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La «tranquilidad» entre disparos: la «familia» del Club de Tiro Olímpico Isla de León

Los socios del club de Tiro Olímpico Isla de León se «relajan» a la vez que aumentan su capacidad de concentración y atención

Galería de tiro de La Isla Pepe Ortega
Pepe Ortega

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San Fernando

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En la galería de tiro de San Fernando, los estruendos de los disparos y la tranquilidad no son polos opuestos. Tú, la pistola y la diana. No hay más, y no tiene que haberlo. Poner un ápice de atención en algo fuera de ese triángulo lo estropea todo. Durante los segundos en los que el brazo se alza en suspenso, nada se mueve. Apuntar, concentrarse en el blanco, mantener el cuerpo inmóvil y que solo se articule el músculo flexor del dedo índice para presionar suavemente el gatillo. «¡Pum!». Al blanco.

Eduardo Garrido se coloca sus gafas especiales de tiro, guarda la otra mano en el bolsillo y apunta a la diana. Él es el actual campeón de España de Pistola Libre en la categoría Veterano Senior, entre 64 y 71 años, y pertenece a la «familia» del Club de Tiro Olímpico Isla de León, donde tres días por semana pasan las tardes entre amigos y los problemas se olvidan. «Aquí, normalmente, tengas el problema que tengas, una vez que llegas, preparas todo el material, te concentras y pones la música, te olvidas», explica.

En el tiro se «compite contra uno mismo» y es un reflejo de la propia vida, como estés más pendiente de lo que haga el vecino, el tiro te sale por la culata. «El disparo depende de lo que tú hagas. Tú vas a ganarte a ti, es una forma de superación. Y si estás pendiente de los puntos que lleva el de al lado o si se le ha ido el tiro... tienes que estar concentrado al 100%», afirma Francisco Ghersi, presidente del Club de Tiro Olímpico Isla de León, fundado en 1992 como «consecuencia de las desapariciones de las antiguas federaciones provinciales de Tiro Olímpico».

«A mí me aporta tranquilidad. ¿A mí me habéis visto alguna vez enfadado?», pregunta Francisco Ghersi al resto de socios presentes, que niegan con la cabeza. La práctica de este deporte, que forma parte de los Juegos Olímpicos desde su primera edición, celebrada en Atenas en 1896, genera beneficios mentales y emocionales que se aplican a la vida diaria. «En otros países, es un deporte asociado a la mejora del aprendizaje de los chavales en el colegio porque incrementa la atención, la concentración y disminuye el nerviosismo», explica el presidente, quien insiste en que «los buenos estudiantes son buenos tiradores y, al revés, los buenos tiradores suelen ser mejores estudiantes». Sin embargo, la falta de jóvenes en el club es una de las asignaturas pendientes. A pesar de haber intentado en varias ocasiones promover el tiro en los colegios de San Fernando, se han topado con una barrera en forma de prejuicio.

«Un socio lo propuso en el AMPA del colegio y un padre le dijo: 'aquí no van a venir a enseñarle a matar a mi hijo'. Ese es el pensamiento que se tiene del tiro olímpico en la calle. Nosotros no vamos a enseñarle a matar a nadie, aquí lo que enseñamos es a concentrarse para conseguir un éxito deportivo«, lamenta Francisco Ghersi. Actualmente, el club cuenta con 52 socios, la gran mayoría de ellos adultos y personas mayores, de los cuales solo hay dos mujeres. Consuelo Delgado es una de ellas. «A mí me encantaría que vinieran más mujeres», desea la tiradora.

La familia recuerda viejas batallas mientras, cada 45 segundos, resuenan de fondo los disparos de una carabina de aire comprimido. Sin embargo, a nadie le sorprende ni rompen la paz que respiran en la galería de tiro de La Isla.

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