San Fernando

La desesperación de un padre: «No puedo pagar 600 euros para que mi hija reciba las ayudas que necesita»

Cristina vive desde que tiene un año con una parálisis cerebral y dejará de recibir las prestaciones económicas «necesarias» para poder seguir acudiendo a su centro privado que es «muy importante para ella»

Cristina da un paseo por la calle L.V

Jesús Mejías

Fernando está «con depresión y ansiedad». Su hija Cristina, quien ha cumplido ya los 22 años de edad, vive con una parálisis cerebral desde que tenía un año debido a una «negligencia médica en la que se pasaron con la anestesia» en una operación para reconstruir la campanilla. La joven de San Fernando estuvo asistiendo al colegio público Padre José Casal Carrillo hasta los 15 años, y durante los últimos años su centro fue Afanas en La Isla. Ahora, según denuncia su padre, por la Ley de Dependencia en Andalucía, su hija no podrá seguir con la ayuda que le daban para el citado centro y que es «muy importante para ella» debido a que tiene un coste mensual de «unos 600 euros» y «yo tengo una pensión cortita y no puedo hacer frente».

«Yo he escrito a varias personas, pero como nadie me hace caso, he decidido hacerlo público, a ver si algunos padres se ven identificados conmigo y a ver si podemos hacer una piña, un grupo y poder cambiar esta ley», señala para La Voz el progenitor.

Cristina ha acudido a Afanas en los últimos años, «pero ahora le quitan las ayudas de la Ley de la Dependencia y el 25% de subvención», por lo que sus padres tendrían un gasto mensual de «unos 600 euros».

Impotencia es la palabra que define el sentimiento de Fernando. «Yo tengo una pensión cortita y no puedo costear que mi hija esté ahí porque no llegamos a final de mes», señala, y agrega que «es una pena que con niños así las personas que tengan dinero puedan cuidar a sus hijos y las personas pobres como yo la tengan que tener en casa».

¿Por qué es importante para su hija seguir acudiendo al centro? «Allí tiene a sus compañeros, le dan un dependencias», ya que «por les ejemplo les dicen: hoy vamos a hacer una tortilla», y «a cada uno le encargan una función, como comprar las patatas, los huevos… le van enseñando para que se vaya independizando». Además «allí tiene a su fisioterapeuta, que siempre hace su trabajo con ella en las piernas y brazos».

«Nosotros, cuando era pequeña nos hemos dejado mucho dinero para que tenga la mejor vida posible», cuenta su padre. «Ella es muy buena, tiene un psicólogo y un logopeda. Lleva allí desde los quince años y apartarla puede ocasionarla un trauma».

Cristina no precisa una silla de ruedas para desplazarse, pero sí tiene que ir agarrada de una persona para poder andar. «Me da pánico el suelo, tuvo una caída y perdió las dos paletas. Tiene que ir agarrada de mí, no puede ir sola».

La diferencia entre su anterior centro, el colegio público Padre José Casal Carrillo, y Afanas es que «en el otro solo había un maestro y un monitor, más no podían tener», pero «aquí es un colegio de educación especial, por ejemplo tienen un monitor que las llevan al baño por si se ponen con la regla», y cuenta que «mi hija dice que tiene que hacer pipí, pero a lo mejor es otra cosa».

Fernando afirma que Cristina «se aburre mucho en casa y ya lo que hace es que se enfurece y vuelve a lo que es. Tiene cuerpo de 22 años, pero tiene mentalidad de dos o tres años, lo quiere todo por la fuerza, nosotros intentamos sacarla para que no se acople en casa, pero nadie nos ayuda».

Para su padre «ya no es solo el dinero, que tampoco puedo», porque «si me tengo que comer un huevo todos los días a mí me da igual, lo que quiero es su felicidad», pero «esto ya es discriminación».

«Deberían ser los derechos iguales para todos, yo no me niego a pagar unos 300 euros al mes, pero es que son 600 euros», asegura Fernando. «Estás discriminada, porque si tú no tienes dinero, aquí no puedes estar».

«No puedo pagar 600 euros para que mi hija reciba las ayudas que necesita».

Cuenta que «he escrito a la Junta de Andalucía y me mandaron un mensaje para que llamara a un teléfono que cuando llamo me dicen que no existe», y su desesperación por ayudar a su hija ha llegado al punto de escribir incluso a la Reina.

¿Podría continuar Cristina en Afanas si no recibe una ayuda? «Lo veo difícil, va a ser más duro para nosotros que para ella, a mí mi hija no me molesta. Mi hija tiene pasión por el colegio, ella se va y parece que va de excursión, me da un abrazo fuerte y cuando vuelve parece que lleva dos semanas sin verme, ella está allí super contenta».

«Me gustaría que mi hija fuera…», comienza su alegato final Fernando, pero la emoción y la rabia que siente como padre le hacen detenerse. «Esto me tiene a mí con una ansiedad y depresión que no veas, porque es muy duro ver que tu hijo no entra y otros sí».

«Yo entiendo que habrá padres peores que yo, que no tenga casi ni para comer, yo estoy en mi situación, yo lucho por mí, ojalá yo supiera la situación de otras personas, juntarnos y poder cambiar la ley. Me da pena que ella no pueda ir porque yo no tenga dinero bastante«, concluye.

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