la clave para servir a la Corona»

Compañía Mar Océano de la Guardia Real

Infantes de Marina que velan por la seguridad y rinden honores a Su Majestad el Rey y la Familia Real. Y más allá, también han luchado contra el covid

El sargento primero Francisco Montero posa al lado del busto de Su Majestad el Rey ubicado en el acuartelamiento El Rey de la Guardia Real. Guardia Real
Verónica Sánchez

Verónica Sánchez

Cádiz/Madrid

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Honor, lealtad, disciplina, discreción, profesionalidad, compañerismo y ciudadanía. Valores que se exigen a un militar para ser Guardia Real y que los miembros de ese cuerpo repasan todas las mañanas. «Puede parecer que son los mismos que para cualquier militar, pero me atrevería a decir que aquí se precisa una dosis especial», asegura el sargento primero Francisco José Montero Bautista, infante de Marina y miembro de la Compañía Mar Océano de la Guardia Real.

Las funciones de esta unidad, tan prestigiosa como desconocida, son «dos de las que están asignadas a la Guardia Real: Proporcionar el servicio de guardia militar y rendir honores a Su Majestad el Rey y a los miembros de su real familia que se determinen, además de prestar análogos servicios a los jefes de Estado extranjeros cuando se ordene», cuenta el sargento primero Montero, que nació hace 44 años en Jerez, pero ha vivido en El Puerto. «Lo hacemos en Madrid principalmente, pero tenemos capacidad de hacerlo en cualquier lugar del territorio nacional», detalla. «Somos una unidad de Infantería de Marina, por lo que estamos adiestrados para integrarnos en cualquier estructura militar de la Armada como una más. De manera extraordinaria también podemos asumir misiones de apoyo a la población civil, como hicimos durante la pandemia. Su Majestad el Rey puso a disposición de la ministra de Defensa las capacidades de la unidad y nos integramos en la operación 'Balmis' de lucha contra el coronavirus», explica este militar.

Los 82 miembros de la Compañía Mar Océano son parte del total de 239 infantes de Marina destinados en la Guardia Real (compuesta por 1.507 militares) y que este 27 de febrero celebran, como el resto de los 'valientes por tierra y por mar' (lema de la Infantería de Marina española) su 486º aniversario.

Honor y orgullo

Hace 25 años que el sargento primero Montero ingresó en la Infantería de Marina más antigua del mundo. Lo hizo como soldado, después ascendió a cabo y cabo primero, tras lo que aprobó la oposición para militar de tropa permanente y después el acceso a la escala de suboficiales. En su mochila, destinos en el Tercio de Armada, el Tercio del Norte y el Cuartel General de la Armada, así como una misión en Afganistán. Para ingresar en la Compañía Mar Océano tuvo que superar una entrevista y un proceso de selección. «Desde entonces tengo el honor de servir en esta compañía, que es la principal representación de la Armada al servicio directo de Su Majestad el Rey», declara.

«No fue una elección plenamente consciente, pues no conocía a fondo la unidad al no haber estado antes destinado, pero sí advertí la importancia que suponía un destino en la Guardia Real por ser una unidad militar al servicio directo de la Corona», cuenta el gaditano. «Me comentaron las misiones y las actividades particulares de la unidad y, obviamente, entraban dentro de las preferencias que buscaba para mi vida profesional. También tuvo mucho peso la posibilidad de hacer cursos de perfeccionamiento y ejercicios tácticos con otras unidades militares y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado».

Los componentes de la Guardia Real reciben formación específica en materias como instrucción policial, tiro con armas, conducción de vehículos, educación física, orden cerrado y comunicaciones. A todo esto se añade, según el tipo de unidad, los cursos de defensa personal, buceo, patrón de embarcaciones, protección de autoridades y policía militar o naval. «En resumen, un currículum militar muy completo, la verdad», narra.

Para él, «ser parte de la gran familia que forma la Guardia Real es un gran honor y un orgullo enorme. En el plano personal es casi indescriptible, pues, aunque he llevado a cabo multitud de actos en mi vida militar, la emoción con la que aquí se viven es totalmente diferente de lo habitual. Además, en los servicios de guardia militar tomas conciencia de la importancia que tiene cada una de tus obligaciones y de la labor imprescindible de la formación y la preparación previa».

En primer plano y justo delante de la embarcación durante un ejercicio táctico, el sargento primero Francisco Montero con algunos componentes de su unidad. Guardia Real

Ningún día es igual al anterior

Explica que sus funciones en la Compañía Mar Océano son muy variadas. «La principal es ejercer como segundo jefe de una sección táctica en apoyo y asesoramiento al teniente jefe de sección. Como secundarias se me confía la instrucción y el adiestramiento en varias materias relacionadas con controles de tráfico, instrucción policial básica, armamento, dirección de las actividades físicas e instrucción de tiro de morteros. Por otro lado, participo como observador de artillería para la Batería Real en las maniobras que lo requieran. También participo en la gestión de compras del material técnico policial de la compañía. Dentro de la Guardia Real soy profesor de los cursos que se imparten en materia de protección de autoridades y en los básicos de seguridad para cuadros de mando y tropa».

Su día a día es, «afortunadamente, muy variado». «Ninguno es igual al anterior. Después de la formación militar de primera hora y la instrucción físico-militar, a la que se da mucha importancia por razones obvias, impartimos clases teóricas y prácticas sobre las materias militares que nos marca el programa de instrucción», declara. «Todo esto se compagina con las actividades institucionales en los palacios reales de Madrid y El Pardo principalmente, las salidas para ejercicios tácticos y maniobras, y las guardias de 24 horas en el Palacio de la Zarzuela».

Cuando le preguntamos por cómo es en el plano personal Felipe VI y la Familia Real, replica cortés. «Me va a permitir que esta pregunta la conteste recitando el primer mandato de nuestro ideario, que lo resume estupendamente: 'El honor de la Guardia Real es servir a nuestro Rey. Lo hacemos con lealtad a la Corona, extremada disciplina y absoluta discreción'. Esta palabra, discreción, es la clave».

Y finaliza con una experiencia personal. «Una imagen que llevaré siempre conmigo, con enorme orgullo, es la imposición de una medalla al Mérito Militar por Su Majestad el Rey Felipe VI en el Palacio Real de Madrid. La emoción de ser una persona importante que me hizo sentir durante unos instantes, cuando me la impuso y me dio la enhorabuena, está grabada con tinta roja en la primera página de mi hoja de servicios».

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