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«La sanidad necesita un cambio, hay que cuidar a los servicios públicos»
Mónica Camacho, médico y pediatra especializada en oncología infantil
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Mónica Camacho es una joven de 29 años que siempre tuvo claro desde niña que quería dedicarse a algo en la vida que pudiese ayudar en cierto modo a los demás. Durante el colegio había una asignatura que le llamaba especialmente la atención y no era otra que la de biología, aunque no fue hasta que llegó a Bachillerato que decidió hacia donde quería enfocar su futuro. Entonces lo tuvo claro, quería ser médico. «A día de hoy con lo que he aprendido durante la carrera y la experiencia laboral que tengo creo que no me equivoqué, porque hago algo con lo que disfruto y que me apasiona», ha querido matizar.
Así fue como Mónica quien no tenía parientes directos en la familia que pertenecieran a la rama de la Medicina decidió convencerse para luchar por un reto tan difícil y exigente. «En mi entorno familiar más próximo no había ningún médico, aunque sí que lo era una tía segunda con la que pude tener una conversación que me gustó mucho. Durante ese verano hice unas prácticas que terminaron por aclararme esa idea que tanto rondaba mi cabeza», añade.
La joven es la segunda de cinco hermanos, nació en Jerez y dice que se siente una privilegiada del lugar en el que ha nacido y en el que se ha criado hasta que se fue a Madrid. Se mudó a la capital de España para estudiar la carrera y desde entonces decidió asentarse allí porque, aunque le encanté su tierra es ahí donde asegura ser muy feliz a nivel profesional.
Actualmente Mónica está especializada en pediatría oncológica donde ejerce su profesión. Cuenta que fue en el cuarto curso de universidad que tuvo claro hacia donde se iba a orientar. «Cuando estudias Medicina estás durante 6 años rotando por diferentes áreas. Yo había estudiado en la Facultad de la Autónoma que pertenece al Hospital Universitario La Paz y en ese tiempo descubrí que lo que más me apasionaba era la pediatría. Coincidí con muy buenos pediatras que me transmitieron su vocación y experiencia. Dentro de la medicina además es una especialidad muy amplia. Es como medicina interna enfocada a los niños», aclara.
Explica Mónica que desde fuera puede parecer que trabajar como médico con niños genera mayor sensibilidad o fragilidad, pero dice que para ella no le supone un añadido. «Para mí es mi trabajo, a mí me gustan mucho los niños, me gusta trabajar con ellos, me gusta tratar con los padres y las familias. De momento lo disfruto mucho, no creo que tengas que tener una sensibilidad especial, es simplemente que te guste. Además, es importante ser empático con los padres y entender su preocupación donde muchas veces el papel de un pediatra es quitarle hierro al asunto, tranquilizar y que los progenitores se vayan más calmados, siempre sabiendo lo que estás haciendo. Se trata de poner en primer lugar al niño y su bienestar», argumenta la joven
Recientemente nuestra protagonista ha empezado a trabajar en la sanidad privada, pero ha querido recordar como fueron sus comienzos en la pública y las dificultades que allí se encontró. «Estuve durante cuatro años en el Hospital Doce de Octubre en Madrid y ahora que estoy en uno privado me doy cuenta de los problemas de gestión que existen en los públicos. Al hacer el cambio he podido apreciar los inconvenientes que hay. Nos encontramos con mucha precariedad laboral, existe un gran número de contratos que son temporales, de dos o tres meses con unos sueldos ridículos después de 10 años de carrera con prácticas formativas. Es duro que al final las posibilidades de trabajar en lo que quieras sean limitarse a ocupar guardias sin un contrato real por decirlo de algún modo, porque un contrato de este tipo no cotiza igual en la Seguridad Social. Estaría bien que se revisaran las condiciones laborales de la sanidad pública y se redujesen las contrataciones temporales», manifiesta la doctora. Mónica añade que contamos con unos profesionales excelentes, tenemos un gran sistema sanitario, pero es muy caro para el Estado y muchas veces la gestión de los recursos quizás no sea la idónea lo que provoca que el personal algunas veces esta maltratado. «No sé cuál es la solución, pero tampoco me parece que esta sea favorecer a la sanidad privada que es verdad que funciona muy bien y descongestiona mucho a los hospitales públicos, pero no es solamente eso lo que hay que hacer. Hay que intentar cuidar la los servicios públicos», insiste con gran inteligencia a pesar de su juventud. Lo que si se atreve a decir es que un cambio muy necesario son las guardias de 24 horas que hacen los médicos, tanto por ellos como por los pacientes porque no es lo mismo atender después de 8 horas que atender a alguien cuando llevas 23 horas de trabajo seguidas.
Durante estos días la pediatra se encuentra en su provincia, el lugar en el que encuentra la desconexión del bullicio de la capital y en el sitio que más disfruta de las vacaciones. «Me encanta volver a casa porque soy una persona muy familiar y aquí es donde tengo gran parte de ella, entre los que están mis padres». Nos cuenta que durante este descanso laboral le gusta mucho ir a la playa, hacer deporte, especialmente jugar al pádel con sus hermanos y amigos, salir a cenar disfrutando de la gastronomía gaditana y sus tapitas, pero lo que no le falta es un buen libro en la mesita de noche porque se ha declarado como una gran aficionada a la lectura, especialmente disfruta con novelas históricas. La familia de nuestra protagonista es muy aventurera e inquieta, les encanta irse a disfrutar de los rincones que ofrece el rincón gaditano. «Cuando venimos nos encanta hacer algún senderismo por las maravillosas rutas que tenemos entre los pueblos de la sierra. Otra de las cosas que he empezado a apreciar recientemente es irme a Cádiz capital y recorrer sus callejuelas sin rumbo para llegar a su paseo marítimo y disfrutar de esa luz especial que tiene la ciudad», asegura con un tono melancólico.
Hoy hemos podido conocer más a fondo a una persona que a pesar de su juventud tiene muy claros cuales son sus valores, sus prioridades, sus ideales y sus objetivos, donde no titubea para lograrlos y que sabe que la clave está en el esfuerzo, algo que le ha acompañado en todos sus caminos. Esta jerezana que con humildad evita hablar de sus logros obtuvo grandes resultados en selectividad y en el MIR lo que le ayudó a poder elegir eso que tanto anhelaba.
Mónica, un ejemplo de constancia, de personalidad, divertida y con una gran capacidad para aprovechar los momentos, esos que no pierde cuando vuelve a casa. En su niñez pasaba los veranos en Sotogrande, rincón gaditano del que guarda buenos recuerdos y grandes amigas, aunque dice que para ir a la playa mejor en Zahara. Ahora veranea en El Puerto, aunque asegura que le gusta disfrutar de la provincia de Cádiz en temporada baja, sin gente y con el gran clima que suele encontrar. Por ahora no piensa en volver… pero quien sabe…