SAN FERNANDO
Magic José, la ilusión isleña que pasa fronteras
El mago isleño José Camacho representará a España en el Campeonato de Europa de Magia.
«A triunfar». Siempre es el mismo mensaje. José Camacho 'Magic José' respira aliviado en el camerino cuando ve que su móvil se ilumina con ese Whatsapp de 'Mamá'. Forma parte de ese tipo de cosas que no sabemos por qué, pero nos da tranquilidad. Y tampoco hace falta buscarle una respuesta. «¿Por qué trabajas en lo que trabajas? ¿Por qué estas con tu pareja? En el momento que hay una respuesta para este tipo de preguntas, se rompen y pierden el sentido. Yo creo que hay un momento en la vida en el que piensas: «no sé explicarlo pero me hace sentir guay». Ahí empieza la magia«. Él responde con un selfie. No tiene tiempo para escribir, está a pocos minutos de salir al escenario. No sabe cómo será el público: si estará receptivo, con predisposición para dejarse sorprender o con ganas de retarle. El mes que viene estará en frente uno de los más complicados: 2.000 magos profesionales llenarán las butacas del Campeonato de Europa de Magia, que se celebrará en Italia.
José Camacho tiene ese desparpajo y arte que hace falta para subirse a un escenario sin necesidad de tener bromas o gags anotados en un guion. «Toda mi familia dice que me viene solo, de mi abuelo Pepe», recuerda. Él fue quien le sembró la semilla de la magia y de quien, sin darse cuenta, adoptó ese ingenio y descaro. «Era llegar a su casa y que me hiciera los típicos truquillos y acertijos. Me encantaba». El gusanillo de la magia crecía poco a poco. Cada vez que iba al circo con su padre, las ganas por dedicarse al mundo del espectáculo aumentaban. «Mi sueño es ser mimo del circo del Sol», afirma entre risas. La magia llegó a su vida a través de un libro cuando tenía 17 años: Cartomagia Fundamental, de Vicente Canuto.
Algo no ha cambiado desde su primer show fue en El Liceo y el último que ha dado en el Sugar Café, un local que tiene una programación de actuaciones en San Fernando: en los dos improvisó. «Mi monólogo y mis bromas parten del público y del juego que me den. Si voy con un guion, desperdicias mil oportunidades de interactuar con el público», expresa. Este, precisamente, va a ser una de las barreras que se encuentre en el Campeonato Europeo de Magia: el idioma y el sentido del humor. «Intenté traducir el juego que voy a llevar al europeo para enviarlo a un casting de un programa americano y me he dado cuenta que dos bromas que hago al principio no tienen traducción. Estoy trabajando para ver cómo lo cambio y suelto ese desparpajo y esa improvisación allí, que es un ambiente hostil». La organización del campeonato, que se celebra del 23 al 27 de mayo, no costea los gastos, por lo que José y el resto de representantes españoles van a hacer dos shows para recaudar fondos. Uno en Madrid y otro en Barcelona. La inscripción al campeonato roza los 400 euros, a lo que hay que sumarle el avión y el hotel.
José Camacho es por las tardes y noches 'Magic José' y por las mañanas profesor de secundaria de Matemáticas y biología. «Intento que mis alumnos diferencien bastante el José mago del José docente», afirma. Sin embargo, hay aspectos de su show que se pueden extrapolar a su aula. «En el escenario yo controlo la motivación y la expectación. Puedo hacer bajar o subir, según lo que quiera, esa curva de motivación. Y yo lo aplico también a la educación». Una de las preocupaciones del mago radica en los jóvenes y en su percepción de la cultura.
«Un chaval joven que me va a ver a mí cuando yo la tenga que pasar canutas, no me vale que valore según las visualizaciones que tenga», explica. Las redes sociales, la inmediatez y el algoritmo también han afectado a este tipo de shows. «Yo en el escenario tengo que ir contrario al algoritmo: no me puedo adaptar a lo que él quiere ver; él ha venido a verme y tenemos que irnos juntos a buscar el algoritmo. Y para eso tienen que venir con la actitud de querer dejarse sorprender«. La cultura tan arraigada en el mundo de la magia del »a ver si lo pillo« no funciona con su espectáculo. »A mí no me vas a pillar porque yo no hago nada para los ojos del público. Son ellos los que barajan las cartas y hacen todo«, razona.
Sentarse y dejarse llevar. «Da miedo que un mago te dé coba y eso es porque venimos con la actitud de reto. Mi función es acompañarte a un lugar donde te sientas bien», concluye. Disfrutar con la misma predisposición de quien paga por montarse en una montaña rusa, donde solo levantas los brazos y no te haces demasiadas preguntas ni quieres controlarlo todo.